La intervención policial había sido planeada con discreción para capturar a un sicario vinculado a “Los Pulpos”. (Composición: Infobae / captura de pantalla)

Un operativo había sido planeado con sigilo. La orden judicial llevaba días redactada. El seguimiento policial había reunido fotografías, ubicaciones y testimonios. La meta: capturar a Ricardo Javier Flores López, alias “El Rojo”, sicario vinculado a la organización criminal “Los Pulpos”, señalado como el ejecutor del crimen de Milko Gary Encomenderos Alva. Pero cuando la División de Homicidios de la Divincri llegó a su domicilio en Laredo, Trujillo, encontró algo que desmoronó la confianza en el sistema judicial. Sobre una mesa, en el cuarto del sicario, estaba el expediente completo del operativo que se intentaba mantener en reserva.

El hallazgo dejó en evidencia una filtración. No solo se trataba de un documento judicial. Era el requerimiento de allanamiento, descerraje, incautación de bienes, detención preliminar y registro domiciliario emitido por la Fiscalía y autorizado por el Poder Judicial. Una carpeta con sellos oficiales, copias y anexos que únicamente debían estar en manos del Ministerio Público y el órgano jurisdiccional. Pero ya estaba en manos del objetivo principal, días antes de la intervención.

La información había sido entregada directamente al entorno del sicario. Según el informe difundido por Panorama, la madre de Flores López aseguró que los documentos le fueron proporcionados por una abogada conocida. “La madre le ha dicho que tiene un conocido. La abogada de nombre Raiza”, se escucha en uno de los registros del interrogatorio. Y más adelante, el nombre completo: Raiza Lisbeth Carrasco Marrufo. Ella habría entregado los documentos con fecha del 5 de abril, dos días antes del operativo.

La pregunta se repite en boca de policías y fiscales: “¿Cómo le llegó ese documento?”. Nadie responde con claridad. Pero el expediente no miente. Estaba ahí. Guardado, leído, anticipado.

Un operativo secreto al descubierto

Sicario de ‘Los Pulpos’ tenía su expediente de detención y todos los detalles del operativo: fuga habría salido del Ministerio Público. (Captura de pantalla)

La noche del jueves 10 de abril, a las 23:30, efectivos de la División de Homicidios llegaron al distrito de Laredo. Flores López había sido identificado por inteligencia como el ejecutor de un crimen que estremeció Trujillo: el asesinato de Milko Garay Encomenderos Alba, cometido con seis disparos. Lo llamaban “El Rojo” por su brutalidad. Tenía apenas 19 años.

Un agente lo confirma en el informe: “Usted está documentado. ¿Cómo le llegó ese documento?”. La respuesta fue evasiva. Pero el acta policial dejó constancia del hallazgo. “Un folder manila con copias del requerimiento de allanamiento, descerraje, registro domiciliario, incautación de bienes y detención preliminar del imputado Ricardo Javier Flores López”, señaló el teniente general, PNP. Óscar Arriola, jefe del Estado Mayor de la PNP.

Durante las diligencias, la madre del imputado brindó una versión que dirigió la atención hacia una presunta facilitadora dentro del sistema legal. Aseguró haber recibido los documentos de una abogada. “El cual refiere la señora madre del investigado. Le fue entregado por ella. Quería lo entregado, señora. Estos documentos el día de hoy. ¿El día de la fecha, a qué horas? Más o menos. A las 17:00 de la tarde”.

A la repregunta sobre el nombre de quien habría entregado el expediente, la madre mencionó: “Raiza. Raiza Lisbeth Carrasco Marrufo”. La defensa de la abogada no se ha pronunciado públicamente, pero la mención quedó registrada. Panorama acudió al Ministerio Público de Trujillo para obtener respuestas. El silencio fue la única respuesta institucional.

Un sello criminal que domina Trujillo

Sicario de ‘Los Pulpos’ tenía su expediente de detención y todos los detalles del operativo: fuga habría salido del Ministerio Público. (Captura de pantalla)

Los Pulpos‘, organización criminal con presencia en Trujillo, operan desde hace años con violencia y códigos propios. Su símbolo, una calcomanía con las letras “JHS” —iniciales del cabecilla John Smith Cruz Arce—, marca decenas de viviendas y locales. El sello incluye un pulpo en el fondo y la palabra “pulpo” en inglés. Es un aviso. Una advertencia silenciosa.

La presencia delictiva no se limita a las calles. “Estas investigaciones tienen que llegar hasta el fondo de la complicidad, del encubrimiento, de la participación de la organización al interior de instituciones como lo son los operadores de justicia. No hay forma de que el expediente se encuentre en el lugar de uno de los sicarios más importantes”, señaló el jefe del Estado Mayor de la PNP.

La escena del crimen mostró una camioneta baleada y el cuerpo del empresario con seis impactos. En los registros de cámaras de seguridad, el auto plata que usó Flores López aparece estacionado y luego escapa.

Las autoridades manejan una hipótesis clara: alguien desde el sistema judicial advirtió al sicario. El expediente reservado de Flores López, diseñado para una operación secreta, fue filtrado con días de anticipación. “La policía identificó que la familia del imputado tenía conocimiento desde el 7 de abril del operativo”, se lee en las actas. “Incluso tenían el expediente con los elementos de convicción presentados a la Fiscalía”.

La pregunta persiste. Nadie ha dado una explicación satisfactoria. Las autoridades no han emitido comunicados oficiales que aclaren el nivel de la filtración. Pero lo cierto es que el sicario sabía con exactitud qué día iban por él, qué buscaban y qué pruebas existían. Lo supo porque alguien dentro del sistema se lo dijo.