La historia de amor que más sorprendió a los seguidores de Love is Blind Argentina (Netflix) llegó a su fin. Florencia Fernández y José Luis Fariña, quienes se casaron en la primera edición del reality, anunciaron su separación tras casi un año y medio de relación. La noticia, que se hizo pública a través de las redes sociales de ambos, generó una oleada de mensajes de apoyo y tristeza entre sus seguidores, que habían seguido paso a paso la transformación de ese vínculo que nació a oscuras, se consolidó frente a las cámaras y enfrentó la vida real con una intensidad pocas veces vista en el programa.
Florencia fue la primera en romper el silencio. En una historia de Instagram, escribió: “Vengo postergando esto, pero quería contarles que con José ya no estamos juntos. Me quedo con los lindos momentos y, de corazón, le deseo lo mejor en su vida”. Sus palabras, simples pero cargadas de emoción, dejaron entrever el proceso interno que atravesó antes de compartir la noticia públicamente.
Luego, profundizó: “Como muchos saben, me mudé a Buenos Aires con mis mascotas y vivíamos con él, así que me acompañaron en el proceso de armar mi nuevo hogar desde cero en un lugar nuevo. Lo demás, el tiempo dirá”. La mudanza fue un punto de inflexión en su vida: dejó su ciudad natal, Córdoba, vendió sus pertenencias, renunció a su trabajo y llegó a Buenos Aires con dos valijas y sus cuatro gatos para empezar de nuevo en la Ciudad, al apostar a una relación que había nacido de una manera poco convencional.
En el mensaje, la joven también compartió una reflexión íntima sobre el amor y las decisiones que marcan la vida: “Nunca me voy a arrepentir de apostar al amor. Lo vale 100%, y sé que la vida se encargará de cruzarme con la persona correcta”. Cerró su mensaje con una frase que pareció escrita desde la experiencia y el aprendizaje: “Amen mucho. Confíen. Entreguen. Inviertan tiempo, ganas, energía. Trabajen en ser mejores. Sean la clase de persona con la que les gustaría coincidir. Lo bueno regresa siempre”.
Minutos después, fue José Luis quien también se expresó en su cuenta. Sin rencores ni reproches, escribió: “Quiero compartir con ustedes que decidimos separarnos con Flor. Creo que es lo mejor para los dos y, en este momento, la vida nos pone en caminos distintos”. En su mensaje se percibió una mezcla de agradecimiento y melancolía: “Siempre voy a estar agradecido. Sos una persona espectacular, me enseñaste muchísimo y vivimos momentos hermosos en este casi año y medio. Te deseo lo mejor siempre”.
Su historia dentro del reality fue particular. A diferencia de otras parejas, Florencia y José Luis no formaron vínculo durante las cápsulas del experimento, sino que se conocieron después, cuando las cámaras ya no mostraban las primeras conexiones. Fueron los últimos en decir “sí, quiero” en el altar, y su historia fue recibida con cierta incredulidad por parte no sólo de los otros participantes, sino del público seguidor, que no entendían cómo ese vínculo se había fortalecido. Sin embargo, con paciencia, humor y cariño, fueron construyendo una relación que se consolidó con el paso de los meses.
Durante el capítulo final del reencuentro, grabado un año después de las bodas, Florencia relató en detalle cómo había dejado atrás su vida en Córdoba apenas se casaron. Vendió todo lo que tenía, renunció a su trabajo, se despidió de su entorno y viajó a Buenos Aires con sus gatos para comenzar una vida junto a José Luis. Ese cambio abrupto no estuvo exento de crisis: a los tres días de empezar la convivencia, él le dijo que sentía que todo era “demasiado” y que quería separarse. Pese a ese cimbronazo inicial, decidieron apostar al diálogo, a la paciencia y a lo que ellos mismos definieron como “mucho remo”.
Juntos lograron crear un espacio compartido en el que convivían con sus mascotas y compartían fragmentos de su día a día en redes sociales. Allí se mostraban auténticos, atravesando los altibajos típicos de cualquier pareja, pero también disfrutando de los pequeños momentos. En el último capítulo del reality, el joven sorprendió a Florencia con un gesto simbólico: le regaló unas alianzas con sus nombres grabados como forma de reafirmar su compromiso. Se abrazaron, se besaron y sellaron lo que entonces parecía un final feliz.
Ese amor que comenzó con incertidumbre y ganó terreno a fuerza de convicciones hoy toma otros caminos. Sus seguidores, que creyeron en la historia de amor que parecía improbable, hoy también los acompañan en la despedida, celebrando lo vivido, sin perder de vista todo lo que compartieron. Porque a veces, incluso las historias más intensas también tienen un cierre.