Walas siempre es Walas. Está en un bar de Vicente López tomando un café como un vecino más, pero su impronta, sus movimientos, su aura, tienen ese no sé qué, ¿viste? Desde una mesa cercana, un joven emprendedor se acerca para saludarlo y obsequiarle el producto que es la vedette de su pyme: tintura para el pelo. Color roja, la misma que usa en la actualidad. Agradece, saluda y vuelve. “¿En qué estábamos?”
Este viernes, Massacre presentará Nueve, su disco más reciente (el noveno de su discografía, precisamente y el que llega nueve años después de su antecesor, Biblia ovni), en el Estadio Obras, el mítico templo del rock al que ansiaron llegar por años, cuando el mote de banda de culto los acompañaba. Claro que eso empezó a cambiar con El mamut (El de “La octava maravilla” y “La reina de Marte”), su álbum de 2007, que les dio un atisbo de popularidad que se confirmaría y ensancharía con el siguiente: Ringo (”Tanto amor”).
“Tuve dos estrenos juntos la misma semana y fue de las cosas más intensas que viví en mi carrera, en mi vida”, repasa su año Walas, en referencia a la semana de invierno en la que salió Nueve y en la que el hizo su estreno en una comedia teatral de la calle Corrientes: nada menos que el clásico de clásicos El Principito. “¿Te acordás de Joe 90, que se lo programaba y hacía de diferentes especialidades? En el caso de El principito me he programado para hacer comedia musical, cuidadísimo por coreógrafa, director y guionista. Me llevaban por el escenario; me enseñaron qué decir, cómo decirlo y después de las primeras funciones lo empecé a disfrutar”.
–”Ella va” es la segunda canción del disco. En las obras de Massacre siempre hay un tema dedicado a una mujer empoderada o a una deidad femenina…
–Siempre hay deidades, divinidades.
–¿Se pueder decir que sos un feminista de la primera hora?
–Soy feminista de la primera hora porque soy anarco-punk desde pendejo, así que no puedo no ser feminista. Uno de los componentes de mi formato ideológico es el feminismo.
–¿Qué es ser anarco-punk?
–Mi temprana militancia, lo que nos enseñaban bandas como Dead Kennedys, Conflict. ¿Qué nos enseñaban? Pacifismo, derechos humanos, derechos de género, de animales, hazlo tu mismo, reciclado, veganismo, vegetarianismo, todo lo que hoy es la anti globalización, lo alternativo: medicinas, religiones alternativas. La batalla contra las corporaciones, contra los que financiaban la carrera armamentística. La diversidad, los derechos de género. Ya en los 80 nosotros nos manejábamos con fanzines que hablaban de esto. Como venían en el formato de bandas anglosajonas no solo había que traducirlos sino reinterpretarlos. Había bandas como Sentimiento Incontrolable que hoy son mitológicas. Yo las vi en vivo. Había una banda anarco-punk genial, no muy recordada, que se llamaba Detenido Desaparecido. Te estoy hablando de la época previa a Fun People.
–Al principio se llamaban Massacre Palestina. ¿Cuándo decidieron achicar el nombre de la banda?
–Cuando sale el primer disco, en 1992.
–Por años fueron considerados una banda de culto…
–Por mí soy banda de culto toda la vida. Las bandas de culto son las que me nutren a mí, las que me nutrieron toda la vida. Los Joy Division, los Velvet Underground. Hoy en día los Pixies. Así que me encanta ser banda de culto.
–Se tomaron un buen tiempo en volver a grabar, en tiempos en que los artistas de música urbana sacan una canción cada dos, tres meses. ¿Qué sentimientos te produce esta nueva escena, los números que maneja?
–De repente aparece un artista nuevo que tiene más reproducciones que toda la obra de los Beatles o de Led Zeppelin. Son fenómenos sociales. Lo que veo en las nuevas generaciones es que tienen la palabra: lo urbano incluye el rap, el trap, las batallas de freestyle, que no es otra cosa que la payada. Eso hace mover el bocho porque implica rima, métrica y que sea ocurrente. Eso está buenísimo, es mucho mejor que estar con la play, el celu, la compu. Dos pibes practicando rimas es algo que me encanta, le están sacando jugo al bocho, están siendo creativos. Los que lo llevan a un buen nivel tienen miles de escuchas y seguidores. Es una forma de comunicación incluso mejor que el graffitti, que muchas veces es abstracto, no lo entendés o no sabés qué dice, en cambio un pibe que rapea cuenta una idea.
–Solés decir que estás más en contacto con los jóvenes que con la gente de tu edad…
–Yo me hago amigo en las giras de gente que no es de mi generación, que está más cerca de la generación de mi hijo, gente de 20 años. Es algo que se da de manera espontánea. En la gira de Soda Stereo (”Gracias Totales”), en Los Ángeles y otras ciudades, los que me preguntaban dónde ir y estaban conmigo y nos llevábamos bárbaro eran Simón Bosio, el hijo de Zeta y su novia. En otra gira me hice recontra amigo y siempre que nos vemos es un placer charlar con ella, de Melanie Williams, que tiene veintipico.
–Vos tenés un hijo grande…
–Tengo hijo y una nieta de 13 años. Entró en el (colegio) Esnaola, que está especializado en música y arte. Es un orgullo para mí que haya entrado habiendo dado examen de ingreso. Estoy muy contento. Es campeona de patín, no sabés lo que patina. Es re tranquila, muy tímida. Se llama Lara. Mi hijo me pidió el otro día que no lo mencione a él en las notas. Le va muy bien, es autónomo, pero como cometí el error, para no decir mi nieta, de decir “la nena”; mi hijo me retó, porque parece que es mi hija si lo digo así.
–Y no sería extraño, hoy en día muchos son padres después de los 50…
–Mirá (Alberto) Cormillot. Como decía Bimbo: Cormillot está con una mujer más joven porque no se banca el espejo que le devuelve la imagen de su propia decrepitud. Tremenda Bimbo.
–La Tori (manager de Massacre) y vos llevan muchos años juntos. Se separaron y volvieron, ¿no?
–Nosotros cada tanto nos separamos y hacemos vidas excéntricas. Yo me voy a las profundidades de lo tabú y ella se va a hacer una vida de súper estrella en un departamento en donde en otro piso vive Moria. O yo me rajo a un departamento de Nueva York que me prestan unos amigos y ella chonguea, pero estamos en pareja hace treinta años. Nos amamos, ¿viste lo que somos juntos? Somos un equipo creativo, ejecutivo, ella es bárbara.
–En una entrevista hablabas de tu relación tardía con Gustavo Santaolalla y con el rock argentino de los 70…
–El rock argentino de los 70 me era ajeno por completo. De grande, cuando empiezo a investigar melomanía, ahí empiezo a revalorizar a Arco Iris, Soluna. Me vuelvo loco con esas bandas, me encantan y entonces, en una venida de Santaolalla a Buenos Aires, lo voy a ver, lo invito a cenar a casa y cerramos el pacto para que nos produzca. Le mostré unos temas y le dije: “Esto quizás lo coproducirías distinto”, y se hizo realidad. Nos hicimos re amigos, fui a su casa en Los Ángeles y produjo tres temas de este disco.
–¿Y qué notás que le dio que ustedes no hubieran podido darle?
–Una cosa que le dio, por ejemplo, en el tema “Mariposa”, la armonía vocal no se nos hubiese ocurrido a nosotros ni en pedo, y eso que somos sinfónico-progresivos; pero no se nos hubiese ocurrido. Tampoco las violas que metió, la atmósfera, la grandeza, ese desierto que él pinta como una producción, con una ambientación. Eso se ve en “Viaje astral”. Y un tema re pulenta como “Riesgo” que tiene el pulso de Fui hecho para amarte” de Kiss.
–Hay gente que uno no asociaría con vos, o que vos hayas estado en contacto con esas personas en algún momento. Una de ellas es Pacho O’Donnell.
–Fijate cómo se puede hacer una radiografía de mi psiquis. Mi primer terapeuta, psicopedagogo, fue él, que después terminó siendo Secretario de Cultura de la Nación. Con Massacre, además, fuimos los últimos pacientes de grupo de Fernando Ulloa. Una eminencia, un terapeuta que se especializaba en grupos: Serú Girán, Les Luthiers y varias bandas más.
–Coleccionás muñecas, objetos, ni hablar de vinilos. ¿Es material que vos buscás o que viene a vos?
–Se encuentran y también vienen a mí. Hace un tiempo tocamos en La Plata con una banda que abrió el show. Ellos me trajeron dos muñecas espectaculares que hablaban, con un parlantito metido. Busco esos objetos, pero ya te digo, mucha gente me regala cosas. Ahora está el dolar tan caro que cuando veo una pila de discos espero no encontrar algo que sí o sí me tenga que llevar, porque me pega un buraco en el bolsillo.
–Las muñecas las arreglabas, las pintabas…
–Lo sigo haciendo, es una de las cosas que hago, restauro muñecos antiguos, muñecas, skates. Restauro antigüedades. Y lo que escapa a mi ciencia lo mando a los que entienden de electrónica vintage, como las bandejas de vinilo, los amplificadores de los 80. Eso, al técnico, no meter mano sin saber.
Massacre presenta Nueve en el Estadio Obras. Viernes 1 de noviembre, a las 21. Entradas desde 30.000 pesos en CoolCo