
La voz de Roger Federer se escuchó con fuerza en el Served podcast, conducido por Andy Roddick, donde el ex tenista suizo abordó temas claves sobre la evolución del tenis masculino, la importancia de conectar generaciones, la necesidad de recuperar la variedad en las superficies de juego y sus vivencias personales tras el retiro.
En un diálogo distendido, Federer compartió sus reflexiones sobre el presente y futuro del deporte, los desafíos físicos que enfrentó y la posibilidad de volver a la pista junto a Rafael Nadal.
Federer y la necesidad de honrar a las leyendas
“En el tenis, olvidamos a las leyendas de nuestro deporte. No las visibilizamos ni las incluimos lo suficiente, y siempre me ha entristecido no ver a todos los héroes que allanaron el camino para nosotros con más frecuencia”, afirmó Federer al inicio de la conversación.
El extenista de 44 años explicó que la idea de la Laver Cup surgió precisamente de esa inquietud: “Siempre fue algo que vivió dentro de mí. Pensé que debíamos reunirnos, pasar tiempo juntos y darles un papel a quienes hicieron historia. Así nacieron los capitanes y los asistentes de la Laver Cup”.
Federer subrayó el valor de las pequeñas interacciones entre generaciones, como el encuentro reciente entre Yannick Noah y otros jugadores, y la inspiración que supone para los jóvenes compartir una semana con figuras como Rod Laver, Andre Agassi o Björn Borg.
“Lo que quería era que los jugadores, al venir a la Laver Cup, se sintieran inspirados y motivados para lo que viene, que aprendieran sobre la historia del juego y pasaran tiempo juntos, formando un equipo que normalmente no tendría esa oportunidad”, relató.
El retiro y la salud, un punto de inflexión
El proceso de retiro y los problemas físicos ocuparon un lugar central en el diálogo. Federer no ocultó la dificultad de su decisión: “Mi rodilla se fue poniendo cada vez peor y me di cuenta de que ya no podía volver. Tomé un descanso y tuve que salir casi por completo del deporte”.
El exnúmero 1 del mundo detalló que, aunque barajó retirarse en el US Open o en el torneo de Basilea, finalmente optó por la Laver Cup en Londres, motivado por el deseo de no estar solo en la pista en ese momento crucial.

“Siempre he sido un jugador de equipo en el fondo, y hacerlo en Londres, donde viví algunos de mis mayores éxitos, tenía sentido. Solo esperaba que no fuera un momento triste, y fue mucho mejor de lo que imaginé”, recordó.
Sobre su salud, reconoció que la lesión de rodilla marcó un antes y un después en su carrera. “Siempre fui famoso por no lesionarme, por no retirarme nunca de un partido. Pero al final, la rodilla me obligó a replantearlo todo. Empecé a valorar mucho más lo bien que me sentía antes y lo despreocupado que era al moverme en la pista”, explicó.
El suizo admitió que optó por no hacer públicas todas las etapas de su recuperación, a diferencia de otros colegas como Nadal, para protegerse y evitar que los rivales supieran de sus limitaciones.
La transformación del tenis masculino
El análisis de la evolución del tenis masculino fue otro de los ejes de la charla. Observó que “el juego actual es cada vez más físico, con más intercambios desde el fondo y menos variedad de estilos”.
Según su visión, la tendencia a la homogeneidad se acentuó por la ralentización de las canchas y la uniformidad de las condiciones de juego.
“Antes, cada jugador tenía algún punto débil, ahora todos pegan fuerte de derecha y de revés. Se entrena para golpear duro, como hacía Agassi, y Rafa es el tipo de jugador con el que no quieres practicar porque siempre lo deja todo”, describió.
En este contexto, defendió la necesidad de que los torneos recuperen la diversidad de superficies. “Creo que los directores de torneos deben corregir la velocidad de las canchas. Necesitamos ver a jugadores como Carlos Alcaraz o Jannik Sinner adaptarse tanto a superficies rápidas como lentas”, sostuvo en el Served podcast.
El suizo ilustró su argumento con ejemplos concretos: “No puede ser que en pista cubierta, un jugador como Casper Ruud pueda devolver el saque de Reilly Opelka desde atrás y ganar el punto con un passing. Debería ser más difícil. Lo ideal sería ver a los mejores adaptarse a condiciones extremas como antes”.
Federer también abordó el impacto de la ralentización de las canchas en el espectáculo y la competitividad. “Los directores de torneos priorizan superficies lentas porque así los grandes nombres llegan a las finales, pero eso hizo que todos jueguen igual”, lamentó.
La ilusión de un regreso simbólico a la pista
La posibilidad de un partido de exhibición Federer-Nadal fue uno de los momentos más celebrados del podcast. Federer reconoció que ambos hablaron sobre la idea, aunque ninguno se siente listo aún para volver a la pista en ese formato.

“Sería bonito volver a la pista con Rafa o con cualquier otro, para inspirar a la nueva generación y estar cerca de la gente. Me encanta la idea de compartir el amor por el tenis y motivar a los jóvenes”, expresó.
El suizo admitió que necesitó un tiempo de desconexión tras el retiro, pero no descartó que pronto llegue el momento de regresar, aunque sea de manera simbólica.