Monument to Duke de Richelieu in Odessa, Ukraine
Grosby

La excavación en el centro de Odesa ha revelado que los muros de una antigua batería costera, hallados junto al acantilado original, contenían materiales incrustados del siglo V a. C., lo que sugiere que el puerto ya era un asentamiento griego mucho antes de la llegada de los otomanos y los rusos.

Este hallazgo, que conecta la historia de la ciudad con sus raíces más remotas, se suma a una serie de descubrimientos recientes que, según la información difundida por los equipos arqueológicos, ilustran la compleja y cosmopolita trayectoria de la urbe portuaria del Mar Negro.

Investigadores de la Universidad Pedagógica Nacional del Sur de Ucrania y el Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias confirman que, por un lado, la localización de vestigios de la fortaleza genovesa del siglo XIV, conocida como castillo de Ginestra; por otro, la identificación de los restos del Castillo de Hadzhibey, cuya ubicación exacta había sido motivo de debate durante casi dos siglos.

as excavaciones se realizaron junto a una estatua de bronce del duque de Richelieu, quien transformó Odesa a principios del siglo XIX (Cortesía de la Universidad Pedagógica Nacional del Sur de Ucrania)

El primer hallazgo, el del castillo de Ginestra, arroja luz sobre la influencia de la República de Génova en la región. Desde el siglo XI, Génova consolidó su poderío naval y comercial, estableciendo una red de enclaves estratégicos en el Mar Negro, entre ellos la colonia de Gazaria en la actual Crimea, que mantuvo desde el siglo XIII hasta finales del siglo XV. Los restos de la fortaleza genovesa aparecieron en la plaza situada en lo alto de la Escalera Potemkin, un lugar emblemático inmortalizado en el filme El acorazado Potemkin (1925).

Esta zona, además, alberga la estatua de bronce del duque de Richelieu, quien, designado gobernador por el zar Alejandro I a comienzos del siglo XIX, impulsó la transformación de Odesa de una aldea a una ciudad moderna.

El segundo descubrimiento, centrado en el Castillo de Hadzhibey, ha resuelto una incógnita histórica que inquietaba a los arqueólogos locales. Tras la conquista otomana de la región en 1480, la fortaleza fue reconstruida y se convirtió en escenario de disputas entre los imperios ruso y otomano.

Escena de la escalera en

En 1789, durante la guerra ruso-turca, las tropas rusas destruyeron el castillo y reutilizaron sus materiales para nuevas construcciones. La falta de restos visibles y de documentación cartográfica o escrita del siglo XIX había dificultado la localización precisa del sitio, lo que alimentó la controversia durante generaciones.

La excavación permitió identificar los muros frontal y lateral de la batería costera que unía el castillo con la línea de costa. Su posición, próxima al antiguo acantilado, ofrecía a sus ocupantes una ventaja estratégica sobre el puerto de Odesa. El yacimiento contenía carpintería desmontada, capiteles de época otomana y escombros del siglo XVIII, todos ellos testigos materiales de la destrucción del castillo.

Los arqueólogos comprobaron que la disposición de los restos coincidía con el último diagrama conocido de la fortaleza, elaborado en la década de 1760. No obstante, el análisis de los materiales reveló que el muro de la batería era anterior a la presencia rusa y otomana, ya que incluía fragmentos del siglo V a. C., lo que remite a la existencia de un asentamiento griego en la zona.

La sección en rojo corresponde a la zona del Castillo de Hadzhibey en Odesa (Cortesía de la Universidad Pedagógica Nacional del Sur de Ucrania)

Los intentos más recientes de localizar el Castillo de Hadzhibey se remontan a 2021, cuando los investigadores recurrieron a un georradar para examinar el subsuelo del centro de Odesa. Los resultados obtenidos entonces indicaban que la búsqueda avanzaba en la dirección correcta, pero la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia interrumpió los trabajos hasta junio de este año. La reanudación de las excavaciones ha permitido finalmente desvelar la ubicación y la historia de una de las fortificaciones más enigmáticas de la ciudad.

La superposición de capas históricas en el yacimiento, desde la presencia griega hasta la destrucción otomana y rusa, ofrece una visión única de la evolución de Odesa como enclave estratégico y crisol de culturas. La plaza donde se hallaron los restos, junto a la Escalera Potemkin y la estatua del duque de Richelieu, se confirma así como un punto neurálgico en la memoria urbana, donde convergen los vestigios de fortalezas medievales, colonias comerciales y episodios bélicos que han marcado el destino de la ciudad.