El banco de inversión Morgan Stanley publicó el 2 de septiembre de 2025 un informe titulado “Apuesta alcista por la Argentina hacia la temporada electoral” (Long Argentina into the Election Season). El documento examinó los riesgos y las oportunidades de los activos argentinos frente al calendario electoral y evaluó cómo los resultados de las próximas elecciones podían modificar la dinámica de los bonos y de las acciones.
El texto advirtió: “La valuación actual del mercado implica, en nuestra opinión, una probabilidad excesiva de un resultado adverso.” Con esa frase, los analistas explicaron que los precios de los activos reflejaban demasiado pesimismo y que, por lo tanto, ofrecían espacio para un repunte si se confirmaba la continuidad de las reformas.
Reformas y política
Según el reporte, el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA) podía ampliar su representación legislativa porque defendía pocas bancas en juego. Los analistas calcularon que el bloque podía pasar de 39 a 86 diputados, cifra suficiente para sostener un eventual veto presidencial. Aunque el Senado ofrecía menos chances de crecimiento, la elección de la provincia de Buenos Aires y las legislativas nacionales de octubre aparecían como el verdadero termómetro del rumbo político.
El documento afirmó: “Después de las elecciones de medio término, sospechamos que los ajustes al plan de estabilización macro son probables, en particular una reducción de la restricción monetaria y un marco que permita la acumulación de reservas de divisas.” Con ese diagnóstico, Morgan Stanley subrayó que el proceso electoral podía abrir la puerta a un cambio en la política monetaria y a un esquema más favorable para reforzar las reservas internacionales.
La entidad agregó que las reformas laborales, tributarias y previsionales integraban la agenda del gobierno. El banco entendió que un avance en esas áreas reforzaba la credibilidad de la estabilización y generaba mejores condiciones para los inversores.
El test de la Provincia de Buenos Aires
El informe destacó que el 7 de septiembre se realizaría la elección legislativa en la provincia de Buenos Aires, que concentra el 38% del padrón. En ese distrito, el peronismo se imponía históricamente, aunque en la elección presidencial de 2023 el oficialismo perdió por apenas 1,5 puntos, antes de lograr una victoria de 10 puntos en el total nacional. Para Morgan Stanley, un resultado ajustado en PBA podía anticipar una victoria de LLA en las legislativas nacionales de octubre.
Los analistas escribieron: “Si los mercados leen el resultado de la provincia de Buenos Aires como favorable a la continuidad de la política, el gobierno podría relajar la actual restricción monetaria. Un resultado que pusiera en duda el respaldo a la continuidad de la política en octubre podría traducirse en presiones cambiarias e incluso en una política monetaria más dura.”
Esa definición colocó a la elección provincial en el centro de la estrategia de inversión. Según el banco, un desenlace favorable en PBA podía funcionar como catalizador para un rally en los activos argentinos.
Estrategia en bonos
El informe explicó que los bonos argentinos habían quedado rezagados frente a sus pares emergentes. Mientras el índice de high yield de países en desarrollo subía cerca de 9% en 2025, los títulos de la Argentina apenas avanzaban 0,4%. Los analistas describieron una primera etapa de debilidad previa al acuerdo con el FMI, una recuperación posterior y un retroceso desde mediados de junio vinculado a la volatilidad cambiaria.
Morgan Stanley sostuvo que esa corrección ofrecía un punto de entrada. Recomendó sumar exposición de manera paulatina y con posiciones moderadas, con preferencia por los bonos en dólares de más largo plazo, en particular el ARGENT 41.
En su escenario base, la entidad proyectó que los rendimientos de la deuda bajarían por debajo de 10% hacia fin de 2025. El informe señaló: “Eso implica aproximadamente 11 puntos de suba de precio o un retorno total de alrededor del 20% hacia fin de año.”
El banco también planteó escenarios alternativos. En uno optimista, describió un ciclo virtuoso con spreads similares a los observados durante la administración Macri. En uno adverso, previó caídas de al menos 10 puntos en los precios de los bonos. Y en uno severo, ubicó los valores en torno de 30 a 31 dólares, reflejando un financiamiento externo más incierto.
Acciones y valuaciones
El documento incluyó recomendaciones específicas en el mercado accionario. Morgan Stanley mantuvo una postura Overweight sobre las acciones argentinas dentro de su portafolio latinoamericano y seleccionó tres compañías: Banco Galicia, Vista Energy y Loma Negra. Estos papeles representaban 3 puntos porcentuales en la cartera modelo para la región.
Los estrategas justificaron esa elección por la valuación relativa. Señalaron que la bolsa argentina cotizaba a 7,9 veces la ganancia proyectada, con un descuento frente a Chile, Brasil y México. También indicaron que las acciones locales habían caído 25% en dólares en lo que iba de 2025 y que la mitad de esa baja se explicaba por el tipo de cambio.
Según Morgan Stanley, un proceso de liberalización cambiaria sumado a reformas laborales y fiscales podía impulsar un rebote en la renta variable. La entidad advirtió, sin embargo, que era clave dimensionar los riesgos y utilizar mecanismos de stop loss para limitar eventuales pérdidas.
Riesgos y juicios legales
El informe dedicó un apartado a los riesgos. Subrayó la necesidad de financiamiento externo elevado, en línea con las proyecciones del FMI, que estimaban un aumento de la deuda argentina hasta 352.000 millones de dólares en 2030. También recordó la relevancia de los juicios internacionales.
Uno de los casos más importantes es la demanda por la expropiación de YPF, con una condena de 16.100 millones de dólares en un tribunal de Nueva York. La audiencia en la Corte de Apelaciones estaba prevista para octubre de 2025. A esto se sumaba la sentencia definitiva sobre los warrants del PBI en euros, que estableció un pago de 1.520 millones de euros correspondiente a 2013.
Morgan Stanley señaló que el gobierno debía resolver esos compromisos con desembolsos de efectivo o con emisiones de nueva deuda, como sucedió con el acuerdo con Repsol en 2015.