La ex vicepresidenta de Uruguay Lucía Topolansky se podía imaginar que la despedida que tendría su esposo, José Mujica, sería grande, pero nunca creyó que podría llegar a tener la magnitud que tuvo. Miles de personas llegaron al Palacio Legislativo de Montevideo para darle el último adiós al ex presidente uruguayo, que murió el 13 de mayo por un cáncer que lo afectaba hacía más de un año.
Más de dos semanas después, la viuda de Mujica reapareció públicamente en una entrevista con el programa Nada que perder de M24. Topolansky es una de las referentes del Movimiento de Participación Popular (MPP), el espacio liderado históricamente por José Mujica, y esta semana retomó las actividades partidarias.
“Una podía imaginar una despedida grande porque veía en el correr de los años de militancia lo que él convocaba, pero después esto desbordó. Una tiene que tomar un poco más de perspectiva”, dijo Topolansky. Tiene las “impresiones básicas” de esas jornadas, en las que fue saludada por cientos de personas.
La viuda de Mujica aseguró que en su velatorio estuvo desde la gente “muy humilde” hasta “muy importante” del país y personas que llegaron desde el exterior. Recordó algunos detalles, como el niño que dejó una pelota de fútbol como ofrenda o una señora que cantó con un gran sentimiento.
“Me di cuenta que la gente puso una escucha profunda, escuchó con mucha atención. Todo ese arco de manifestaciones que era de lo más variopinto no se puede asimilar en cuatro días”, señaló.
En ese mismo lugar, Topolansky le había tomado juramento a Mujica como presidente hace 15 años. “En el mismo lugar que le tomé juramento como presidente, algo único en la historia del país, lo despedí. El que tenga buena pluma o sea un poeta puede entender la simbología de esto. Son cosas que se te vienen todas juntas a la cabeza”, comentó.
Topolansky contó que hasta “último momento” Mujica estuvo cuidando que su chacra en Rincón del Cerro “no descaeciera”.
En el velorio de Mujica, el presidente Yamandú Orsi (su delfín) contó que se prepararon “muy bien” para este momento. “A tal punto que en la conversación de anoche [por la del martes 13], Lucía nos relató todos los últimos acuerdos y deberes que habían quedado”, comentó el actual mandatario, quien fue impulsado por Mujica. “El viejo vivió con mucha intensidad hasta el final. Y Lucía sigue con mucho entusiasmo para terminar las cosas que le encargó”, dijo el mandatario.
Consultada sobre esas tareas, Topolansky dijo que Mujica dejó planteada varias preocupaciones. “Siempre dijo que el mejor dirigente era el que dejaba una barra que lo superara con ventaja. Eso era como una obsesión, construir una generación. No creía en los imprescindibles ni en los legados, sino en la necesidad de generar continuidad a las causas”, comentó.
Cuando su esposa fue el bloque más votado en las elecciones de octubre, Mujica dijo: “Este es mi mejor regalo”, contó su viuda. “Detrás de eso había una cantidad de militantes de todo el arco que juntos formaron esa barra, que no es nada sencillo de construir”, explicó.
“Suele pasar que cuando desaparece una figura política queda el agujero, o a la sombra de esa persona no crece el pasto. Esa era la enorme preocupación y la enorme tarea”, contó.
La ex vicepresidenta uruguaya contó que la obsesión de Mujica era que su espacio no le cerrara la puerta a nadie.
Otra de las preocupaciones del ex mandatario era la “integración latinoamericana”. “Él decía que estábamos en un continente balcanizado. Somos el 6% de la población del mundo, pusimos el 30% de los muertos de la pandemia, y los presidentes no hicieron ni un zoom para una conversación para juntarse, comprar vacunas en conjunto o decir a las farmacéuticas: ‘Ponés la vacuna o no pisás el continente’, que es como se negocia en estos casos”, relató.