Robert Hansen, el 'Carnicero Panadero' de Alaska, asesinó al menos a 17 mujeres entre 1972 y 1983 (foto: Captura de pantalla/IMDb)

El “Carnicero Panadero” de Alaska asesinó a al menos 17 mujeres durante 12 años de terror, cazándolas como animales en los bosques remotos de Anchorage. Robert Hansen, un aparentemente respetable propietario de panadería y padre de familia, mantuvo una doble vida que recién salió a la luz cuando una adolescente de 17 años logró escapar de sus garras y proporcionó las pruebas cruciales para su captura, según reporta People.

Hansen operó entre 1972 y 1983 en una época en la que Alaska vivía un boom petrolero que atraía trabajadores y creaba el ambiente perfecto para que sus víctimas —en su mayoría trabajadoras sexuales y adolescentes vulnerables— pasaran desapercibidas ante las autoridades, reseñó NBC.

La fachada del panadero respetable

Nacido en 1939 en Iowa, Hansen arrastraba desde la adolescencia una profunda frustración social causada por su tartamudez y el acné severo que marcaba su rostro. “Era muy frustrado”, confesó más tarde a la policía, según difundió People. “Veía a mis amigos salir en citas y tenía un tremendo deseo de hacer lo mismo. Por las cicatrices de mi cara, podía ver por qué las chicas no querían acercarse a mí”.

Su modus operandi se basaba en secuestrar mujeres, llevarlas a bosques remotos y cazarlas antes de matarlas (foto: Anchorage Daily News)

En 1967, Hansen se trasladó a Anchorage junto a su esposa Darla y sus dos hijos, donde abrió una panadería que se convirtió en su fachada perfecta. Los policías de la zona lo conocían como un comerciante amable que les vendía pan, sin sospechar la oscuridad que se ocultaba tras su máscara de normalidad.

Sin embargo, su historial criminal se remontaba a 1960, cuando incendió un garaje de autobuses escolares en su ciudad natal de Pocahontas, Iowa. Cumplió 20 meses de prisión y fue diagnosticado con depresión maníaca con episodios esquizofrénicos periódicos. Ya en Alaska, fue arrestado dos veces en 1971 por secuestro e intento de violación de una ama de casa, y por violar a una trabajadora sexual.

El sistema judicial le permitió cumplir solo seis meses de una sentencia de cinco años.

El escalofriante método del cazador

Hansen utilizó su panadería y su imagen de padre de familia como fachada para ocultar sus crímenes (foto: Wikipedia)

Hansen desarrolló un modus operandi terrorífico que combinaba su pasión por la caza con sus impulsos criminales. Acechaba a mujeres jóvenes, generalmente adolescentes o trabajadoras sexuales, las secuestraba en su automóvil y las transportaba a ubicaciones remotas, ya fuera en vehículo o en su pequeña avioneta privada, para la que había obtenido licencia de piloto.

Una vez en el bosque, las liberaba y las perseguía como si fueran animales de caza, las violaba y después las asesinaba. Sus víctimas cuyas edades oscilaban entre los 16 y 41 años, incluían a Celia van Zanten, Mary Kathleen Thill, Joanna Messina, Roxane Easland, Andrea “Fish” Altiery, y muchas otras cuyos nombres tardaron años en ser conocidos.

People detalla que aunque Hansen confesó haber matado a 17 mujeres, se cree que violó o agredió a más de 30 durante su reinado de terror.

Las víctimas olvidadas por el sistema

El contexto social de Alaska en los años 70 favoreció que los crímenes de Hansen pasaran inadvertidos durante más de una década, reseña NBC. El desarrollo del oleoducto trans-Alaska había convertido Anchorage en un hervidero de trabajadores de la construcción, trabajadoras sexuales y traficantes de drogas.

Frank Rothschild, el fiscal asistente que procesó el caso, explicó posteriormente que las víctimas de Hansen “apenas fueron extrañadas” porque muchas no tenían vínculos familiares estrechos o provenían de entornos problemáticos. “Hansen aprendió que necesitaba llevarse mujeres en las que la comunidad o la policía no creyeran fácilmente o por las que no se preocuparan de la misma manera. Pensaba como un cazador“, declaró Rothschild.

La falta de empatía hacia las víctimas de violación era flagrante. “Simplemente, no había ni una gota de empatía por una víctima de violación. Eso siempre me molesta”, reconoció el fiscal años después.

La investigación que falló

John Cusack se puso en la piel de Robert Hansen para una película y logró una acertada personificación del asesino (foto: Composición fotográfica)

Las autoridades tardaron más de una década en conectar las desapariciones y establecer un patrón. Varios factores contribuyeron a esta demora: Hansen era un comerciante local conocido y respetado, sus víctimas pertenecían a sectores marginalizados de la sociedad, y algunas mujeres que lograron escapar y denunciar sus agresiones no fueron creídas por la policía.

Rothschild recordó que Hansen era “un tipo pequeño” que “parecía un hombre apacible y educado”. “Inicialmente, no tenías ningún indicio de lo que escondía detrás de la máscara”, añadió el fiscal.

El propio sistema judicial contribuyó involuntariamente a prolongar los crímenes: Rothschild calculó que al menos tres de los cuatro asesinatos por los que Hansen fue condenado ocurrieron durante el período en que debería haber estado en prisión si hubiera cumplido la sentencia completa de cinco años por robo que recibió en 1972.

El momento decisivo: la valentía de Cindy Paulson

El punto de inflexión llegó en junio de 1983, cuando Hansen secuestró a Cindy Paulson, una trabajadora sexual de 17 años. La llevó a su casa y después la transportó hacia su avioneta, pero la adolescente logró escapar mientras el asesino cargaba equipos en la aeronave.

Paulson corrió hasta una calle transitada, donde un conductor la rescató y la ayudó a llegar a la policía. Su testimonio fue preciso y proporcionó una descripción detallada de Hansen. Crucialmente, había dejado sus zapatillas deportivas dentro del automóvil del secuestrador como prueba deliberada.

La policía interrogó a Hansen, pero él alegó tener coartada, negó las acusaciones y fue liberado inicialmente. Sin embargo, su testimonio había plantado la semilla de la investigación que finalmente lo expondría.

Captura, confesión y condena final

En octubre de 1983, después de que la policía descubriera más cuerpos y desarrollara un perfil psicológico del asesino, emitieron una orden de registro para las propiedades de Hansen. El allanamiento reveló joyas pertenecientes a varias víctimas, posibles armas homicidas y, más importante aún, un mapa con múltiples marcas en “X” que señalaban los lugares donde había enterrado a sus víctimas.

Centro Correccional Spring Creek en Seward, Alaska, el lugar adonde Hansen pasó sus últimos días (foto: Wikipedia)

Confrontado con las pruebas, Hansen inicialmente negó los asesinatos, pero finalmente confesó. Fue arrestado formalmente y acusado del asesinato de cuatro mujeres cuyos cuerpos habían sido encontrados: Sherry Morrow, Joanna Messina, “Eklutna Annie” (una víctima no identificada) y Paula Goulding.

En febrero de 1984, Hansen se declaró culpable de cuatro asesinatos y un secuestro con violación. Como parte de su acuerdo de culpabilidad, colaboró con los investigadores para identificar algunos de los sitios donde había enterrado víctimas adicionales, confesó finalmente haber asesinado a 17 mujeres.

Hansen recibió una sentencia de 461 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional. Inició su condena en la Penitenciaría de Estados Unidos en Lewisburg, Pensilvania, antes de ser trasladado brevemente al Centro Correccional Lemon Creek en Juneau, Alaska. Pasó el resto de su vida en el Centro Correccional Spring Creek en Seward, Alaska.

Hansen murió el 21 de agosto de 2014 por causas naturales en el Hospital Regional de Alaska en Anchorage. Tenía 75 años. Glenn Flothe, un ex policía estatal que trabajó en la captura de 1983, expresó que solo debían recordarse las víctimas y sus familias, pues el mundo era mejor sin el asesino serial que durante una década convirtió los bosques de Alaska en su macabro campo de caza.

La película inspirada en el caso

En 2013, se estrenó Bajo Cero, una película basada en los terroríficos hechos que llevó a cabo Hansen durante la década del 60 y 70 en Alaska. El filme sigue a un detective (Nicolas Cage) que investiga una serie de desapariciones y asesinatos de mujeres jóvenes, lo que lo lleva a descubrir un patrón que apunta a un respetado miembro de la comunidad. La cinta mezcla elementos de thriller policial con drama psicológico, mostrando tanto la vulnerabilidad de las víctimas como el esfuerzo desesperado de la policía por frenar los crímenes.

Vanessa Hudgens interpretó a Cindy Paulson, la trabajadora sexual de 17 años que logró escapar del asecho de Hansen (foto: IMDb)

La película refleja este modus operandi con gran fidelidad, destacando la tensión entre la fachada respetable de Hansen —protagonizado por John Cuzack— la brutalidad de sus crímenes y su caída tras el fallido secuestro de Paulson, quien fue personificada por Vanessa Hudgens.