WASHINGTON.- Desde que se filtró el duro cruce que tuvieron en la Casa Blanca los miembros del gabinete de Trump que desafiaron la autoridad de Elon Musk para reformar las secretarías a su cargo, uno de los máximos aliados del presidente se sumó rápidamente a las críticas.

Bannon ­—que ya ha tildado a Musk de “intruso”, “parásito inmigrante ilegal” y de ser “una persona realmente mala”—, ahora dio a entender que el hombre más rico es un lastre para Trump.

“No me atrevería a decir que es un ancla”, dijo Bannon el viernes en su programa “War Room”, que es seguido por muchos de los aliados de Trump y por el presidente mismo. “Todavía no, pero va camino… Y está empezando a afectar a todo el mundo”.

La histórica animadversión entre Bannon y Musk sintetiza un antagonismo crucial en el seno del movimiento MAGA de Trump: por un lado están Bannon y los que quieren que Trump impulse una agenda más populista a fondo y contra los intereses de los ultrarricos, cuyo epítome es Musk, que ocupa un lugar clave en la órbita del presidente.

Trump ha dejado en claro que los quiere a ambos y a sus aliados dentro del gobierno, pero tampoco se le pasa desapercibido el desdén público de Bannon hacia Musk. A mediados de febrero, el presidente le pidió a Bannon que frenara con sus ataques a Musk y que ambos se sentaran a hablar en privado, según dos personas al tanto de esos comentarios.

Ese encuentro todavía no se produjo, y quién sabe si ocurrirá…

Pero los intentos de mediación de Trump, que hasta ahora se desconocían, reflejan que el presidente es muy consciente de que Bannon tiene un potente megáfono que llega a sectores cruciales de la base del movimiento MAGA.

Bannon viene predicando el populismo desde allá por 2010, cuando la oleada del Tea Party empezó a reconfigurar lentamente al Partido Republicano. Bannon y sus acólitos ven a Musk como un oportunista sin ninguna coincidencia ideológica con MAGA y que solo busca su propio interés.

Pero la visión que tiene Bannon para el movimiento también recibe críticas por su alineamiento con el nacionalismo de derecha, algo que él lleva “como una medalla de honor”, según sus propias palabras. “Dejen que los llamen racistas”, dijo Bannon en 2018 en una cumbre de la ultraderecha en Francia. “Dejen que los llamen xenófobos, dejen que los llamen nativistas”.

Steve Bannon habla durante el primer día de la Conferencia CPAC 2025 en el Centro de Convenciones Gaylord en National Harbor, Maryland.

Musk —que se la pasó denostando a Trump durante años, hasta convertirse en su mayor benefactor—, parece no dedicarle demasiada atención al MAGA ni a su futuro. Según personas de su entorno, algunos de los ataques de Bannon lo irritaron privadamente, pero rara vez se enfrenta con él. “Bannon habla mucho y hace poco”, posteó Musk el mes pasado en X, su red social. “¿Qué logró hacer esta semana? Nada”.

Ante la consulta de este medio, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, respondió con este mensaje: “No hacemos comentarios sobre conversaciones privadas que puedan haber ocurrido o no. El presidente Trump está encantado con la histórica labor que está haciendo Elon Musk desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental, donde seguirá eliminando el despilfarro, el fraude y los abusos dentro del Estado y en nombre del pueblo norteamericano”.

Los voceros de Musk no respondieron al pedido de comentarios.

Los ataques de Bannon parecen pensados para llamar la atención, aunque sus aliados dicen que lucha por lo considera como el alma del movimiento MAGA. Además, sus partidarios rápidamente lo señalan como potencial candidato a presidente en 2028, y recuerdan que el mes pasado quedó en segundo lugar en la encuesta de opinión sobre las primarias republicanas de 2028 de la Conferencia de Acción Política Conservadora, aunque muy por detrás del vicepresidente JD Vance.

“Steve está mirando hacia el futuro”, dice Raheem Kassam, un aliado cercano de Bannon y editor en jefe de The National Pulse, un sitio de noticias de derecha.

“Mira hacia el futuro y dice: Ojo, que acá hay un extranjero ateo, amoral, irresponsable y alineado con el Partido Comunista de China, que en algún momento podría quedar como líder del movimiento MAGA”, dice Kassam, “y creo que tiene razón en expresar su preocupación como lo está haciendo”.

Por ahora, sin embargo, MAGA sigue siendo un movimiento personalista que apoya cualquier cosa que apoye Trump, sin importar de las inherentes contradicciones. Durante la última década, mientras iba tomando el control del Partido Republicano, Trump edificó su movimiento cuasi populista uniendo una amplia gama de facciones e ideas conflictivas entre sí.

Elon Musk durante un acto de campaña, el 27 de octubre de 2024, en Nueva York

Bannon fue el estratega en jefe del primer mandato de Trump, hasta una agria ruptura en 2017, pero fue una de las personas más fieles a la mentira de que a Trump le robaron las elecciones de 2020. Por eso, Bannon tiene credibilidad no solo entre algunos de los partidarios que Trump necesita para tener éxito, sino ante el propio Trump.

Bannon tiene claras diferencias ideológicas con Musk, sobre todo en materia de inmigración. Bannon está en total desacuerdo con el apoyo de Musk a las visas H-1B, que permiten que personas altamente calificadas trabajen en Estados Unidos. Bannon también ha advertido que los multimillonarios como Musk y otros ejecutivos de las grandes tecnológicas, muchos de los cuales apoyaban a los demócratas antes de respaldar a Trump, abandonarán el movimiento MAGA.

“Bannon ha sido un conservador acérrimo toda su vida, y cree profundamente en ese núcleo de valores”, dice Barry Bennett, un estratega republicano que trabajó junto a Bannon durante la primera campaña presidencial de Trump. “Y siempre desconfía instintivamente de las personas que aparecen y no tienen el pedigrí que tiene él”.

En cierto modo, Musk apareció de la nada como partidario acérrimo de Trump.

Durante el primer mandato de Trump, Musk no se ahorró una larga lista de críticas. En privado, despreciaba las políticas arancelarias de Trump, su obsesión con las minas de carbón en lugar de las gigafábricas, y su postura de línea dura contra la inmigración. En términos más generales, Musk criticaba a quienes habían convertido la política en una cuestión tribal, según personas familiarizadas con sus comentarios.

En 2023, el megamillonario dijo que apoyaría la campaña presidencial del gobernador de Florida, Ron DeSantis, y luego cambió de opinión cuando la campaña de DeSantis empezó a tener problemas. El mes pasado, Musk posteó en las redes sociales que ama a Trump “tanto como un hombre heterosexual puede amar a otro hombre”.

El presidente Donald Trump escucha a Elon Musk en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, el martes 11 de febrero de 2025.

Pero tanto Bannon como Musk tienen una sólida base de seguidores entre los fieles del movimiento MAGA. Bannon es uno de los creadores de contenido originales del movimiento, función que se remonta a sus días como jefe de Breitbart News y que ahora cumple a través del programa “The War Room”. Musk, por su parte, se ha ganado el cariño del movimiento por haber transformado la red social X, antes conocida como Twitter, en un centro de actividad conservadora.

“Musk es el botón del volumen”, dice Bennett. “Ahora lo que uno dice en X tiene llegada a millones y millones de personas, cuando hace diez años se llegaba a apenas decenas de miles. Él ha puesto eso a nuestra disposición. Hay mucha gente de centroderecha que depende mucho de ese medio para difundir sus contenidos, y están muy agradecidos con Musk por habérselos permitido”.

El mes pasado, en una entrevista con The New York Times, Bannon dijo que entre él y Musk existían diferencias fundamentales.

“Sigue sin ser un nacionalista populista: él es un globalista”, dijo Bannon sobre el megamillonario tecnológico. “Entre él y yo hay un abismo probablemente insalvable”.

En cuanto a Musk, sus intenciones políticas a futuro no están claras. Pero hay algo que está muy claro: al haber nacido en Sudáfrica, no puede postularse para la presidencia, un hecho que Trump se ha ocupado de señalar públicamente.

Por Tyler Pager y Maggie Haberman

(Traducción de Jaime Arrambide)