Existen algunas cuestiones en el comercio internacional que vale la pena resaltar. Por ejemplo, China es el mayor exportador mundial de bienes (casi 3,6 billones de dólares en 2024) superando a Estados Unidos por un 70%, al tiempo que EE.UU. es el mayor importador del mundo, cómodamente por sobre China. A su vez, el déficit comercial de EE.UU. con el gigante asiático fue de casi 400.000 millones de dólares en 2024.
Se trata de números que ayudan a entender las reacciones de Donald Trump y son las “bases” de la guerra comercial que condiciona el comercio bilateral y plantea dudas importantes en las plazas granarias. En semejante contexto, los fondos de inversión especulativos intentan acertar las reacciones de las cotizaciones en Chicago, generando una marcada volatilidad.
Una medida de bajo costo que podría ayudar mucho en el horizonte del trigo
Mientras tanto, ya ingresamos de pleno al tradicional “mercado climático” de cada año (abril/agosto), que oficia como un factor de mercado que también aporta su habitual dosis de incertidumbre.
Las ventanas de siembra en EE.UU. son muy estrictas (“efecto nieve” entre noviembre y febrero) y la correlación entre fechas de siembra y rindes potenciales es muy marcada. La fecha de siembra de maíz asociada con rindes óptimos es entre el 15 de abril y el 15 de mayo. Hay que estar atentos a los reportes del USDA sobre avance de tareas. Al domingo pasado, sembrado el 12%.
Así, los precios del maíz y de la soja evolucionan bajo un marcado estrés y los valores en nuestra plaza se ven afectados. Pero, en nuestra opinión, los escenarios domésticos son algo distintos. La plaza maicera evoluciona este año en un contexto inédito. El consumo interno crece muy fuerte y bate récords.
Algunas cámaras ya estiman el consumo interno por encima de las 20 millones de toneladas y ello lo ubica “pari passu” al excedente exportable del año calendario 2025. Esa es la razón por la cual las cotizaciones del maíz se mueven cómodamente por encima de las paridades de exportación.
Tema más que interesante, que obliga a ser cautos en las decisiones, toda vez que exportar hay que exportar, que en julio viene la “safrinha” brasileña y que en EE.UU. podría verificarse una cosecha récord de maíz si el clima acompaña. En síntesis, atravesamos un momento muy favorable para el forrajero en materia de precios, que no pareciera conveniente soslayar. Es probable que para el verano las oportunidades se repitan, pero, en el trayecto el panorama podría ser más complejo.
Recuperación: despegaron las ventas de lácteos en el mercado interno y la producción tuvo un importante salto
El caso de la soja es distinto. La cosecha local es buena, el carry over de la pasada es importante y Brasil probablemente exporte a un ritmo de 18 millones de toneladas mensuales durante abril, mayo y junio. Si a ello le sumamos la probable vuelta de los derechos de exportación a los niveles previos al 23 de enero, el “combo” es más que negativo.
Ante semejante escenario, la venta inmediata con compra de calls sobre la posición noviembre en Chicago pareciera ser muy recomendable. Sobre todo si se tiene en cuenta que baja fuerte el área de la oleaginosa en EE.UU. También es interesante la venta de soja sobre la posición noviembre en el Matba/Rofex, venta de dólares futuros y descuento del cheque. La evaluación de estrategias comerciales/financieras son alternativas a considerar que se adaptan muy bien al actual rumbo económico.
El autor es presidente de Nóvitas SA