La empresa canadiense Nutrien dejó su participación en Profertil, la mayor productora de fertilizantes de la Argentina. La operación involucró a dos compañías de origen local: Adecoagro y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). Ambas desembolsaron USD 600 millones para quedarse con el 50% de la firma que estaba en manos de Nutrien.
Profertil era hasta ahora propiedad en partes iguales de YPF y de la canadiense. Tras el retiro de la multinacional, la compañía nacional de energía mantuvo su 50% y el otro 50% pasó a ser controlado por Adecoagro y ACA. La transacción significó un cambio importante en el mapa del negocio de los fertilizantes en el país, con un peso creciente de capitales argentinos.
La decisión de Nutrien no sorprendió en el mercado. Desde junio de 2025 se conocía que la empresa analizaba desprenderse de su participación en Profertil. La multinacional ya había encarado un proceso de reestructuración global, con foco en Norteamérica, donde concentró la mayor parte de sus activos.
El desinterés por continuar en el negocio argentino coincidió con un escenario de volatilidad macroeconómica y de reacomodamiento en el mercado de fertilizantes. En ese contexto, la compañía avanzó en la búsqueda de compradores y concretó la venta en septiembre de 2025.
Los nuevos dueños
Adecoagro y ACA fueron los actores que asumieron el control de la mitad de Profertil. La primera es una empresa agrícola y alimenticia con operaciones diversificadas en la región. La segunda es una cooperativa que reúne a miles de productores agropecuarios argentinos.
Ambas entidades se repartieron el 50% que estaba en manos de Nutrien. La operación reforzó su presencia en un sector estratégico para la producción agrícola, ya que Profertil abastece a buena parte del mercado de fertilizantes nitrogenados.
El rol de Profertil en la Argentina
Fundada en 1996, Profertil se especializó en la producción de urea granulada, un insumo central para la agricultura argentina. La planta principal de la compañía está ubicada en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, y cuenta con una capacidad anual de más de 1,3 millones de toneladas.
La empresa también opera centros de distribución en distintas provincias, lo que le permitió abastecer de manera directa a productores de diferentes regiones. Su integración logística se convirtió en una ventaja competitiva en un mercado dominado por la estacionalidad y la necesidad de entrega rápida de insumos.
La salida de Nutrien y la llegada de Adecoagro y ACA modificaron la estructura de propiedad en la industria de fertilizantes. El negocio se mantuvo con participación estatal, a través de YPF, y pasó a tener un socio conformado por compañías de capitales argentinos.
Este cambio se dio en un momento de alta demanda de fertilizantes, impulsada por la necesidad de aumentar la productividad agrícola. En los últimos años, la aplicación de urea se consolidó como una práctica extendida en la producción de cereales, especialmente trigo y maíz.
La empresa canadiense había desembarcado en la Argentina como parte de su estrategia de expansión global. Controlaba negocios en distintos segmentos, entre ellos la producción y comercialización de fertilizantes.
Con el tiempo, sin embargo, Nutrien redujo su exposición en mercados considerados de mayor riesgo. En América Latina se desprendió de activos en varios países. La venta de su participación en Profertil formó parte de esa política de concentración en mercados centrales.
La cifra de USD 600 millones colocó a la transacción entre las más relevantes del año en la Argentina. Se trató de una operación de envergadura tanto por el monto como por el activo involucrado: Profertil es la principal productora de urea granulada en el país y una de las plantas más grandes de Sudamérica.
Fuentes del sector señalaron que la negociación avanzó sin contratiempos y que los compradores contaron con el respaldo financiero necesario para concretar el desembolso.
Relevancia de ACA en el agro y la apuesta de Adecoagro
La Asociación de Cooperativas Argentinas es un actor clave en el sector agropecuario. Con presencia en varias provincias, reúne a más de 140 cooperativas y a miles de productores asociados. Su participación en Profertil le permitió acceder a un insumo central para sus asociados y consolidar su peso en la cadena de valor del agro.
La compra del 50% de la compañía fue interpretada como un paso estratégico para garantizar el abastecimiento de fertilizantes en condiciones competitivas.
Por su parte, Adecoagro es una empresa que desarrolla actividades agrícolas, industriales y energéticas en Argentina, Brasil y Uruguay. Su portafolio incluye la producción de alimentos, bioenergía y lácteos.
Con la adquisición de parte de Profertil, la compañía amplió su presencia en un negocio directamente vinculado a su actividad principal: la agricultura. El control sobre un insumo como la urea representó un movimiento de expansión en línea con su estrategia de integración vertical.
La petrolera estatal YPF conservó su participación del 50% en Profertil. La empresa ya era socia de Nutrien en el emprendimiento y quedó como accionista de referencia junto a los nuevos jugadores locales.
YPF aportó en su momento la infraestructura y el acceso al gas natural como insumo clave para la producción de urea. Su rol continuará siendo determinante para el abastecimiento energético de la planta de Bahía Blanca.
La planta de Profertil en Bahía Blanca ocupa un lugar central en el esquema productivo del país. La cercanía al puerto y la disponibilidad de gas natural fueron factores clave para su instalación. Desde allí se abastece gran parte de la demanda de urea en Argentina.
La compañía también exporta parte de su producción, lo que le da relevancia en el mercado regional. Con la nueva estructura de propiedad, se mantuvo la capacidad instalada y la orientación hacia el abastecimiento interno.
La venta se produjo en un momento de fluctuaciones en el mercado mundial de fertilizantes. La pandemia, la guerra en Ucrania y los cambios en la producción global impactaron en los precios y en la disponibilidad de insumos.
En ese escenario, el control de Profertil pasó a manos de actores locales que buscaron asegurar la provisión para los productores argentinos.