Carmen Ollé

Fuerza, noche, militancia, sociedad. Eso tiene la escritura de Carmen Ollé, quien acaba de ser galardonada con el Premio Donoso. Su poemario Noches de adrenalina, publicado en 1981, emerge ahora bajo una nueva mirada: el de los jurados y críticos que reconocen no solo su valor literario, sino su potencia estética, política y de género.

En este libro la voz poética se confronta con el cuerpo, el deseo, las normas sociales, la memoria personal y la ciudad — Lima y París — en tensiones que trascienden lo íntimo para interrogar lo colectivo.

Entretanto, Noches de adrenalina retoma, actualiza y desafía la tradición peruana, al situarse en la intersección de poesía vanguardista y reclamo de visibilidad femenina. Este artículo acompaña la lectura del poema que da nombre al libro, poniendo en relieve su capacidad para sacudir silencios y marcar huellas.

Ollé nació en Lima en 1947. Es poeta, narradora y ensayista peruana. Su obra se considera un punto de quiebre en la literatura latinoamericana escrita por mujeres, en particular a partir de, justamente, Noches de adrenalina, libro que abrió espacio a una voz femenina urbana, crítica y explícita en torno al deseo, el cuerpo, la sexualidad y la violencia.

Su libro

Noches de adrenalina

Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque

cardíaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen

nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.

He vuelto a despertar en Lima, a ser una mujer que va

midiendo su talle en las vitrinas como muchas preocupada

por el vaivén de su culo transparente.

Lima es una ciudad como yo una utopía de mujer.

Son millas las que me separan de Lima reducidas a sólo

24 horas de avión como una vida se reduce a una sola

crema o a una sola visión del paraíso.

¿Por qué describo este placer agrio al amanecer?

Tengo 30 años (la edad del stress).

Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del

primer parto.

Este verano se repleta de espaldas tostadas en el

Mediterráneo.

El color del mar es tan verde como mi lírica

verde de bella subdesarrollada.

¿Por qué el psicoanálisis olvida el problema de ser o no ser

gorda/ pequeña/ imberbe/ velluda/ transparente

raquítica/ potona/ ojerosa…

Del botín que es la cultura me pregunto por el destino

.¿Por qué Genet y no Sarrazine?

O Cohn Bendit/ Dutschke/ Ulrike

y no las pequeñas militantes que iluminaban mis aburridas

clases en la U

ELSA MARGARITA SIRA

Marx aromaba en sus carteras como retamas frescas

qué bellas están ahora calladas y marchitas.

No conozco la teoría del reflejo. Fui masoquista

a solas gozadora del llanto en el espejo del WC

antes que La muerte de la Familia nos diera el alcance:

La desnudez de los senos, la obscenidad del sexo, tienen la virtud de operar aquello con lo que de niña, no has podido más que soñar, sin poder hacer nada.

Bataille

Margarita Elsa Sira se perdían en la avenida Venezuela

y colocaban carteles en la noche sobre paredes musgosas.

De día interrumpían las clases de metafísica con rabia

y aplaudíamos esos cabellos sudorosos y negros sobre

la espalda.

El que más se lava es el que más apesta como los buenos

olores son testimonio de una mala conciencia

como el grito es la figura de la timidez.

HOTELES de Lima

en ellos la ciudad se pulveriza mediante el silencio

inventor de palabras y como la lluvia que ahora cae

sobre Menorca son sólo INSTANTES!

Losas empotradas en paredes metálicas sin luz

Estudiantes = habitaciones inmundas

lavabos + amasijo de pelos & residuos de grasa

llegan hasta mí para impugnar esta limpieza

que me somete maniáticamente.

Despierto y me levanto de un catre viejo

estoy inclinada en el WC el culo suspendido.

He venido del brazo de mi compañero de clase por un solo

motivo

buscando a Sira a Elsa a Margarita.

La militancia no es una casa vieja del Rimac

pobre o hedionday aquí sin espejos ni tazas de mayólica aguantas

las ganas de orinar

o revientas.

La impotencia es silenciosa y corta

el flujo.

La lluvia cae sobre el espacio abierto del jardín

y estás dentro.

Bajo el cobertor

en brazos de la mística

el infeliz muere en la esquina rosada

gritan los pájaros fruteros violados

¿Dónde está el peso mayor del estar allí, en el estar o en el allí? ¿En el allí –que sería preferible llamar un aquí- debo buscar primeramente mi ser?

Bachelard

Pues aquí estás tú HOTELES de madrugada bañador

caminando en el azul metálico de una calle desierta

regresas y ventoseas en tu lecho

y otra vez aquí / allí = viento / molotov / pezuña del poli

Margarita Elsa Sira esta frase se cansa de evocarlas.