Cuando el adolescente Sam Simonian, de origen armenio pero nacido en Beirut, Líbano, aplicó para asistir al programa de ingeniería electrónica de la Universidad de Texas en Arlington, Estados Unidos, solamente sabía que necesitaba explotar al máximo la posibilidad de estudiar en una facultad prestigiosa para forjarse un futuro. Décadas después, su inquietud fue cómo devolver las importantes contribuciones que las organizaciones armenias realizaron a su educación y éxito a lo largo de los años. Su proyecto hoy va mucho más allá de Armenia y superó los 80 mil usuarios de entre 12 y 18 años que lo disfrutan en tres continentes sin costo para alguno sus familias. Lo llamó Tumo.
Qué es el Centro TUMO para Tecnologías Creativas
Es un programa educativo gratuito que pone a los adolescentes a cargo de su propio aprendizaje. NO reemplaza a la escuela, la complementa. El programa de aprendizaje está compuesto por tres tipos de actividades: autoaprendizaje, talleres y laboratorios de proyectos que giran en torno a 14 orientaciones.
NO hay evaluaciones. NO hay notas. Cada alumno avanza según su ritmo y elije las especialidades que le gustan. Estas fotos muestran las enormes salas de autoaprendizaje de la sede central de TUMO en Ereván, Armenia, su casa central.
Autoaprendizaje
Infobae recorrió el centro de TUMO en Ereván, donde Sara T., la guía asignada, nos explica: “Tenemos tres pilares educativos. El primero, con el que los estudiantes comienzan, pero que es continuo y siempre está ocurriendo, es el autoaprendizaje (self learning). En este espacio abierto, que llamamos el Cuadrante Educativo, trabajan por su cuenta. Ellos comienzan a familiarizarse con las habilidades que enseñamos a través del programa y del software llamado Tumo Path. Es muy entretenido, visualmente atractivo y tiene funciones de juego, lo que los mantiene muy involucrados”.
Sara explica que los adolescentes cuentan con asistentes jóvenes que llevan chalecos rojos. No son profesores, los ayudan en el proceso de familiarizarse con el software: “Si hasta ahora hemos tenido más de 80.000 estudiantes, significa más de 80.000 trayectorias de aprendizaje individuales, porque el software se adapta al ritmo y las habilidades de cada estudiante”.
Cada alumno elegirá entonces qué quiere aprender dentro de un conjunto de 14 habilidades que incluyen desde desarrollo de videojuegos, desarrollo web, programación, hasta las artes digitales como música digital, dibujo y diseño gráfico, entre otras, asistidos por la inteligencia artificial como herramienta para desarrollar los proyectos que se les ocurra. Porque depende de ellos. Son sus ideas, plasmadas en base a la orientación que les brinda TUMO.
Talleres
Una vez que terminan la orientación, hacen su elección. Pueden elegir cuatro de las 14 habilidades para la primera fase de su aprendizaje: “El software les diseña una agenda para que sepan qué hacer: por ejemplo, si eligen diseño gráfico, desarrollo de videojuegos, desarrollo web y música, sabrán que en esa fase asistirán a su taller de música, porque el taller es el segundo pilar de nuestra educación”, explica Sara mientras abandona una de las grandes naves con decenas de Macs y entra en un workshop de diseño.
Unos diez adolescentes están trabajando y para exhibir sus trabajos al resto, su docente activa la gran pantalla que está en el lugar que en una escuela tradicional ocuparía un pizarrón. Allí poncha el monitor de la posición 5 y todos ven la pantalla de su compañero que ocupa esa posición y pueden debatir cómo va su trabajo.
Laboratorios de proyectos
Esta instancia de avanzada se ofrece de manera ocasional y la idea es contar con destacados profesionales de la tecnología y el diseño de todo el mundo. Los centros TUMO reciben más de 100 de estos instructores cada año para trabajar con los adolescentes en proyectos de la vida real, que pueden durar desde un par de semanas hasta varios meses.
En el estudio de música, por ejemplo, asistimos al trabajo de un grupo de músicos y cantantes que ensayaba una canción mientras en el estudio de grabación contiguo una adolescente le ponía su voz a otro tema ya registrado. Un operador menor de 18 años estaba al mando de la computadora en la que editaba las pistas grabadas y le sumaba las voces de su compañera.
Dos ejemplos de proyectos llevados a video que involucran múltiples artes combinadas. El primero, música y robótica; el segundo, diseño de estaciones de subte, animación y música.
Mundo TUMO
Si alguien accede a la web oficial de Tumo leerá que se trata de un proyecto cuyo alcance ya es global, con presencia en 16 lugares de Armenia pero también en París y Lyon (Francia), Coimbra (Portugal), Tirana (Albania), Zúrich (Suiza), Beirut (Líbano), Mannheim y Berlín (Alemania), Kiev (Ucrania) y en breve se abrirá el primer centro TUMO de Buenos Aires, Argentina, en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) del barrio de Barracas.
En Ereván, la CEO Marie Lou Papazián le explicó a Infobae que para anotarse en este tipo de cursos para adolescentes no hace falta más que aplicar en los links que están habilitados en cada país, ya que no se toma examen de ingreso alguno y no se cobra por el curso. Sí se tiene en cuenta la asistencia para que el alumno no pierda la vacante y se monitorean sus avances.
“Hay que tener en cuenta que antes de que lleguen los alumnos hemos seleccionado a los docentes que los van a orientar. Eso es lo primero y una de los desafíos más importantes que tenemos, porque no es lo mismo hallar profesionales disponibles en ciudades de un millón de habitantes, como una capital, que uno de los centros en los que instalamos nuestras ‘boxes’”, explica Papazián.
Quienes tenemos más de 50 años solemos pensar que llegamos al mundo demasiado temprano, sin tecnología suficiente ni toboganes gigantes en las plazas. Ya podemos agregar un ítem más a nuestras quejas generacionales. Tampoco existía Tumo.