El buque hospital de la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China Peace Ark (REUTERS/Manaure Quintero)

China ha comenzado a usar el Caribe como escenario para su señalización estratégica hacia Washington. Mientras los despliegues navales estadounidenses alrededor de Venezuela subrayan las líneas rojas de Estados Unidos, Beijing responde con diplomacia humanitaria, arraigo energético, amplificación mediática y retórica multilateral.

El despliegue del buque hospital Peace Ark bajo la Misión Harmony-2025, la autorización de una plataforma petrolera construida por China para Venezuela y la llegada de una instalación petrolera flotante respaldada por China en el lago de Maracaibo simbolizan permanencia y legitimidad. A través de medios en español y la diplomacia de la CELAC, Beijing retrata a Estados Unidos como militarista mientras se presenta a sí misma como constructiva. Estas acciones constituyen una contranarrativa deliberada: China puede operar en el Caribe, moldear percepciones y desafiar la dominancia estadounidense sin disparar un solo tiro.

Por qué esto importa

El Caribe siempre ha sido una primera línea de la seguridad nacional estadounidense. Hoy, China está poniendo a prueba la determinación de Estados Unidos en su propio patio estratégico. Buques hospital que se presentan como gestos de buena voluntad, plataformas petroleras que funcionan como anclas de influencia y operaciones mediáticas en español no son actos aislados: son componentes de una campaña más amplia para erosionar la legitimidad de Estados Unidos y normalizar la presencia de Beijing en el hemisferio. Si no se contrarrestan, estas acciones debilitarán la disuasión estadounidense, socavarán el dominio del dólar en el comercio regional y comprometerán la capacidad de Estados Unidos para establecer los términos de interacción en su propio hemisferio.

Una nueva fase de competencia

China está poniendo a prueba la determinación de Estados Unidos en su propio patio estratégico (REUTERS)

Este análisis continúa la serie del MSI² sobre la expansión hemisférica de China. Estudios previos destacaron el Canal de Panamá y Venezuela como campos de batalla estratégicos. Los trabajos de Marrero (América 2.0, 2022; La Última Frontera, 2025) establecieron que el avance de China representa un desafío directo a la primacía estadounidense en su propia retaguardia estratégica. Este artículo extiende ese análisis evaluando cómo el arraigo económico y los despliegues simbólicos de Beijing coinciden con la señalización de poder duro de Washington.

Durante demasiado tiempo, la crisis de Venezuela se ha enmarcado como un asunto bilateral. En realidad, es triangular: la disuasión estadounidense, el valor proxy de Venezuela y el creciente arsenal de Beijing. China ya no se contenta con permanecer en segundo plano: ahora envía señales activas a Washington.

El buque hospital: fachada humanitaria, señal estratégica

El despliegue del Peace Ark bajo la Misión Harmony-2025 representa una de las herramientas de poder blando más sofisticadas de Beijing. Su primer viaje a Sudamérica, con escalas en México y Jamaica, envolvió la señalización estratégica en un atuendo humanitario (Xinhua, 2025).

El momento elegido es revelador. El viaje coincidió con operaciones navales estadounidenses frente a Venezuela. El mensaje: China puede proyectar influencia en el Caribe, mostrar “manos sanadoras” y presentarse como una alternativa benigna al poder de fuego de Estados Unidos.

El despliegue del Peace Ark bajo la Misión Harmony-2025 representa una de las herramientas de poder blando más sofisticadas de Beijing (REUTERS)

La energía como ancla geopolítica

La aprobación de Beijing de una plataforma petrolera de aguas profundas construida por China en aguas venezolanas no es solo un proyecto energético, sino un ancla geopolítica (Reuters, 2025). Al incorporar capital, tecnología y trabajadores, China indica su disposición a asumir riesgos en la zona cercana de Estados Unidos.

Reforzando aún más esta presencia, una instalación petrolera flotante respaldada por China llegó al lago de Maracaibo en 2025, vinculada a un programa de mil millones de dólares para aumentar las exportaciones de crudo pesado a China (Bloomberg, 2025). Estos activos no son efímeros como los despliegues navales; generan permanencia y complican la libertad de acción estadounidense.

Las apuestas geoeconómicas (a grandes rasgos)

Indicador Datos / Tendencia Implicaciones
Flujos de comercio de petróleo Venezuela ahora envía más del 65% de sus exportaciones de crudo a China Elude sanciones estadounidenses, fortalece la seguridad energética de China
Riesgo del petroyuan Crecientes contratos de petróleo venezolano denominados en yuan Erosionan el dominio del dólar en el comercio energético del hemisferio occidental
Apalancamiento de deuda Venezuela debe a China aproximadamente 19 mil millones de dólares Pekín ejerce influencia financiera sobre Caracas
Líneas de suministro estratégicas Inversión de 1 mil millones de dólares en exportaciones de crudo pesado Asegura acceso chino a largo plazo a crudo a precios descontados

Guerra mediática en español

Más allá de la infraestructura, Beijing lucha por la dominancia narrativa. CGTN Español y Xinhua en Español saturan el espacio informativo con mensajes que presentan las acciones navales de Estados Unidos como militarización, mientras posicionan a China como respetuosa y constructiva (CGTN Español, 2025). Historias sobre la “resistencia” y la soberanía venezolana se difunden ampliamente en redes sociales latinoamericanas.

Esto es diplomacia económica a través del dominio de la información: moldear percepciones para normalizar la presencia de Beijing mientras se deslegitima a Washington.

Amplificación multilateral: CELAC y “no interferencia”

China refuerza su contranarrativa mediante diplomacia multilateral. En los diálogos China–CELAC, Beijing enfatizó la no interferencia y prometió financiamiento para infraestructura (CELAC–China Joint Statement, 2025). Estos puntos de conversación otorgan a los gobiernos regionales cobertura retórica para rechazar la presión estadounidense y alinearse con la narrativa de Beijing.

Una empresa china perforando petróleo en Mayabeque, Cuba (REUTERS/Norlys Perez)

La estrategia recuerda las tácticas soviéticas en Cuba durante la Guerra Fría: proyectos económicos que justificaban la presencia estratégica. Entonces, como ahora, la economía es el escudo del arraigo político-militar.

Escenarios de contrarrespuesta estadounidense

A medida que Washington indica el fin de la indulgencia frente al avance de Beijing, varias acciones están disponibles:

Presencia naval ampliada

  • Aumentar los despliegues rotacionales de grupos de portaaviones y anfibios.
  • Realizar patrullas multilaterales con aliados regionales.
  • Propósito: demostrar libertad de acción pese a los activos chinos.

Presión económica y sanciones

  • Apuntar a empresas estatales chinas en emprendimientos venezolanos con sanciones secundarias.
  • Presionar a aseguradoras y transportistas para evitar instalaciones respaldadas por China.
  • Propósito: elevar los costos operativos de Pekín.

Contrataque narrativo

  • Incrementar contenido en español vía VOA, Radio/TV Martí y medios de la diáspora.
  • Exponer corrupción, trampas de deuda y riesgos de doble uso.
  • Propósito: recuperar la dominancia narrativa.

Presión institucional

  • Aprovechar foros de la OEA, BID y la Cumbre de las Américas.
  • Movilizar a miembros de la CELAC cautelosos ante el sobrealcance chino.
  • Propósito: disputar la influencia multilateral de Pekín.

Asociaciones con posicionamiento adelantado

  • Acelerar inversiones estadounidenses en centros logísticos de Panamá y el Caribe Oriental.
  • Negociar nuevos acuerdos de acceso para anticipar anclas chinas.
  • Propósito: mostrar permanencia, no presencia episódica.

La línea roja estadounidense en el Caribe

Las acciones de China no son periféricas: son centrales en su estrategia hemisférica. Buques hospital, plataformas petroleras y guerra mediática son cabezas de playa, no gestos de buena voluntad. El Caribe está siendo transformado en un terreno de prueba para el avance chino mediante diplomacia de doble uso y permanencia energética.

Estados Unidos debe reconocer esta realidad. La era de indulgencia ha terminado. Washington debe actuar de manera decisiva en los frentes naval, económico, diplomático y narrativo. Cualquier acción menor arriesga ceder legitimidad y espacio estratégico a Beijing en el propio hemisferio estadounidense.

Las acciones de China no son periféricas: son centrales en su estrategia hemisférica. Buques hospital, plataformas petroleras y guerra mediática son cabezas de playa, no gestos de buena voluntad (REUTERS)

Las “manos sanadoras” de China son una máscara para el arraigo estratégico. A menos que Estados Unidos responda con igual determinación, Beijing normalizará su presencia en el Caribe y erosionará la soberanía estadounidense en su propio patio. Como muestra la historia —del azúcar soviético en Cuba a las plataformas petroleras en Venezuela hoy—, los anclajes económicos rápidamente se convierten en cabezas de playa estratégicas.

CDR José Adán Gutiérrez, USN (Ret.), Miembro Senior, MSI² & Dr. Rafael Marrero, Fundador y CEO, Economista Jefe, MSI²