Es el deporte más popular en Estados Unidos y la final de cada temporada paraliza el país. Este año, Kansas City Chiefs y Philadelphia Eagles se enfrentarán en el Caesars Superdome de New Orleans, en una nueva edición del Super Bowl, un partido que excede los límites del estadio y moviliza un negocio millonario.
El año pasado, la edición 58 del partido, disputado en en Allegiant Stadium de Las Vegas, tuvo un impacto de US$17.300 millones, si se tienen en cuenta el gasto en publicidad, acciones comerciales, comida, merchandising, derechos televisivos, entradas y patrocinios. Una audiencia récord de más de 200 millones de personas, solo en Estados Unidos, construye a este evento en uno de los acontecimientos deportivos más vistos de ese país.
Y para muchas empresas se trata de una de las mayores apuestas de su estrategia. De hecho, este año se alcanzó un récord de inversión en la tanda publicitaria, con marcas que pagaron hasta US$8 millones por un espacio de 30 segundos en la tanda televisiva del partido.
Por el lado deportivo, será un encuentro que puede ser histórico. De ganar, Kansas City Chiefs se convertirá en el primer equipo en lograr un tricampeonato consecutivo en la NFL, tras sus triunfos en 2024 ante San Francisco 49ers, y en 2023 ante, justamente, Philadelphia Eagles, que este año va por su primer título desde 2017.
El furor por las entradas en el estadio, donde habitualmente juegan los New Orleans Saints, tiene capacidad para algo más de 73.200 espectadores. Las entradas están agotadas en las boleterías oficiales, pero hay disponibles en el mercado de reventa. En promedio, el valor de un ticket para el partido se ubica en US$10.500, a pocos días de la final, con algunos asientos por los que sus compradores llegan a pedir más de US$59.000.
También hay demanda entre empresas y sponsors, con los espacios VIP y las suites y palcos especiales donde suelen estar presentes los invitados corporativos. El estadio cuenta con 165 de estos espacios, que cotizan a US$1 millón.
La atención de los asistentes y los televidentes también estará fuera del campo de juego. Está confirmada la presencia de la cantante Taylor Swift, pareja del jugador de los Chiefs, Travis Kelce, y habitual seguidora del equipo.
También estará en New Orleans el republicano Donald Trump, luego de que integrantes del Servicio Secreto, que gestiona su seguridad, visitara las instalaciones para poder organizar el operativo, y protagonizará una ocasión particular: será el primer presidente estadounidense en funciones en asistir personalmente a un Super Bowl.
También se especula con la posibilidad de que Lionel Messi esté en el partido. Así lo comentó Mahomes, la estrella de los Chiefs, en una conferencia de prensa: “Tener a alguien de ese calibre viendo el partido, será increíble mostrarle quién soy y mi talento. Es el GOAT (más grande de todos los tiempos). Lo vi jugar en Kansas City, creo que fue el año pasado, y marcó un par de goles en ese juego. Se ve su grandeza, esa grandeza que muestra cada día. Es alguien a quien admirar”.
Mahomes será uno de los grandes protagonistas de la noche. Considerado el mejor mariscal de campo de su generación, va por su cuarto Super Bowl en cinco presencias: ganó en 2019, 2022 y 2023, y perdió en 2020, ante Tampa Bay Buccaneers, liderados por Tom Brady.
Con 29 años, Mahomes es el segundo jugador de la NFL que más factura por año, y ocupa el puesto 15 entre los deportistas de mayores ingresos en todo el mundo, según Forbes. Además de su contrato como jugador con los Chiefs (firmó en 2020 una extensión de 10 años por US$450 millones), tiene como sponsors a Adidas, Disney, Nestlé y Hugo Boss, entre otros. Se estima que tiene ingresos por US$81 millones al año.
Y además de su admiración por Messi, tiene otra lejana conexión con la Argentina. Junto a su compañero Travis Kelce y el golfista irlandés Rory McIlroy son inversores del grupo Otro Capital, que en 2023 adquirió una porción minoritaria del equipo de F1 Alpine, que desde este año contrató como piloto de reserva a Franco Colapinto.