Las autoridades de la provincia de Córdoba vivieron momentos de tensión hacia el final de la semana pasada, cuando llegó a sus manos un caso de secuestro extorsivo que tenía como víctima a una menor de 16 años. Se trataba de una joven perteneciente a una conocida familia gitana de la ciudad de Alta Gracia, quien al momento del inicio de la investigación llevaba casi 48 horas desaparecida.
El hecho comenzó como una averiguación de paradero. Era viernes por la tarde cuando el tío y la abuela de la adolescente notaron su ausencia y comenzaron a pedirle ayuda a los vecinos para buscarla. Horas más tarde, informaron de la desaparición a la policía de la zona, que colaboró en la búsqueda de la chica sin éxito.
La joven no estaba en el domicilio, pero tampoco su celular. Por eso, la familia intentó comunicarse varias veces con ella. La llamaron, le mandaron mensajes, pero nada dio resultado. Parecía que la adolescente se había esfumado de la ciudad. Aunque no era solo una sensación: para ese momento, la víctima ya no estaba en Alta Gracia. Alguien ya se la había llevado.
Tras atar algunos cabos y reconstruir por sus propios medios lo que había hecho la menor antes de desaparecer repentinamente, sus allegados llegaron a la conclusión de que la habían secuestrado. Y sabían quién podría haber sido.
Se trataba de un conocido de la familia, de 48 años, según supo luego Infobae. Era un comerciante que en varias oportunidades había hecho negocios con ellos y que justo esa semana había estado en la casa de los gitanos. El día de la desaparición, incluso, había estado con la adolescente.
Con esta sospecha llamaron a la policía nuevamente y dieron su nombre y apellido. Al mismo tiempo, volvieron a llamar a la víctima, con la esperanza de tener una señal de ella a casi dos días de su desaparición.
Para sorpresa de ellos, alguien contestó del otro lado. Pero no la menor, sino el sospechoso, quien les confirmó que se la había llevado y les pidió una millonaria suma de dinero para entregarla.
El hombre los extorsionó: les pidió a la abuela y el tío de la adolescente miles de euros -la cifra exacta es reservada- para entregarles devuelta a la joven y luego cortó el teléfono. Nunca más llamó.
Fue entonces que tomó intervención la división de Antisecuestro del ministerio de Seguridad de Córdoba, que envió personal especializado a Alta Gracia para entrevistar al entorno de la víctima y recopilar otros testimonios que puedan ayudar a dar con el paradero de la menor. También llegó al caso la Fiscalía Federal N.º 1, a cargo del fiscal Enrique Senestrari, quien se puso al frente de la causa.
Iban tres días de desaparición cuando el secuestrador cometió un error: dejó que la víctima volviera a atender el teléfono cuando su familia intentó comunicarse con ella otra vez. Según señalaron fuentes de la investigación a Infobae, la conversación fue de apenas segundos y la menor ni siquiera llegó a hablar. Pero fue suficiente para que las autoridades rastrearan la ubicación del dispositivo.
Tal como sospechaban desde el comienzo, la geolocalización confirmó que la adolescente de 16 años no estaba en Alta Gracia. Pero tampoco en Córdoba: el sospechoso se la había llevado hasta la provincia de Buenos Aires. Precisamente, la señal venía de una casa ubicada en el Conurbano, en la localidad de Ciudadela, partido de Tres de Febrero. Era el inmueble donde vivía el hombre, que se la llevó en auto el mismo viernes de la desaparición, según se supo hasta ahora.
Con esta información, la Justicia Federal se puso en contacto con sus pares bonaerense, mientras que desde el Departamento Antisecuestro hicieron lo propio con quienes son especialistas en secuestro extorsivo de la Policía Federal Argentina.
Fue así que las autoridades montaron un operativo en el domicilio sindicado y encontraron a la víctima y a su secuestrador dentro de la vivienda. El procedimiento terminó con el rescate de la menor en buen estado de salud y la detención del hombre, quien quedó detenido en Córdoba acusado de secuestro extorsivo.