En muchas ocasiones, la expansión de negocios conlleva el demoler casas familiares que llevan años instaladas. Si bien existen distintos debates con respecto al tema, ciudadanos estadounidenses como Elizabeth Thacker (de 92 años de edad) se niegan a vender sus hogares para permitir otros usos de su terreno: en este caso, un campo de golf.

Elizabeth Thacker, la mujer que se niega a vender su casa para que se convierta en campo de golf

Elizabeth Thacker, residente en Augusta (Georgia) es famosa en su comunidad por rechazar frecuentemente el vender su casa al Augusta National Golf Club. Dado que el exclusivo conglomerado deportivo desea expandirse, sus representantes intentan, desde hace años, comprar la casa de Thacker por sumas muy superiores a su valor usual.

Herman, esposo de Elizabeth, también rechazó la venta de su casa en más de una ocasión

Como la casa de Thacker está ubicada a menos de 1.6 kilómetros de la entrada norte del mencionado club, los medios locales remarcan que la mujer de 92 años prácticamente quedó “en medio” de los prestigiosos campos de golf, mismos que son reconocidos a nivel mundial por ser sede anual del torneo Masters de Augusta.

Según una consultoría promovida por los especialistas en inmuebles de Redfin, el hogar de Elizabeth Thacker tiene un valor medio de US$215.000 debido a su estructura, tamaño y antigüedad de casi 70 años. No obstante, los voceros de Augusta National Golf Club llegaron a ofrecer hasta US$338.026 por el cotizado terreno de 0.27 hectáreas.

¿Por qué se niega a vender su casa de miles de dólares?

Elizabeth Thacker vive en la propiedad identificada con el número 1112 de Stanley Road desde 1956. Fue allí en donde vivió junto a su esposo Herman Thacker (fallecido en 2019), junto a sus hijos, e incluso junto a algunos de sus nietos.

Rory McIlroy, de Irlanda del Norte, reacciona después de ganar en un hoyo de desempate frente a Justin Rose luego de la última ronda del torneo de golf Masters, el domingo 13 de abril de 2025, en Augusta, Georgia. (AP Foto/Ashley Landis)

En su momento, Herman Thacker también se negó a vender la propiedad, así que en memoria de su esposo y por el gran valor sentimental que representa la residencia, es que Elizabeth se niega a vender pese a las innumerables (y generosas) ofertas del Augusta National Golf Club.

La peculiar historia de Elizabeth también cobró relevancia local debido a la longeva estrategia de adquisición del prestigioso club de golf, cuyos representantes compraron cientos de propiedades cercanas al hogar de los Thacker desde hace décadas. Según los cálculos de The Wall Street Journal (WSJ), el Augusta National Golf Club gastó unos US$20 millones hasta 2019 para incrementar su superficie en un 75%.

Desde hace varios años, muchos analistas financieros cuestionan los métodos de compra del Augusta National Golf Club

Ahora que los alrededores de la casa de Elizabeth Thacker dejaron de verse como un vecindario usual, los medios continúan intrigados por esta residente, quien está firme en su postura para preservar su hogar y la memoria de su difunto esposo. “El dinero no lo es todo”, es la frase que constantemente repite la mujer de 92 años ante entrevistas como la realizada por NJ.com.

Antecedentes y polémicas que rodean al Augusta National Golf Club

Además de la historia de Elizabeth Thacker, el Augusta National Golf Club enfrenta otra serie de controversias por sus términos de adquisición en distintas propiedades. Pese a ser un club de fama mundial que sirvió como escenario para golfistas como Tiger Woods o Jack Nicklaus, una buena parte de la comunidad en Georgia permanece disgustada con dicho recinto por su presunta falta de transparencia.

De acuerdo a reportes de medios financieros como Bloomberg, las transacciones del Augusta National Golf Club suelen realizarse a través de sociedades de responsabilidad limitada (LLC), lo que dificulta rastrear montos y acuerdos involucrados.

Augusta National Golf Club vio nacer la carrera de golfistas como Tiger Woods

Además, en marzo de 2024, resaltó que el club adquirió el West Vineland Park por US$350.000 sin una discusión pública previa, lo cual generó indignación entre los residentes que valoraban el uso comunitario del parque.