En el corazón de Sajonia-Anhalt, una región de Alemania rica en historia, yace un tesoro sumergido bajo las aguas del Lago Arendsee. Este espejo de agua, desde el siglo XIII, guardó en sus profundidades un barco medieval de aproximadamente 800 años de antigüedad. Un descubrimiento que captó la atención cuando National Geographic lo expuso al mundo.
Sin embargo, lo que podría haber sido una exhibición en un museo terrestre tomó un giro inesperado: el barco se devolvió a su lecho acuático para protegerlo de la descomposición que el contacto con el aire podría causar.
Esta decisión resaltó la complejidad de las intervenciones arqueológicas y la necesidad de priorizar la conservación a largo plazo sobre el reconocimiento inmediato.
La impredecible recuperación del naufragio
Desde la década de 1990, se supo de la existencia del naufragio gracias a unos buceadores recreativos que lo avistaron a unos 35 metros en lo profundo del lago, que alcanza 55 metros en su punto más profundo.
Fue precisa la pericia de un equipo de científicos para izarlo a la superficie por primera vez, permitiendo así su examen detallado, como afirmó la Oficina Estatal de Preservación de Monumentos y Arqueología de Alemania.
Con unas medidas de 12,50 metros de largo, 2,50 de ancho y casi un metro de altura, la embarcación fue construida con madera de roble. Este tipo de navíos estaba diseñado para el transporte de bienes y personas, utilizando tanto remos como velas como medios de propulsión.
Una conservación inusual, pero necesaria
A diferencia de otros hallazgos arqueológicos, aunque en esta clase de descubrimientos tampoco es algo inusual, este barco fue devuelto al lago, ahora a menor profundidad, a unos 20 metros, como explicó la oficina estatal.
Este proceder busca evitar el deterioro acelerado que el contacto con el aire puede infligirle a la madera, que reposó siglos en un ambiente pobre en oxígeno.
La elección de resguardar la nave bajo el agua se debió en parte a la falta de fondos para su conservación en seco, un proceso que incluye tratamientos complejos y especializados para estabilizar la madera. En su lugar, el barco fue cubierto con un tejido especial, pensado para futuras investigaciones y potencial recuperación.
Hallazgos significativos a bordo
Las exploraciones no solo revelaron la estructura del barco, sino que también sacaron a la luz múltiples objetos que narran historias de épocas pasadas.
Entre los descubrimientos destacan restos óseos, herramientas de pesca, utensilios de cerámica, y cuerdas, objetos que ofrecen una ventana al uso cotidiano de la embarcación durante la Edad Media.
Las decoraciones halladas en la proa y popa, con formas de osos y aves, añaden un carácter majestuoso y simbólico a la embarcación, sugiriendo vínculos con el monasterio de la zona o incluso con el Margraviato de Brandeburgo de la época.
Innovación tecnológica en arqueología
Durante el breve periodo en que la barcaza permaneció en tierra firme, se tomaron medidas exhaustivas para documentar su estado y detalles.
National Geographic detalló que el equipo utilizó desde escáneres láser hasta drones para crear un modelo tridimensional de alta resolución del barco.
Este registro además de permitir un análisis pormenorizado sin dañar la estructura original, representa una oportunidad para construir réplicas, tanto virtuales como físicas, a futuro.
Proyecciones futuras
A pesar del regreso submarino del barco, las autoridades alemanas no descartan la posibilidad de que un día sea recuperado de manera definitiva. Si los recursos económicos necesarios llegan a estar disponibles, el barco podría emerger una vez más, esta vez para ocupar un espacio en un museo, donde sus historias medievales podrían hacerse disponibles al público admirador de la arqueología submarina.
Por ahora, el lago Arendsee continuará protegiendo este valioso artefacto histórico bajo sus aguas, manteniendo su misterio y esencia tal y como lo hizo durante siglos.
Este hallazgo en Alemania, según National Geographic, destaca los retos y dilemas que enfrentan los arqueólogos modernos al intentar proteger el patrimonio cultural para las generaciones futuras.