El candidato a la Presidencia de Honduras por el Partido Liberal, Salvador Nasralla, habla durante una rueda de prensa este viernes, en Tegucigalpa (Honduras) EFE/ Gustavo Amador

El candidato presidencial hondureño del conservador Partido Liberal, Salvador Nasralla, denunció este sábado la existencia de “inconsistencias y errores graves” en más de 5.000 actas electorales y pidió al Consejo Nacional Electoral (CNE) una revisión minuciosa que podría incluir una verificación voto por voto. Según afirmó en sus redes sociales, esas irregularidades estarían alterando la voluntad expresada en las urnas y, con “el 100 % de las actas físicas en mano”, su equipo sostiene que ganó las elecciones generales del 30 de noviembre.

Los resultados preliminares del CNE no se actualizan desde el viernes. Con el 88,02 % de las actas escrutadas, el candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura —respaldado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump—, se mantenía a la cabeza con 1.132.321 votos (40,19 %), mientras Nasralla acumulaba 1.112.570 (39,49 %). La candidata de Libre, Rixi Moncada, continuaba en un distante tercer lugar con 543.675 papeletas (19,30 %).

Hasta ahora, las autoridades electorales no han explicado por qué el conteo está detenido. La página web del organismo permanece sin actualizaciones desde la tarde del viernes, lo que ha aumentado las dudas sobre la transparencia del proceso en una elección definida por márgenes estrechos y un clima de alta polarización.

La denuncia de Nasralla se suma a una larga historia de controversias electorales en Honduras. En 2017, el país vivió una profunda crisis política tras la cuestionada reelección de Juan Orlando Hernández, en un proceso marcado por fallas técnicas en el sistema de transmisión y posteriores protestas. Aquella experiencia dejó una huella de desconfianza que sigue condicionando la percepción pública sobre la integridad de los comicios.

La paralización del escrutinio preocupa a observadores y a organizaciones de la sociedad civil que han insistido en la necesidad de un proceso transparente y verificable. Misiones internacionales acreditadas aún no se han pronunciado sobre las denuncias de irregularidades en actas, pero han pedido mantener la calma hasta que concluya el cómputo oficial.

El estrechísimo margen entre Asfura y Nasralla acentúa la presión sobre el CNE, que debe garantizar un cierre sin cuestionamientos. La diferencia entre ambos candidatos se mantiene estable desde el jueves, pero el rezago en el procesamiento de actas impide confirmar si existe un cambio en la tendencia o si persisten inconsistencias en zonas específicas del país.

El candidato presidencial Nasry Asfura del Partido Nacional de Honduras (PN) habla en una rueda de prensa el día de las elecciones generales en Tegucigalpa, Honduras. 30 de noviembre de 2025 (REUTERS/Leonel Estrada)

Nasralla llamó a la “tranquilidad” y recordó que el plazo para solicitar revisiones de actas vence el 29 de diciembre. Conforme al reglamento, el CNE tiene hasta 30 días desde la jornada electoral para publicar los resultados definitivos, un período que podría ampliarse si se abren procesos de revisión extraordinaria.

Las elecciones generales del 30 de noviembre fueron las duodécimas desde el retorno al orden constitucional en 1980, tras casi dos décadas de gobiernos militares. En ellas, los hondureños eligieron presidente, tres designados presidenciales, 298 alcaldías, 128 diputados para el Parlamento local y 20 para el Parlamento Centroamericano.

Las acusaciones de Nasralla añaden presión a un proceso ya desgastado por la falta de comunicación del CNE. La credibilidad del organismo será determinante en un escenario donde cualquier variación en el escrutinio podría alterar el resultado final de una contienda que se mantiene en un virtual empate técnico.

Con la revisión de actas como próxima batalla política, el país entra en una fase decisiva en la que la gestión institucional del CNE definirá no solo al ganador, sino la confianza pública en la transición que siga.