Abraham Galera Cano trabaja en restauración. Como ha dejado tan claro, con su labor de divulgación, el influencer Soy Camarero, en este sector es habitual verse en determinadas situaciones sociales (o antisociales, según como se mire) que conllevan tener que lidiar con la actitud de alguien, sea cliente o superior. Abraham también se dedica a la divulgación de experiencias como restaurador – y de sus colegas -, tal y como describe en su perfil de TikTok, @abrigaca, en el que cuenta con casi 840 mil seguidores: “Doy voz a lo que PIENSAN los #camareros”.
Cobró 75 céntimos extra por un panecillo, como indicaba el menú
Recientemente, ha compartido una publicación en la que, según indica, busca abrir un debate: “¿Hice bien?¿Qué hubieras hecho tú?» pregunta a sus espectadores. La situación es la siguiente: “Vale familia”, abre su vídeo Abraham. “Os quiero explicar una discusión que he tenido hoy con un cliente que ha venido a comer al restaurante, ¿vale?“. Y pone en situación: ”Yo tengo un menú, ¿vale? Que vale 14,90″, explica, añadiendo que, en el mismo, “hay un primero a elegir, un segundo a elegir, postre y bebida, ¿vale? 14,90″. No son precios competitivos, pero tampoco se sale de la normalidad. Según explica, “en nuestro menú metemos panecillos”. En concreto, “un panecillo por persona”. Siendo España, quizás se queda corto con un panecillo por persona, pero siendo “gratis”, quizás tampoco se puede poner muchas pegas.
“¿Qué pasa? Que ha venido el señor a pagar y le digo: ‘mira, 15,65′“. Confundido por la diferencia de precio entre la cuenta y el menú, el cliente dice ”pero ¿por qué, si solo he comido el menú?“. Abraham le contesta: ”Mira, aquí pone que hay un suplemento de panecillo“. El cliente se indigna: “Hostia, ¿pero me vais a cobrar el pan?“, a lo que Abraham contesta, tajante, que ”hombre, pues si ha pedido más de uno, pues sí, el primero no“. “Joder, pues vaya, es que cobráis por todo ya, nosequé”, cuenta Abraham que se quejó el comensal. “Hombre, ya lo pone en el menú”, dice el restaurador que contestó antes de enseñárselo, “que pone aquí claramente: entra un panecillo, ¿vale?“, lee, mientras señala el aviso que incluye, además, el precio extra que cuesta cada pan o ración de alioli, a 75 céntimos la unidad.
Abraham explica su forma de pensar: “Como ya lo tengo explicado en el menú, no tengo que – cuando me pide el segundo panecillo – no tengo que ir y explicarlo otra vez: ‘mira el panecillo que has pedido son 0,75′. No, porque ya lo pone en el menú, y ya ha tenido la oportunidad de leerlo en el menú antes de que yo se lo pida». “Entonces, no sé, quiero que penséis”, se dirige a sus espectadores, “al final se lo he cobrado, evidentemente. Quiero que me expliquéis si vosotros lo hubieras cobrado, o lo explicáis en mesa, o lo dais por entendido como yo lo que pone aquí”. E insiste, enumerando algunos de los matices que incluye su menú: “(Las) Coca-Colas valen un euro. Si es marca Pepsi, entra, pero lo que es marca Coca-Cola y tal, un euro”. Y termina con una pregunta: “¿Si ya lo pone en el menú yo tengo que explicárselo al cliente? O ¿ya lo doy por entendido que están pidiéndolo a sabiendas de que está ahí?»