Hola, ¿cómo estás?

Seguro tenés un hijo, un nieto, un sobrino o un primo adolescente. También estoy seguro de que conocés algún niño o adolescente que ves seguido en la calle, en el barrio, y sobre el que a veces te preguntás cómo será su vida.

Por eso estoy convencido de que lo que te voy a contar hoy te va a interesar.

En realidad, yo no te voy a contar nada, lo que voy a hacer es hablarte de dos entrevistas que hicimos en los últimos días y que me parecieron reveladoras.

Para hacertela más fácil, voy a listar las frases que me dejaron pensando.

Antes, te cuento quiénes son las dos mujeres con las que conversamos:

  • Paula Querido es licenciada en Ciencias de la Educación, coordinadora de los Consejos de niñas y niños del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y directora de la Asociación Francesco Tonucci en Argentina.
  • Marisa Graham es abogada, profesora de la UBA y está al frente de la Defensoría de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.

Arranquemos con Paula y decime si no te pasa como a mí, que enseguida empecé a pensar en los niños de mi familia:

Sobre el miedo a dejar que los chicos jueguen en lugares públicos y el acceso a celulares y tablets a edades muy tempranas:

  • “El miedo que tienen muchas familias a dejarlos salir a la calle a jugar genera un ecosistema que hace que los chicos estén cada vez más encerrados, cada vez más expuestos a la soledad de un teléfono, de un dispositivo. Tenemos que problematizar esos miedos a las calles reales y dimensionar los peligros de las calles virtuales“.
  • “Estamos viviendo la desaparición de la niñez del espacio público porque los adultos los sometemos al encierro. Sin dudas esto ocurre por el miedo a la calle ahora entrelazado con la exposición precoz a las pantallas. Es una tendencia que incluso la vemos en provincias o en ciudades pequeñas. Incluso sin que la inseguridad haya crecido en una proporción coherente con el nivel de encierro que en ese mismo tiempo se somete a la niñez”.
  • “Cuando un ser humano nace, su manera de conocer y de habitar el mundo es a través del juego. No es ninguna novedad que en los primeros años de la vida ocurre todo lo más importante. Y todo eso ocurre a través del juego. Y es ese juego libre, como modo de habitar el mundo, el que vemos en peligro de extinción, que no es el juego institucionalizado, reglado. Los chicos nos dicen ‘queremos jugar sin coordinadores’. Sin embargo, y pese a que los educadores, psicólogos y pediatras sabemos de la importancia del juego, el juego está en peligro de extinción”.
  • “Los propios médicos nos dicen: ‘Necesitamos que los chicos salgan a jugar’. Y sí… necesitamos que vuelvan cansados, sucios y con secretos. Eso es salud. También nos han dicho cómo ha cambiado el tipo de derivaciones que suelen hacer los pediatras. Antes lo más habitual era derivar a fonoaudiólogos o a psicomotricistas por alguna cuestión. Pero hoy se empieza a ver cómo ganó terreno todo lo que es salud mental, la psiquiatría”.

Ella es Paula:

Si querés leer la conversación completa que tuvo con David Flier, podés entrar a este link.

Ahora pasemos a las definiciones más interesantes de Marisa Graham.

Ella nos habló mucho de cómo la desigualdad en la que crece un niño puede marcar su vida. Esto lo que a mí me pareció más revelador:

  • “El problema en la Argentina no es solo la pobreza que ya de por sí se sufre mucho, sobre todo las y los adolescentes, que son los primeros en resignar el colchón, para que duerma el abuelo, o el plato de comida, para que coma el hermanito. El gran problema de la Argentina es la desigualdad. El quintil que más gana tendrá niñas y niños con mejores oportunidades y que no tendrán el mismo punto de partida que los del quintil que menos gana. Ellos serán los que están muy en el fondo. El problema que nosotros tenemos ahora es cómo acortar esas brechas y poder decir: ’No, mire, no es que este niño o esta niña no ha hecho los méritos suficientes para tener la misma calificación que este otro o esta otra. Simplemente que partió de más atrás’”.
  • “Antes directamente no se hablaba de la niñez o de la adolescencia como se habla ahora. Pero la niñez pobre es todavía más invisible. Y cuando se convierten en preadolescentes o adolescentes dejan de ser invisibles, pero pasan a ser peligrosos. La niñez pobre en general es un peligro latente. Está esta idea de que una nena o un nene de 10 años no es peligroso, pero va a llegar a serlo casi inevitablemente. Es como que hay un sino trágico. Va a terminar robando, va a terminar delinquiendo, lo cual no es verdad».
  • “Si hablamos en términos de derechos concretos de los niños y adolescentes, yo creo que estamos en un momento de retroceso. Fíjate lo que está pasando con la idea de bajar la edad de imputabilidad. Esta idea de bajar la edad estigmatiza absolutamente. En los años 90 hubo una idea de bajar la edad a los 12 años y fue una corriente en América Latina, a punto tal que la mayoría de los países de nuestra región la bajaron a los 12 años. Fue hace tres décadas y siguen teniendo índices de criminalidad muchísimo más altos que los nuestros“.
  • “Hay un estudio de Unicef maravilloso que toma a chicos y chicas de 12 a 17 años que concluye que el 0,45 % de esa franja etaria está implicado en alguna causa. Implicado en una causa, es decir que no han sido condenados. Si vos lo leés al revés, en vez de hablar del 0,45%, hablemos del 99,5% que está haciendo otras cosas. Está yendo a la escuela, está tratando de vivir como puede».
  • “Con el chico o chica que está incumpliendo la norma con mayor o menor gravedad la respuesta no puede ser cero, que vuelva a su casa lo más tranquilo y contento. Primero, porque a veces en su casa está el problema. Y si quiero que vuelva, porque él quiere volver y tiene una familia que está dispuesta a recibirlo, hay que acompañar a esa familia para que pueda contenerlo”.

Ella es Marisa:

Si querés leer la conversación completa que tuvo con Lorena Oliva, podés entrar a este link.

Eso es todo por hoy. Espero que te haya interesado tanto como a mí.

Te mando un abrazo. Saludos,

Javier