Risas y compañerismo. Francisco Cerúndolo y Francisco Comesaña (Fuente: Prensa AAT)

La espera va llegando a su fin. La Selección Argentina de Tenis YPF pone en marcha el sueño de volver a conquistar la Copa Davis. El rival por los cuartos del Final 8 será Alemania, desde este jueves a partir de las 12, en Bolonia.

El territorio es conocido para el equipo nacional: aunque en otro estadio, Francisco Cerúndolo y Horacio Zeballos ya compitieron en esta ciudad del norte de Italia hace tres años, en lo que fue debut del mejor tenista argentino de la actualidad en esta competencia.

Representar al país es un sueño para todo deportista y, en el tenis, no son muchas las oportunidades ni los jugadores que lo logran. Por eso, los nervios y la ansiedad protagonizan las batallas internas de uno de los convocados, con el condimento extra de que las responsabilidades y las vivencias se comparten, cuando lo habitual es que la competencia sea una carga individual. Es que la Copa Davis exige eso: convivencia y trabajo en grupo.

“Sufrí más viendo a Aldosivi que la espera del debut”

En estos cinco días desde la llegada a Bolonia, el grupo de jugadores reunidos por el capitán Javier Frana logró un equilibrio entre la concentración, el entrenamiento y los momentos de distracción.

“La verdad, a pesar de que los nervios y la ansiedad están y son lógicos, no siento que esté sufriendo o pasándola mal”, mencionó Francisco Comesaña a Infobae. “Creo que sufrí más viendo a Aldosivi el sábado que la espera del debut”, agregó, entre risas, el marplatense, que el último fin de semana siguió de cerca el partido en el que el equipo de sus amores evitó el descenso al derrotar a San Martín de San Juan por 4 a 2.

El equipo argentino durante la gala de bienvenida en Bolonia (Fuente: Prensa AAT)

“Estamos pasando unos días muy lindos. Nos concentramos mucho en los momentos en que estamos en la cancha y tenemos nuestro tiempo para distendernos”, agregó otro miembro del equipo.

En conferencia de prensa, Frana ya había compartido una reflexión que retrata el espíritu del grupo por estas horas: “Lo que quedan son los momentos vividos. Hay que lograr un equilibrio entre el foco competitivo y la distensión. Somos privilegiados de estar acá y cada uno está cumpliendo un sueño que tenía desde chico”.

El aire que se respira en similar al de la serie anterior, en Groningen, con victoria en la serie sobre Países Bajos: sonrisas, espacios para la relajación, respeto por el compañero y responsabilidad para con el grupo.

Ese clima se mantiene en todo momento. Ninguno queda rezagado: todos se mueven en bloque y se hacen mutua compañía. Cuando salen del hotel hacia el estadio, la música sube al micro con ellos: cumbia a la ida, a la vuelta y, a veces, una playlist melódica que ayuda a bajar los decibeles luego de los intensos entrenamientos.

“Estoy feliz de estar por segundo año consecutivo en los cuartos de final de la Copa Davis con Argentina, siendo el único equipo no europeo que clasificó para esta competencia. Me siento bien, con muchas ganas de jugar el jueves”, remarca Cerúndolo.

Tomás Etcheverry se suma: “¿Si estoy nervioso? No, la estamos pasando bien. El tema son los momentos previos a salir a la cancha, pero cuando empieza el partido se va diluyendo esa ansiedad”.

“Si no sintiera lo que siento en estos momentos, no jugaría más”

La ansiedad y el hormigueo en el estómago suele provocar incomodidad. Sin embargo, para Horacio Zeballos, es el combustible ideal para impulsar el motor interno. “Yo creo que los nervios son fundamentales al momento de competir. Esa sensación es la que te guía, la que te genera esas ganas de ganar, ese fueguito interior. Si no sintiera lo que siento en esos momentos, creo que no jugaría más”, dice el mejor doblista argentino de la historia.

Una postal de los entrenamientos del equipo argentino en Bolonia, sede del Final 8 de la Copa Davis (Fuente: Prensa AAT)

Durante los entrenamientos no hay contemplaciones: se viven al máximo. La exigencia siempre es a fondo. Fue lo que observó Alexander Zverev, número 3 del mundo y primer singlista alemán, al mirar disimuladamente, desde una de las canchas laterales, los ejercicios que realizaba Cerúndolo, quien lo derrotó en tres de los cuatro enfrentamientos que tuvieron en el último año y medio.

En la cancha contigua, Tommy Etcheverry practicaba saques, mientras Fran Comesaña intentaba lograr batear algunos de ellos con el grip de su raqueta. Minutos después, invirtieron los roles.

Todo el que llega, lo hace con una sonrisa. El buen humor, la concentración y la dedicación son las postales de cada entrenamiento.

Se acerca la hora de la verdad. La Selección Argentina de tenis busca otra vez la Ensaladera de Plata. El clima parece ser el ideal.