La percepción del color, una cuestión que intrigó a filósofos y científicos durante siglos, fue reformulada gracias a los avances de la neurociencia moderna. Un reciente estudio, publicado en la revista Current Biology, aporta evidencia de que los cerebros humanos procesan los colores de manera notablemente similar entre distintas personas. Este hallazgo desafía ideas anteriores y sugiere que la experiencia visual vinculada al color podría ser mucho más universal de lo que imaginábamos, con implicancias relevantes para el estudio de la mente y la conciencia.
La investigación examinó la manera en la que diferentes individuos representan los colores en sus cerebros. Los neurocientíficos Andreas Bartels y Michael Bannert, de la Universidad de Tubinga y el Instituto Max Planck en Alemania, diseñaron un experimento que involucró a quince participantes.
Se utilizó tecnología de imágenes por resonancia magnética funcional para registrar la actividad cerebral de los voluntarios mientras observaban una secuencia de colores variados. A partir de los datos recolectados, los investigadores produjeron mapas detallados que demostraban cómo cada tono se codificaba dentro del cerebro de cada individuo.
La innovación principal del estudio consistió en utilizar un programa de inteligencia artificial llamadoclasificador lineal. Primero, este sistema “aprendió” a reconocer los patrones de actividad en el cerebro de varias personas mientras miraban distintos colores. Luego, los científicos comprobaron si el programa era capaz de adivinar qué color estaba viendo otra persona, simplemente observando cómo se activaba su cerebro.En la mayoría de los casos, el sistema acertó con el color, lo que indica que distintos cerebros humanos manejan el color de una forma muy parecida.
No obstante, la investigación también reveló diferencias interesantes. A pesar de la semejanza general en la codificación de los colores, se detectaron matices sutiles al comparar la activación cerebral entre individuos. Dentro de la corteza visual, distintas áreas se activaron en respuesta a diferentes colores y ciertas neuronas mostraron una mayor sensibilidad ante tonos muy específicos. Estas diferencias, lejos de ser aleatorias, se repitieron de manera constante entre todos los participantes, lo que apunta a la existencia de una base neurológica común que gobierna la percepción cromática, a la vez que permite cierta diversidad individual.
Andreas Bartels subrayó la relevancia del hallazgo afirmando: “Ahora sabemos que cuando ves rojo, verde o cualquier color, tu cerebro se activa de forma muy similar a como lo hace el mío”. Por su parte, Michael Bannert destacó que “existen puntos en común en la forma en que los diferentes cerebros codifican el color y estos tienen algo que ver con la forma en que nuestros cerebros representan el espacio visual”. Este tipo de declaraciones refuerza la idea de una estructura cerebral compartida para la percepción visual, aunque existan matices personales.
Implicancias científicas y campos de impacto
La respuesta de la comunidad científica internacional no se hizo esperar. Jenny Bosten, especialista en visión del color de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, calificó como impactante el descubrimiento de que ciertas células cerebrales muestran sesgo hacia colores específicos.
Para Bosten, este resultado pone en tela de juicio los modelos actualmente aceptados sobre el procesamiento del color en la corteza visual y abre nuevas preguntas sobre la organización neuronal de la percepción cromática. El hallazgo no solo desafía teorías previas, sino que podría inspirar líneas de investigación más profundas sobre la relación entre la biología cerebral y la experiencia subjetiva del color.
El debate sobre si las personas ven los colores de igual manera fue recurrente en la historia de la ciencia y la filosofía. Este nuevo avance aporta evidencia concreta a favor de la universalidad de la percepción del color, gracias a la combinación de sofisticadas técnicas de neuroimagen con algoritmos de inteligencia artificial. La identificación de patrones comunes y matices en la corteza visual profundiza la comprensión científica y ofrece nuevas perspectivas para explorar cómo se construye la experiencia sensorial humana.
Si trabajos futuros confirman estos resultados, podrían transformar la forma en la que la ciencia comprende la codificación de los colores en el cerebro humano. Esta investigación fortalece la idea de que la percepción visual, al menos en lo relativo al color, es mucho más compartida de lo que algunos suponían. Asimismo, podría tener impacto en campos como la neurología, la psicología, la inteligencia artificial y el arte, alentando una visión más unificada de cómo experimentamos el mundo y cómo nuestro cerebro procesa aquello que vemos.