El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, celebró su victoria en un histórico balotaje y expresó su agradecimiento “a todos los bolivianos”.
“Quiero en primera instancia agradecer a la institucionalidad, al TSE, tuvo momentos muy difíciles y a nombre de todos los bolivianos y a nombre de nuestra democracia, gracias por ese trabajo y por el esfuerzo”, afirmó.
“Cuanto más fuerte sea nuestra democracia, más tranquila estará la vida del pueblo boliviano y el contexto internacional”, remarcó.
El líder del Partido Demócrata Cristiano (PDC) también destacó el papel de las organizaciones que participaron en la jornada electoral. “Todas las organizaciones que llegaron del exterior y también a aquellos que se dedicaron a cuidar ese voto para que hoy día Bolivia respire vientos de cambio y renovación”, aseguró.
“Agradezco también a las organizaciones base, empezando por el PDC, si no hubiera sido por unos liderazgos firmes, que fueron firmes ante la conspiración, ante la mentira, ante la verdad, la ley, todo fue amparado en la ley”, añadió.
“Lo que uno hace por la patria lo hace porque quiere. Queremos agradecer el mensaje de Jorge ‘Tuto’ Quiroga y de su vicepresidente, porque no es un mensaje que da Rodrigo Paz, es un mensaje de la voluntad nacional y así le transmití. No es Rodrigo el que gana o el que pierde, es Bolivia la que gana a través del ejercicio democrático. Hoy día Bolivia ganó y lo dijimos porque lo hicimos público en la primera vuelta dijimos”, reafirmó.
Además, el presidente electo prometió volver a “abrir” el país al mundo y trabajar con todos los sectores que quieran sumarse para “salir adelante” de la crisis en que se encuentra su nación.
Los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE), con el 97% de los votos escrutados, confirmaron el triunfo del senador centrista Rodrigo Paz Pereira, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), quien obtuvo el 54,53% de los sufragios, frente al 45,47% alcanzado por el ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), de Libre.
De esta manera, el economista de 58 años e hijo del ex mandatario Jaime Paz Zamora (1989-1993) pondrá fin a dos décadas de gobiernos de orientación socialista y asumirá el desafío de conducir a Bolivia en medio de la peor crisis económica de los últimos cuarenta años.
La inédita segunda vuelta presidencial marca el cierre de un ciclo político dominado por el Movimiento Al Socialismo (MAS), encabezado por Evo Morales y Luis Arce. El frente, que gobernó el país desde 2006 —salvo un breve paréntesis de un año—, fue derrotado en la primera vuelta de agosto, al obtener apenas el 3,1% de los votos.
Dentro de tres semanas, el presidente Luis Arce entregará el mando de un país en recesión y sumido en una profunda crisis económica, agravada por el colapso de la industria de los hidrocarburos, principal fuente de ingresos nacionales. Desde hace más de dos años, la población enfrenta un aumento sostenido de precios, escasez de combustibles y una crisis cambiaria provocada por la falta de dólares en el mercado.
El nuevo mandatario anticipó una agenda de descentralización, formalización de la economía, reducción de impuestos y recortes en el gasto público, especialmente en los subsidios a los combustibles, aunque con excepciones para sectores vulnerables. La composición del próximo parlamento obliga a eventuales acuerdos, ya que no contará con mayoría propia.
El país atraviesa una recesión proyectada por el Banco Mundial hasta 2027, con una inflación interanual del 23%. El mandato saliente agotó reservas a través de políticas de subsidios e importación de combustibles. Analistas advierten que un mal manejo podría desatar tensiones sociales que incluso podrían aprovechar viejos liderazgos.
Evo Morales, excluido de la contienda por la prohibición de reelección, mantuvo un discurso crítico desde su región natal y alertó que volvería a la movilización social si la derecha consolidaba el poder.