Más de un siglo después del hundimiento del USS F-1, un equipo científico liderado por el Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) logró capturar imágenes inéditas y datos de alta resolución del submarino estadounidense. La misión, documentada por Smithsonian Magazine, rindió homenaje a los 19 marinos fallecidos en 1917 y profundizó en la historia naval de Estados Unidos mediante el uso de tecnología avanzada.
Durante la misión, los científicos también exploraron los restos de un avión militar Avenger, torpedero de la Segunda Guerra Mundial desaparecido en 1950. Aunque fue un objetivo secundario, esta exploración resaltó la riqueza del patrimonio militar sumergido frente a la costa de San Diego.
Una expedición científica al abismo
Entre fines de febrero y comienzos de marzo, un grupo multidisciplinario descendió hasta 400 metros de profundidad frente a La Jolla, California, para estudiar el pecio del USS F-1. La operación se realizó a bordo del sumergible Alvin y el vehículo autónomo Sentry, ambos desplegados desde el buque de investigación Atlantis, en una expedición que formó parte de una sesión de entrenamiento.
El objetivo principal fue documentar el estado actual del submarino mediante sonar y cámaras de alta resolución, sin contacto físico con el pecio, por tratarse de una tumba de guerra. Bradley Krueger, arqueólogo subacuático del Naval History and Heritage Command, explicó a Live Science que esta decisión responde a la necesidad de respetar el simbolismo del lugar.
La operación, de casi ocho horas de duración, permitió recopilar un amplio volumen de imágenes y datos. Rob Sparrock, oceanógrafo de la Office of Naval Research, calificó la experiencia como “un privilegio solemne”, destacando el tono reflexivo de la misión.
Una tragedia naval en tiempos de guerra
El USS F-1 fue construido en 1909 y botado en 1911, cuando los submarinos comenzaban a tener un rol estratégico en la Primera Guerra Mundial. El 17 de diciembre de 1917, durante una prueba de ingeniería frente a La Jolla, el submarino fue embestido por el USS F-3 en un banco de niebla.
De acuerdo con Krueger, citado por Live Science, el impacto provocó un agujero que hundió al F-1 en apenas diez segundos. Solo cinco de los 24 tripulantes sobrevivieron.
El submarino siniestrado permaneció desaparecido hasta 1972, cuando un vehículo submarino de la Marina lo encontró mientras buscaba un avión de combate perdido. El piloto del sumergible describió el daño en el casco como el resultado de “un hachazo enorme”.
Tecnología para preservar la memoria
Según Smithsonian Magazine, las imágenes obtenidas en la reciente expedición permitieron al WHOI crear una reconstrucción fotogramétrica en 3D del USS F-1.
Esta técnica combina miles de imágenes bidimensionales para generar modelos digitales detallados que muestran la estructura, el daño en la torre de mando y el boquete de la colisión. Los modelos permiten estudiar el pecio sin perturbarlo físicamente y también facilitan su divulgación histórica.
Bruce Strickrott, piloto principal del Alvin, aseguró que el submarino se encuentra “notablemente intacto” pese a los más de cien años en el fondo del mar. La reconstrucción digital contribuye tanto a la investigación científica como a la preservación virtual del patrimonio subacuático.
Homenaje a los marinos caídos
Al finalizar las inmersiones, la tripulación del Atlantis realizó una ceremonia en honor a los fallecidos. Smithsonian Magazine relató que se hizo sonar una campana 19 veces, una por cada marinero muerto.
Krueger subrayó la importancia del gesto y afirmó que la historia y la arqueología tratan sobre personas. “Consideramos fundamental leer sus nombres en voz alta”, expresó. También destacó la responsabilidad solemne de la Marina de mantener vivos sus legados.
Sparrock remarcó el valor de estas inmersiones de entrenamiento, que aprovechan el conocimiento acumulado de expediciones anteriores y fortalecen la ingeniería y la metodología científica.
La expedición al USS F-1, como destacó Smithsonian Magazine, combinó tecnología de vanguardia, rigor científico y respeto por la memoria. Este trabajo refuerza el compromiso de preservar y honrar el legado de quienes sirvieron en el mar, una responsabilidad que sigue vigente para la Marina y la sociedad.