Tailandia advirtió este viernes que los enfrentamientos armados con Camboya podrían escalar a una guerra a gran escala, en el segundo día consecutivo de hostilidades que ha dejado al menos 16 muertos y obligado a evacuar a más de 138.000 personas en ambos lados de la frontera.
“Si la situación se agrava podría derivar en una guerra, aunque por ahora sigue limitada a enfrentamientos”, declaró el primer ministro interino tailandés, Phumtham Wechayachai, ante la prensa en Bangkok.
La tensión se disparó el jueves debido a una disputa territorial de décadas entre los dos países del sudeste asiático, con combates que incluyeron el uso de tanques, aviones de combate, artillería y cohetes BM-21.
Se trata de la escalada militar más grave desde 2011 en una zona de 800 kilómetros de frontera, donde persisten áreas no delimitadas oficialmente, salpicadas de templos antiguos.
Según el Ministerio del Interior tailandés, las autoridades evacuaron a 138.000 civiles, incluidos 428 pacientes hospitalarios, desde cuatro provincias limítrofes con Camboya.
El balance oficial en Tailandia ascendió a 15 muertos —un soldado y 14 civiles— y 46 heridos. Por su parte, Camboya reportó un muerto y cinco heridos, en su primer informe oficial desde el inicio del conflicto.
Los enfrentamientos se reanudaron en la madrugada del viernes en tres puntos distintos, de acuerdo con el ejército tailandés. Según su versión, las fuerzas camboyanas lanzaron fuego con armas pesadas, artillería y cohetes múltiples, a lo que las tropas tailandesas respondieron con “fuego de apoyo apropiado”. El ejército agregó que los choques incluyeron seis zonas de combate el jueves, entre ellas dos antiguos templos.
En el municipio camboyano de Samraong, a 20 kilómetros de la frontera, periodistas de la agencia AFP registraron disparos lejanos de artillería durante la mañana. “Vivo muy cerca de la frontera. Tenemos miedo porque empezaron a disparar de nuevo sobre las 6 de la madrugada”, relató Pro Bak, un residente de 41 años que huía con su familia hacia un templo budista. “No sé cuándo podremos volver a casa”, añadió.
La crisis diplomática también se agravó. Tailandia expulsó al embajador camboyano y llamó a consultas a su representante en Phnom Penh, luego de que una mina terrestre hiriera a cinco soldados tailandeses. Camboya respondió retirando a todos sus diplomáticos en Bangkok, excepto uno, y degradando las relaciones al nivel más bajo.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá de urgencia y a puerta cerrada este viernes, tras una solicitud del primer ministro camboyano, Hun Manet.
En paralelo, Estados Unidos y Francia instaron al cese inmediato de las hostilidades, mientras que la Unión Europea y China expresaron una profunda preocupación y pidieron diálogo entre las partes.
Desde 2008 hasta 2011, los dos países ya libraron enfrentamientos en la zona, que dejaron 28 muertos y decenas de miles de desplazados. Una decisión de la Corte Internacional de Justicia en favor de Camboya calmó las tensiones durante una década. Sin embargo, la situación volvió a deteriorarse en mayo de este año, tras la muerte de un soldado camboyano en un nuevo choque fronterizo.
Los combates actuales reflejan la fragilidad de la paz en la región y han despertado la preocupación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
El primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien ocupa la presidencia rotativa del bloque, declaró haber hablado con sus homólogos de Camboya y Tailandia, a quienes pidió diálogo inmediato. Según dijo, ambos mostraron “señales positivas y predisposición” a buscar una salida pacífica.
(Con información de AFP)