Los combates entre Tailandia y Camboya continúan este viernes en varias zonas de la frontera compartida por ambos países, tras estallar el día anterior y dejar al menos 14 muertos y decenas de heridos. Se trata de la escalada militar más grave entre estos dos Estados del sudeste asiático en más de una década, y ha generado preocupación a nivel internacional.
“Actualmente, hay enfrentamientos en varias zonas fronterizas. Se pide a la población evitar las zonas a lo largo de la frontera”, indicó la Segunda Región del Ejército tailandés, responsable del despliegue militar en el noreste del país, en un comunicado publicado este viernes a las 8:10, hora local.
Según las autoridades tailandesas, los enfrentamientos se concentran en al menos seis puntos distintos de la línea fronteriza, que incluye sectores estratégicos y templos históricos en disputa. Las provincias tailandesas de Surin, Ubon Ratchathani y Buriram se encuentran entre las más afectadas. Bangkok confirmó que utilizó cazas F-16 para bombardear dos objetivos militares camboyanos, en lo que describió como una operación defensiva.
Por su parte, el gobierno camboyano no reconoció haber lanzado ataques ofensivos, pero afirmó que no ha renunciado a su “derecho soberano y territorial para defenderse” frente a lo que calificó como una “brutal agresión militar” por parte de Tailandia.
El Ministerio de Salud tailandés actualizó este viernes el número de víctimas mortales a 14 personas —13 civiles y un militar—, mientras que decenas de heridos han sido atendidos en hospitales de la región. El Ministerio del Interior informó que más de 100.000 civiles fueron evacuados de las provincias fronterizas y reubicados en unos 300 refugios temporales, como medida preventiva ante los bombardeos y disparos de artillería.
En el lado camboyano, también se reportaron desplazamientos internos. En Samraong, una localidad a unos 20 kilómetros de la frontera, periodistas de la agencia AFP escucharon el viernes disparos de artillería. “Vivo muy cerca de la frontera. Tenemos miedo porque empezaron a disparar de nuevo sobre las 6 de la madrugada”, relató Pro Bak, un habitante de 41 años que trasladó a su familia a un templo budista.
El conflicto entre ambos países tiene raíces históricas. La frontera fue delimitada por Francia en 1907, cuando Camboya era colonia francesa, pero los desacuerdos territoriales persistieron tras las independencias. Los principales focos de tensión se concentran en zonas con antiguos templos jemer, cuya soberanía ha sido motivo de enfrentamientos anteriores, como los registrados entre 2008 y 2011, que dejaron 28 muertos y desplazamientos masivos.
En 2013, la Corte Internacional de Justicia falló a favor de Camboya respecto al control de la zona del templo de Preah Vihear, lo que contribuyó a una década de relativa calma. Sin embargo, el conflicto resurgió en mayo de este año tras la muerte de un soldado camboyano en un intercambio de fuego. Desde entonces, las tensiones se intensificaron hasta culminar en los enfrentamientos de esta semana.
El deterioro de la situación también ha tenido consecuencias diplomáticas. Horas antes del inicio de los combates, Tailandia expulsó al embajador camboyano y llamó a consultas a su representante en Phnom Penh. En respuesta, Camboya degradó sus relaciones diplomáticas con Bangkok al nivel más bajo y expulsó a la mayoría del personal diplomático tailandés.
El primer ministro camboyano, Hun Manet, solicitó formalmente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una reunión urgente, que se celebrará este viernes a puerta cerrada. El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, expresó la “preocupación” del organismo por la escalada e instó a “una desescalada inmediata y al diálogo”.
Diversos países se han pronunciado sobre el conflicto. China pidió resolver la situación “a través del diálogo”. La Comisión Europea instó a ambos gobiernos a utilizar “canales diplomáticos”, mientras que Japón reclamó “máxima moderación”. Francia, antigua potencia colonial en Camboya, se unió a Estados Unidos en un llamado conjunto a cesar las hostilidades.
A medida que los enfrentamientos continúan, la situación humanitaria se agrava en las provincias afectadas. Las autoridades tailandesas temen nuevos desplazamientos si persisten los ataques, mientras que los gobiernos de ambos países se acusan mutuamente de violar el territorio del otro y atacar infraestructura civil, como hospitales y estaciones de servicio. La posibilidad de una tregua inmediata sigue sin confirmarse.
(Con información de EFE y AFP)