El mediodía del jueves en Carcarañá, una localidad de la provincia de Santa Fe, transcurrió bajo un cielo amenazante. A pesar de que se esperaban fuertes vientos y lluvia, la formación de un tornado llamó la atención de los vecinos.
Las horas previas no habían dado indicios de tranquilidad: el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) había lanzado una alerta amarilla por tormentas fuertes para toda la región, advirtiendo sobre la posibilidad de granizo y vientos intensos, con ráfagas capaces de alcanzar los 70 kilómetros por hora.
No solo se trataba de lluvias; la actualización del organismo extendía el aviso incluso a varias provincias: Córdoba, Entre Ríos, centro y sur de Santa Fe, así como centro y este de Buenos Aires.
En ese contexto, pasadas las 13.15, vecinos de Carcarañá presenciaron un fenómeno poco habitual para la zona. Según testimonios recogidos por Rosario 3, el cielo se oscureció como si fuera de noche y comenzaron a soplar ráfagas intensas que arrastraron una columna de polvo y aire.

En el barrio Altos de Carcarañá, un remolino de viento similar a un tornado se desplegó durante algunos segundos, mientras la lluvia caía de manera torrencial. Los relatos de los habitantes de la zona coinciden en la intensidad del evento, con árboles arrancados de raíz y ramas dispersas a lo largo de las calles. La caída de granizo complicó aún más la situación.
Las imágenes captadas por los propios habitantes no tardaron en circular. En ellas se observa con nitidez una columna giratoria elevándose y desplazándose entre nubes de polvo, con objetos livianos y hojas volando a su alrededor.
Los registros grabados por los vecinos rápidamente se hicieron virales, convirtieron al fenómeno en tema de conversación y despertaron la curiosidad tanto local como regional.
El Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático confirmó que lo ocurrido en Carcarañá fue un tornado. No obstante, desde el organismo explicaron que la situación más grave se reportó minutos antes en la zona rural de Cañada de Gómez, donde el viento provocó voladura de techos y destrozos en estructuras.
Allí, según el mismo reporte, el impacto de la tormenta superó lo vivido en Carcarañá, aunque ambos episodios respondieron al mismo sistema de tormentas severas que cruzó el centro del país durante la jornada.
Según explicó Rosario 3, el centro de monitoreo aseguró que ese corredor es conocido en el ambiente meteorológico como el “pasillo de los tornados”, abarca desde el noreste argentino hasta el sur de Brasil y cobija a la Argentina como una de las regiones con mayor frecuencia de este tipo de fenómenos detrás de Estados Unidos, de acuerdo con los expertos del centro de monitoreo.
Sin embargo, desde el SMN dieron otra explicación para el fenómeno. Estas estructuras turbulentas se registran con frecuencia en la Pampa Húmeda, región caracterizada por tormentas de gran intensidad. Aunque un gustnado no alcanza el nivel destructivo de un tornado tradicional, es capaz de levantar polvo, mover escombros y generar daños menores.
Su origen se diferencia del de un tornado: mientras este último conecta su columna de rotación directamente con la base de una nube, el gustnado se desarrolla y persiste cerca de la superficie, concretamente en el borde de avance del aire frío asociado a una tormenta, justo antes del frente de lluvia y ráfagas. El término surge de la combinación de las palabras inglesas gust (ráfaga) y tornado, también conocido en entornos técnicos como “ráfaga tornádica” y popularmente apodado “mini-tornado”, detalló el organismo nacional.
El impacto del evento meteorológico se vio agravado por las condiciones previas: poco antes del fenómeno en Carcarañá y Cañada de Gómez, el alerta lanzado por el Servicio Meteorológico Nacional generó preocupación en toda la zona de la capital provincial y el área metropolitana de Santa Fe, indicó el medio local Aire de Santa Fe.

La advertencia hizo hincapié en la inminente llegada de una tormenta con actividad eléctrica de moderada a fuerte, la probabilidad de granizo y ráfagas violentas. El núcleo de la tormenta, según el Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático, avanzaba con rapidez, modificando las condiciones meteorológicas en lapsos brevísimos y haciendo difícil cualquier preparación.
Frente a ese panorama, la recomendación oficial se centró en resguardar vehículos bajo techo y evitar las actividades al aire libre durante la tormenta, en particular durante el desarrollo de descargas eléctricas frecuentes. Mantenerse alejado de árboles y estructuras endebles se volvió una sugerencia clave, dada la posibilidad de desplomes o caídas producto de las ráfagas.
Los organismos meteorológicos comunicaron que el calor persistiría aún tras estos eventos, sumando una dificultad adicional para quienes debieron afrontar daños materiales o cortes temporarios en el suministro eléctrico derivados del temporal. Los registros de la jornada dejaron imágenes que no suelen verse en el día a día de la región.