Las delegaciones de Ucrania y Rusia se reúnen este lunes en Estambul para intentar avanzar hacia el fin de la guerra más grande de Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El encuentro tiene lugar un día después de que Kiev llevara a cabo una de las operaciones más osadas desde el inicio de la invasión, atacando con drones estratégicos más de 40 bombarderos rusos ubicados a miles de kilómetros del frente.
El Ministerio de Exteriores de Ucrania confirmó la llegada de su equipo negociador a Turquía durante la mañana de este lunes. La segunda ronda de conversaciones está programada para comenzar a las 13:00 hora local (10:00 GMT) en el palacio Ciragan, un antiguo palacio otomano convertido en hotel de lujo a orillas del Bósforo.
Aunque en el primer encuentro, realizado el mes pasado también en Estambul, las partes lograron acordar un intercambio masivo de prisioneros y compartir sus visiones preliminares sobre un eventual acuerdo de paz, las posturas siguen siendo ampliamente divergentes. Rusia se negó a enviar sus propuestas por adelantado y ha anunciado que presentará este lunes un “memorando” con sus condiciones.
En la víspera de las conversaciones, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky reiteró los tres puntos que considera indispensables para avanzar hacia la paz.
“Primero, un alto el fuego total e incondicional. Segundo, la liberación de prisioneros. Tercero, el retorno de los niños secuestrados”, escribió en sus redes sociales el domingo. También instó a que se abra la posibilidad de una reunión directa con el presidente ruso, Vladímir Putin: “Los temas clave solo pueden resolverse entre los líderes”, afirmó.
El Kremlin, sin embargo, ha descartado reiteradamente esa opción. La vocería oficial de Moscú ha insistido en que un encuentro entre Putin y Zelensky solo será posible cuando las delegaciones logren consensos previos. A lo largo del conflicto, el gobierno ruso ha cuestionado la legitimidad del presidente ucraniano y ha exigido su salida del poder.
Entre los reclamos centrales de Rusia se encuentra lo que denomina “las causas de fondo del conflicto”, una expresión que engloba demandas como la neutralidad militar de Ucrania, su exclusión permanente de la OTAN, la desmilitarización parcial del país y concesiones territoriales en las regiones ocupadas. Kiev y sus aliados occidentales han rechazado esas exigencias, calificándolas como un intento de expansión imperialista.
A pesar de la intensificación de los esfuerzos diplomáticos, la guerra continúa con elevada intensidad. El domingo, Ucrania afirmó haber dañado al menos 40 bombarderos estratégicos rusos, valuados en más de 7 mil millones de dólares, en una operación que, según su servicio de inteligencia, fue planeada durante más de un año. El ataque se llevó a cabo con drones contrabandeados a territorio ruso y lanzados cerca de las bases aéreas objetivo, ubicadas muy lejos de la línea del frente.
Simultáneamente, las fuerzas rusas han retomado la iniciativa en el noreste del país. En la región de Sumy, las tropas avanzan con el objetivo de crear una “zona de amortiguamiento” en la frontera, según lo ordenado por Putin. Este lunes, ataques con misiles balísticos en la región de Kharkiv dejaron al menos seis personas heridas, entre ellas una niña de siete años, y provocaron daños en un almacén y una empresa civil, según informó el gobernador local, Oleg Synegubov.
En cuanto a la representación en las conversaciones, por parte de Rusia participa Vladímir Medinsky, un estrecho colaborador ideológico de Putin. Medinsky ya encabezó negociaciones fallidas en 2022, ha promovido manuales escolares que justifican la invasión y ha cuestionado públicamente la existencia de Ucrania como Estado soberano. Por el lado ucraniano, lidera la delegación el ministro de Defensa Rustem Umerov, quien es considerado un negociador hábil aunque enfrenta escándalos internos relacionados con presunto abuso de poder y falta de transparencia.
Además, asesores diplomáticos de Alemania, Francia y el Reino Unido se encuentran en Estambul para acompañar el proceso, “en estrecha coordinación con el equipo negociador ucraniano”, según indicó un vocero del gobierno alemán el domingo.
Pese a la disposición de ambas partes para continuar las negociaciones, no se espera un acuerdo inmediato. Ucrania insiste en un cese al fuego sin condiciones como punto de partida para luego discutir una solución duradera. Aunque no ha renunciado formalmente a recuperar los territorios ocupados —que representan una quinta parte del país—, Kiev reconoce que una parte de esa recuperación podría lograrse únicamente por la vía diplomática.
Zelensky también ha exigido garantías de seguridad respaldadas por Occidente, similares a las que ofrece la OTAN o incluso con presencia militar extranjera en territorio ucraniano. Rusia, por su parte, ha rechazado tajantemente cualquier mecanismo que implique compromisos militares occidentales en la región.
La guerra, que entró en su tercer año, ha dejado decenas de miles de muertos, vastas zonas del este y sur de Ucrania devastadas y millones de desplazados. Aunque las negociaciones en Estambul representan un nuevo intento de frenar el conflicto, el camino hacia la paz aún parece lejano.
(Con información de AFP)