
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva que ordena designar a los Hermanos Musulmanes como organización terrorista extranjera, al argumentar que la red islamista con presencia en Egipto, el Líbano y Jordania mantiene vínculos operativos y de apoyo con Hamas.
El decreto instruye al secretario de Estado, Marco Rubio, y al secretario del Tesoro, Scott Bessent, a elaborar en los próximos 30 días un informe detallado sobre la estructura de los Hermanos Musulmanes y, en particular, sobre sus células en Egipto, el Líbano y Jordania.
A partir de ese documento, ambos departamentos dispondrán de un máximo de 45 días adicionales para completar los pasos legales que culminen en la inclusión formal del grupo en la lista de organizaciones terroristas extranjeras.
Según la orden ejecutiva, los Hermanos Musulmanes, fundados en Egipto en 1928, evolucionaron hacia “una red transnacional con filiales en Medio Oriente” que, en países como el Líbano y Jordania, facilita y respalda “campañas de violencia y desestabilización”.
El texto vincula de forma directa a estas estructuras con Hamas, movimiento terrorista palestino que surgió como escisión de la rama local de la Hermandad y que figura desde hace años como organización terrorista para Estados Unidos y la Unión Europea.

La Casa Blanca sostiene que, tras los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023 contra Israel, la facción libanesa de los Hermanos Musulmanes lanzó “múltiples ataques con cohetes” contra objetivos civiles y militares israelíes.
En el caso egipcio, la orden afirma que la organización instó a “realizar ataques violentos contra socios e intereses estadounidenses”, mientras que en Jordania habría brindado durante años “apoyo material” a Hamas, lo que, a juicio de Washington, transforma su papel de actor político en un factor directo de riesgo para la seguridad regional.
El Gobierno argumenta que “dichas actividades amenazan la seguridad de los civiles estadounidenses en el Levante y otras partes de Medio Oriente, así como la seguridad y la estabilidad de nuestros socios regionales”.
La calificación como grupo terrorista extranjero implica, entre otras consecuencias, la congelación de bienes bajo jurisdicción estadounidense, la prohibición de cualquier tipo de apoyo material por parte de ciudadanos o entidades de Estados Unidos y la posibilidad de sanciones penales y migratorias contra individuos vinculados a la red.
La Hermandad nació en Egipto como un movimiento de reforma religiosa y social, y se extendió a lo largo del siglo XX por buena parte del mundo árabe, donde combinó predicación islamista, provisión de servicios sociales y participación política.

Sus ramas nacionales desarrollaron trayectorias diversas: en Jordania se articularon en torno al Frente de Acción Islámica, que ha competido en elecciones, mientras que en Egipto llegó a ganar comicios tras la revolución de 2011 antes de ser desterrada de la legalidad y declarada terrorista por el régimen del mariscal Abdelfatá al Sisi.
En los últimos años, varios gobiernos de la región, como Egipto, Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos, clasificaron a los Hermanos Musulmanes como organización terrorista, con el argumento de que su proyecto islamista socava la estabilidad del Estado y alienta la violencia. Otros países, como Turquía o Qatar, han mantenido canales políticos abiertos e incluso dieron refugio a dirigentes de la Hermandad en el exilio.
La decisión de Washington alinea ahora la posición estadounidense con la del eje árabe más hostil al movimiento, lo que puede reforzar ciertos equilibrios regionales pero también agravar las tensiones con actores que ven en la Hermandad un interlocutor político legítimo.
La posible designación llega tras años de debate en Washington sobre cómo tratar al grupo. Durante la primera presidencia de Trump ya se evaluó esa opción, pero la iniciativa no prosperó por las dudas sobre su encaje legal y por el impacto que podría tener en relaciones delicadas, especialmente con Jordania, donde la rama política vinculada a los Hermanos mantiene representación parlamentaria, y con el Líbano, donde estructuras inspiradas en la Hermandad conviven con un mosaico de partidos y milicias.