En la escena más crucial de He Got Game (1998), la película de Spike Lee protagonizada por Denzel Washington y el futuro miembro del Salón de la Fama de la NBA Ray Allen, el guion indicaba que el prodigio del baloncesto “Jesus Shuttlesworth” debía derrotar a su padre, Jake, 11-0, en un duelo uno contra uno.

Washington, interpretando el papel de Jake pero recurriendo a su propia experiencia como jugador, no iba a permitir que eso sucediera. “Denzel dijo ‘al diablo con eso’”, recuerda Lee entre risas. “Tengo ego como cualquier otro”, dice Washington. “Él no me iba a ganar así, no.”

Sabiendo que se enfrentaba a un novato en la actuación como Allen, Washington, quien jugó en el equipo juvenil de Fordham y creció enfrentando a futuros jugadores de la NBA como Gus y Ray Williams en Mount Vernon, Nueva York, tendió una trampa a su hijo en la película diciéndole a Allen que tenía dificultades yendo hacia la izquierda. Pero cuando Lee gritó “acción”, Washington atacó por la izquierda a Allen y anotó. Y volvió a anotar. Y otra vez. “Metí algunos tiros de suerte”, comenta Washington.

Denzel Washington y Spike Lee, emblemático dúo actor-director de la cultura afroamericana contemporánea (Foto: REUTERS/Aude Guerrucci)

Allen, confundido, se volvió hacia Lee e hizo lo que cualquier jugador de baloncesto disfrazado de estrella de cine haría en esa situación.

“En vez de decir ‘Corten’, hizo esto”, dice Lee, formó sus manos como una letra ‘T’, “‘¡Time out! ¡Time out! ¡Time out! Se supone que yo debo ganar 11-0.’

Lee se encogió de hombros, dándose cuenta de que una mejor escena se estaba desarrollando ante sus ojos. La tensión aumentaba cada vez que Jake encestaba. Jesus finalmente detuvo a Jake, pero Washington obtuvo una victoria moral, y He Got Game se elevó gracias a la intuición de un maestro.

“Él es Jordan”, afirma Lee sobre Washington. “¿Vas a ponerle freno a Jordan? Si tienes a MJ, no vas a atarlo. Él tiene luz verde. No todos la tienen, pero mi hermano… Él sí la tiene.”

Ese tipo de confianza y respeto es lo que ha permitido que Denzel Washington y Spike Lee colaboren en cinco películas juntos, la más reciente de las cuales, Del cielo al infierno se estrenó esta semana, marcando la primera colaboración entre ambos en casi dos décadas. La película se centra en el magnate musical David King, interpretado por Washington, y el dilema moral al que se enfrenta cuando le piden pagar un rescate económicamente devastador para salvar la vida del hijo secuestrado de su mejor amigo.

“Era una historia de Nueva York”, dice Washington. “Dije, ‘Esto es Spike’. Confío en él completamente. Él hará lo suyo de Nueva York y yo haré lo mío y no tengo que preocuparme, por lo que él hace y él no tiene que preocuparse por lo que yo hago. Tomé una buena decisión. Fue como volver a casa.”

“¿Conoces esa canción de Donny Hathaway y Roberta Flack, ‘Back Together Again’? Eso es lo que es”, reflexiona Lee sobre el reencuentro.

He Got Game sigue siendo el único largometraje en la filmografía de cuatro décadas de Spike Lee que puede clasificarse como una película deportiva. Pero la iconografía deportiva es tan integral como las vibrantes bandas sonoras de jazz en sus películas: referencias a Bernard King (jugador de los Knicks bicampeones de los 70) y la obsesión del personaje “Mars Blackmon” con las zapatillas de Michael Jordan en su película revelación She’s Gotta Have It (1986). Otro personaje, el de Haz lo correcto, “Mookie” usando una camiseta de Jackie Robinson y otro personaje, “Buggin Out”, enfadándose porque un hombre blanco con una camiseta de Larry Bird pisó sus zapatillas Jordan 4. Escenas filmadas en el Yankee Stadium en Summer of Sam (1999). La pasión de Lee por los deportes se filtra en la mayoría de sus películas.

Del cielo al infierno continúa la tradición, con el exjugador de la NBA Rick Fox interpretando a un entrenador universitario de baloncesto donde ocurre el secuestro, destellos de la pintura de Alexander Van Armstrong sobre Joe Louis, y el intercambio del rescate teniendo lugar en el Bronx, cerca del Yankee Stadium, donde los aficionados de los Yankees que se dirigen al partido gritan: “¡Boston apesta!”

Spike Lee es, posiblemente, el seguidor más famoso de los equipos de Nueva York y rara vez se le ve en público sin alguna combinación de gorra de los Yankees, ropa naranja y azul de los Knicks y exclusivas zapatillas Jordan (posiblemente la edición Spizike). Para esta entrevista, lleva una gorra de los Knicks y una camiseta de la marca Jordan.

Spike Lee, el hincha más famoso de los New York Knicks (Foto: Kirby Lee-Imagn Images)

Pero en sus películas, las referencias deportivas van más allá de la decoración. Dan un significado profundo a sus personajes y transmiten las tensiones que enfrentan, a menudo ligadas a las dinámicas raciales y culturales que impregnan la competencia.

“Se transmite de tu padre”, dice Lee sobre su amor por los deportes. “Nací en 1957. Era diferente en Estados Unidos. Soy de la generación en la que los padres llevaban a sus hijos a los eventos deportivos incluso antes de que pudieran caminar. Mi padre, el difunto Bill Lee, gran músico, amaba los deportes. Amaba a los equipos de Nueva York. Y yo soy el primer hijo, así que gran influencia de mi papá.”

Lee ha hecho documentales y cortometrajes sobre héroes deportivos como Jim Brown, Kobe Bryant y Mike Tyson. Produjo el drama deportivo Love & Basketball. Pero la película deportiva que lleva casi 20 años deseando hacer es Save Us, Joe Louis, una biografía que examina la relación del campeón de peso pesado con su rival alemán Max Schmeling.

Los dos boxeadores se enfrentaron dos veces en el Yankee Stadium: en 1936, cuando Schmeling noqueó al aparentemente invencible Louis en el duodécimo asalto en una pelea que Adolf Hitler utilizó para respaldar su creencia en la superioridad aria, y en 1938, cuando el Bombardero Marrón destruyó la propaganda nazi con un nocaut en el primer asalto. Lee tiene un guion, coescrito con Budd Schulberg, el escritor ganador del Óscar por Nido de ratas. La realización de la película ayudaría a Lee a cumplir una promesa que, según él, hizo en el lecho de muerte de Schulberg, en 2009.

Spike Lee y Denzel Washington en el estreno de

Y una de las muchas películas que Spike Lee no pudo hacer es una biografía del beisbolista Jackie Robinson protagonizada por Denzel Washington, y es un pesar que le duele profundamente. Lee creció en Brooklyn, donde el juego y Estados Unidos cambiaron cuando Robinson integró las Grandes Ligas de Béisbol, y el amor del cineasta por los pioneros del béisbol negro es tan profundo que no solo posee el guante de receptor de Josh Gibson, sino que también nombró a su hija en honor a la leyenda de las Ligas Negras Satchel Paige. Lee escribió el guion en 1996, basándose en la autobiografía de Robinson, I Never Had It Made, y en conversaciones con la viuda de Robinson, Rachel. Conseguir financiación fue imposible, y no ayudó que Washington —de 42 años en ese momento— creyera que era demasiado mayor para soportar el esfuerzo físico del papel.

“Me agarré las rodillas de inmediato”, dice Washington entre risas. “Probablemente demasiado viejo para deslizarme. Tengo seis cirugías de rodilla que dicen que no.”

“A veces tus proyectos simplemente no se hacen”, razona Lee. “Jackie es uno de mis héroes. Era una película épica. Tengo que volver a leer ese guion. Hace tiempo que no lo leo.”

Dice que le recuerdan la importancia cultural de He Got Game casi cada vez que está en su asiento al lado del rectángulo de juego animando a los Knicks.

“La gente todavía quiere hacer una remake”, cuenta Lee. “Cuando [los jugadores] tienen la oportunidad, se acercan disimuladamente y me dicen, ‘Oye Spike, ¿qué pasa con esa remake? Ponme a mí.’ No tienen que mencionar ‘He Got Game’, sé automáticamente de qué están hablando.”

A$AP Rocky y Denzel Washington, protagonistas de

Quizá He Got Game nunca tenga una secuela, pero tener la oportunidad de volver a trabajar con Washington en Del cielo al infierno le permitió a Lee maravillarse con el talento del actor. En otro enfrentamiento nocturno similar al duelo uno contra uno entre Jake y Jesus, Washington se encuentra en un estudio de grabación con el responsable del secuestro, Yung Felon, interpretado por el rapero A$AP Rocky. Durante el tenso encuentro, Washington improvisó un monólogo, mezclando letras de Nas, Tupac y DMX.

“Empate”, determina Lee sobre el intercambio. “Denzel hizo lo suyo, sacó su repertorio de Nas y soltó ‘Illmatic’. A$AP Rocky siguió el ritmo. Yo no lo sabía. Rocky no lo sabía. Una jugada hermosa. Denzel lo cambió todo y elevó la escena hasta el cielo. Cuando elevas la escena, elevas la película también. Esa es la intuición que tiene él para esto.”

Fuente: The Washington Post