De pronto, sin hacer mucho (casi nada), se quedó con un triunfo difícil, conseguido en San Juan. San Lorenzo está tercero en el grupo B del torneo Apertura, todo un mérito dados sus pergaminos recientes. El desarrollo fue confuso, errático, con un par de ideas sueltas sin fundamento. Y más allá de las limitaciones futboleras, el campo de juego no ofreció la calidad que exige un partido de la primera categoría. El césped del Hilario Sánchez no está a la altura de las circunstancias.

Rápidamente San Lorenzo se quedó sin Matías Reali, uno de los pocos que pueden transformar una historia incómoda. Con una molestia en el tobillo derecho del volante, el Ciclón se quedó sin claridad en los metros finales, porque Iker Muniain no suele pisar el área. San Martín lo controló y hasta le generó cierta preocupación.

Todo, en un contexto chato, olvidable, en un viernes al filo de la medianoche en San Juan. Hasta que una inspiración de Malcom Braida acabó con el gol del 1-0 por Ezequiel Cerutti, con complicidad de Matías Borgogno, protagonista y víctima de una salida en falso.

Fue un partido especial en el plano sentimental, ya que San Lorenzo se enfrentó con el equipo al que dirige uno de sus máximos ídolos, Leandro Romagnoli.

Se trató de una noche especial para Pipi. Horas antes, Marcelo Moretti, el presidente del Ciclón, le dio un regalo: una camiseta con su apodo y el número 10, el que llevó durante la mayoría de los 396 encuentros en que vistió la camiseta azulgrana y conquistó seis títulos de campeón.

La imagen del dirigente y el símbolo se conoce seis meses después de que finalizara el ciclo del DT, de 44 años, en el club azulgrana. En un principio, reemplazó de manera interina a Rubén Darío Insua, y fue ratificado pocas semanas después.

El ciclo de Romagnoli nunca despegó, más allá de una heroica remontada para clasificar al equipo para los octavos de final de la Copa Libertadores (puso contra las cuerdas a Mineiro, el subcampeón). No consiguió pisar firme en el plano doméstico. Y además sufrió una dura derrota en la Copa Argentina ante Vélez.

Esta vez, Iker Muniain no tuvo una buena tarea, como tampoco San Lorenzo; sin embargo, el triunfo viaja de Cuyo a Buenos Aires.

El empate con Godoy Cruz, sumado a un penal insólitamente desperdiciado por Francisco Fydriszewski (picó el balón), fue el final del ciclo de Romagnoli. Antes del encuentro de este viernes, el viejo 10 se encontró con sus ex dirigidos, que lo saludaron con simpatía. En su mayoría. a los titulares de San Lorenzo los tuvo como director técnico, y a algunos jóvenes los dirigió en la reserva. Esta vez sufrió Pipi, celebró el Ciclón. Un triunfo que vale bastante.

Compacto de San Martín 0 vs. San Lorenzo 1

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