Boca barrió bajo la alfombra las esquirlas de la derrota contra Vélez y, con equipo renovado, construyó un triunfo sólido ante Gimnasia por 1-0 para cerrar una nueva fecha en zona de repechaje a la Copa Libertadores.

Tras el golpazo en la Copa Argentina ante el Fortín, Boca empezó a rearmarse desde la lógica: juega el que está mejor. Lo dijo Mauricio Serna, integrante del Consejo de Fútbol, en la previa del partido con el Lobo, refutando al propio Juan Román Riquelme: “Si los jugadores no piensan que es una obligación estar en la Copa, no pueden estar en Boca”.

Bajo esa premisa, Fernando Gago entendió que era momento de volver a las bases. Apostar por aquellos futbolistas que se encontraban en condiciones físicas, mentales y futbolísticas de afrontar este mini-torneo de tres fechas que definirá gran parte del futuro del equipo. Afuera Advíncula y Miramón por bajo rendimiento. Adentro Barinaga y Milton Giménez para arar un 4-4-2 con aires de 4-2-4, posicionando a Zenón y Zeballos como wines y con Giménez y Cavani alternando en la posición de 9.

Milton Giménez recibió un pase de Zeballos y resolvió muy bien de cara al arco de Gimnasia

Cuatro “delanteros”, dos por adentro y dos por afuera, con laterales subidos y centrales en mitad de cancha. A todo o nada. Como cantó la hinchada de Boca cuando los jugadores salieron al campo de juego a realizar la entrada en calor, “por la camiseta de Boca ganar o morir”.

Y Boca fue durante los primeros 45 minutos ese equipo eléctrico y vertiginoso con el que tanto sueña Fernando Gago. Un Boca agresivo y dinámico sin perder la compostura, que atacó con mucha gente, que arriesgó, que no dejó pensar a un Gimnasia abrumado y superado en todas las líneas. Con un Toto Belmonte que se multiplicó en el medio para robar, asistir y generar faltas. Con un Zenón mejorado y un Giménez intratable que llegó a los diez goles en el torneo y, como ante Argentinos, apareció en el momento justo para darle a Boca un nuevo triunfo revitalizante. A lo Palermo contra River en la Copa Libertadores del 2000, Milton recibió de espalda, giró con parsimonia ante la atenta mirada de los zagueros del Lobo y definió con su pierna menos hábil batir a un tapado Marcos Ledesma.

Lo mejor del partido

El 2-0 anulado a Marcos Rojo (offside de interpretación de Giménez) le hubiese quedado pintado a un primer tiempo en el que Boca hizo casi todo bien, salvo por el blooper de Leandro Brey -ratificado por Gago pese a los cuatro goles recibidos ante Vélez) que casi termina en gol: un remate desde afuera de Mamut parecía tarea sencilla para el exLos Andres, pero al arquero se le escurrió la pelota por debajo del cuerpo y con el talón de su pie derecho terminó desviando la pelota el córner.

Boca arrancó el segundo tiempo con la misma intensidad que en el primero. Primero Giménez y después Cavani tuvieron dos chances claras para ampliar el marcador, pero sus remates salieron anchos y Boca no pudo liquidar el asunto. El equipo de Gago era muy superior a Gimnasia, pero no lograba plasmar esa superioridad en la red. Y entonces, los fantasmas del Kempes parecieron azotar la Bombonera. Porque Gimnasia, como Vélez, también lo buscó sobre el final.

Toto Belmonte, una de las figuras de Boca ante Gimnasia y Esgrima La Plata

Desarticulado, el Lobo fue con vergüenza en busca de un empate que le permita seguir soñando con la clasificación a la Sudamericana. La salida de Belmonte (¿lesionado?) a los 15 minutos del complemento le quitó presencia al equipo en el medio y la entrada de Miramón por Zeballos no llegó a suplir la ausencia del exLanús, de grandísimo partido.

A diferencia del partido con Vélez, Boca buscó bajarle la persiana al partido cambiando ataque por ataque. Pensando más en ampliar el marcador que en conservar la ventaja conseguida. Y el público, algo impaciente, premió esa actitud con un cerrado aplauso en el final.

Cavani luchó pero no pudo convertir en la Bombonera

La victoria ante el Lobo mantiene a Boca expectante en la lucha por ingresar a la Libertadores. El resultado de este lunes entre Talleres y Huracán en Córdoba (al Xeneize le conviene el empate) determinará si Boca mantiene sus chances de pelear un lugar en la zona de grupos de la Copa, o si deberá conformarse con aspirar a un repechaje. Un premio consuelo que, a esta altura, empieza a mirarse cada vez con mejores ojos.