El vice primer ministro ruso Alexander Novak asiste a una sesión del foro internacional Russian Energy Week en Moscú, Rusia (REUTERS/Ramil Sitdikov/Archivo)

La economía rusa no saldrá de su actual estancamiento hasta 2027, pronosticó este jueves Alexandr Nóvak, viceprimer ministro ruso.

El próximo año “tendremos el mismo nivel de crecimiento que en 2025. Ya en 2027 entraremos en un sólido ritmo de crecimiento en línea con la media mundial”, dijo Nóvak en una entrevista con la televisión pública.

El Ministerio de Economía ha pronosticado un crecimiento del 1% del Producto Interior Bruto para este año, lo que fue confirmado la pasada semana por el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

Las previsiones para 2026 son de que la economía nacional crecerá un 1,3% y al año siguiente, un 2,7%, aunque todo dependerá de la marcha de la guerra en Ucrania.

Nóvak subrayó que las guerras comerciales protagonizadas por EE.UU. conducen a una ralentización del crecimiento de la economía en todo el mundo.

Foto suministrada por el Departamento de Prensa de la Duma Estatal, la cámara baja del parlamento ruso, que muestra a esa instancia legislativa en Moscú, el 20 de noviembre del 2025. (Departamento de Prensa de la Duma Estatal via AP)

Con todo, destacó que el PIB ruso aumentó treces veces más que el de la Eurozona para un total de 9,7% en los primeros tres años de la campaña militar.

Debido a las sanciones estadounidenses contra las dos mayores petroleras rusas, en noviembre las exportaciones rusas de crudo y gas cayeron un 35% y se espera que desciendan un 50% en diciembre.

Además, el Estado ruso gastó este año unos 140.000 millones de dólares en la campaña militar en Ucrania en 2025, un 5,1% del presupuesto federal.

Suba de impuestos

El Parlamento ruso dio un paso decisivo para avanzar en una amplia reforma fiscal destinada a reforzar los ingresos del Estado en plena guerra contra Ucrania. La Duma Estatal aprobó en segunda lectura un proyecto de ley que eleva el impuesto al valor añadido (IVA) del 20% al 22%, un incremento que el Gobierno considera imprescindible para apuntalar unas cuentas públicas tensadas por casi cuatro años de conflicto y un gasto militar sin precedentes desde la caída de la URSS.

La medida, que aún debe ser votada en tercera lectura y posteriormente aprobada por el Consejo de la Federación antes de la firma de Vladímir Putin, supondrá un ingreso adicional estimado de un billón de rublos —unos 12.300 millones de dólares—. En términos prácticos, el aumento del IVA afectará a una amplia parte del consumo interno y se sumará a otras decisiones fiscales que amplían la presión impositiva sobre hogares y empresas.

El presidente ruso, Vladimir Putin, asiste a una ceremonia para presentar las más altas condecoraciones estatales en el Kremlin en Moscú, Rusia, el 24 de diciembre de 2025. Sputnik/Mikhail Metzel/Pool vía REUTERS

El proyecto también reduce de forma drástica el umbral de facturación a partir del cual las empresas deben cobrar el IVA: baja de 60 millones de rublos anuales (alrededor de 739.000 dólares) a 10 millones (123.000 dólares). El Gobierno asegura que el objetivo es frenar la práctica de dividir artificialmente las operaciones empresariales para esquivar impuestos, un fenómeno recurrente en la economía rusa. Sin embargo, la medida golpeará a miles de pequeñas y medianas empresas que hasta ahora estaban exentas. Varias asociaciones empresariales han advertido en medios locales que el ajuste podría acelerar cierres, informalidad y despidos.

El Kremlin no se limita al IVA. Entre los cambios más polémicos figura la eliminación de la tasa reducida en la “tarifa de reciclaje” aplicada a los automóviles, una medida que afectará especialmente a los coches importados de gama media y alta, un sector que ha crecido tras la salida de marcas occidentales y la entrada de fabricantes chinos. El Gobierno también estudia incrementos en los gravámenes sobre bebidas alcohólicas, cigarrillos, vapes y productos tecnológicos como teléfonos móviles y ordenadores portátiles.

(con información de EFE)