
El juez de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti presentó su último libro “El liderazgo del caos: cómo reconstruir un proyecto común en un mundo fragmentado”. El trabajo, publicado por Siglo Veintiuno Editores, explora los desafíos del liderazgo en una época atravesada por divisiones políticas, sociales y tecnológicas, y sugiere una nueva historia humanista capaz de recomponer un horizonte común.
“Hay en este siglo un verdadero fin de ciclo, fin de ciclo de una cultura de gobernabilidad que se desarrolló en el siglo XX”, dijo Lorenzetti en el inicio de su exposición. Esa cultura, afirmó, se sostenía sobre supuestos que ya no coinciden con la realidad actual, y por eso “tenemos una dirigencia que se dirige a la sociedad en base a propuestas que ya no condicen con la realidad”. Esta desorientación genera un “discurso vacío que aleja a la población de las instituciones”, lo que explica la creciente distancia entre ciudadanía y poder político. “Aquellos que tienen que gobernar están ocupados por solucionar los problemas económicos, algunos otros por dictar sentencias, otros por llevar juicios, otros por trabajar en sus actividades empresarias y este día a día esta cotidianidad, esta visión permanente de la coyuntura y sobre todo de la urgencia, que todos los días nos reclama, no nos hace ver lo que está pasando a nuestro alrededor”, explicó.
“Está cambiando el sistema social porque ya no es ese sistema de vida social del siglo XX, sino que son vidas en soledad. Esta fractura, este big bang de la sociedad, también fractura los partidos políticos. En el siglo XX había un partido que representaba la clase obrera, otro la clase media. Ahora, ninguno tiene una base porque esa base homogénea ya no existe”, aseguró el juez, que también dijo que esta aceleración de múltiples revoluciones al mismo tiempo produce una gran desorientación en todos. “Pero la principal desorientación es en la gobernabilidad política porque se sigue reproduciendo un discurso que no se ajusta a la realidad. Se le habla desde un escenario a un público que ya se fue, que no lo escucha. Esto es lo grave de este siglo XXI”, subrayó Lorenzetti.
“Estamos en una frontera muy difícil porque si la gobernabilidad no funciona, si las personas empiezan a abandonar su interés en la democracia, estamos en una situación de riesgo y esto lo estamos viviendo ya sin necesidad de ver ninguna encuesta porque en las elecciones las personas cada vez tienen menos interés, en todo occidente se ganan elecciones con lo mínimo, se gana con minorías. Es decir, la democracia deja de ser la representación de las mayorías”, explicó el magistrado. Como consecuencia de esto hay un abandono o una fuga del Estado: “Los muy ricos pueden irse de un país y constituir domicilio en otro país. Los muy pobres no no viven en la ley del Estado. Fíjense en Río de Janeiro, que vive en la ley del narcotráfico, de la violencia criminal. Hoy en el mundo ya hay muchos guetos que no viven de la ley del Estado, tiene otra realidad. Y las clases medias están enojadas en casi todos los países de occidente porque ven perder su rol y entonces reaccionan contra el sistema”, sentenció.
Todo esto genera un escenario de desconexión entre las instituciones y la sociedad. “Es necesario que reaccionemos y empecemos esta segunda parte, un nuevo ciclo. Por eso se discute hoy en casi todo Occidente cómo revitalizar la democracia para evitar caer en el autoritarismo”, dijo. La primera respuesta es que hay que hacer una gran cantidad de reformas institucionales, un nuevo debate cultural. “Acá es el caos sistémico”, dijo el juez, y explicó que “si nosotros tenemos tantas revoluciones al mismo tiempo, no hay una persona que pueda saber a dónde vamos. Nadie tiene una idea clara a dónde vamos a terminar con todo este gran cambio y multiplicidad de cambios al mismo tiempo. Esto pone en crisis la cultura de la gobernabilidad del siglo XX”. Según Lorenzetti este es un cambio en la política muy grande en toda la dirigencia a nivel mundial, porque ya no hay posibilidad de que alguien controle todas las variables. “Lo que hay que hacer es que todas las variables funcionen y guiarlas de modo que exista contraposición de posiciones diferentes, crear lugares de entrecruzamiento como este”, consideró.
“¿Cómo funciona hoy la gobernabilidad? Es muy difícil que alguien ponga de acuerdo a dos personas dentro de una comunidad. En todos los temas vamos a encontrar multiplicidad de visión. Entonces ahí la idea de un gobierno que puede imponer la suya termina fracasando o siendo pendular porque avanza y avanza, y luego cae y empezamos de nuevo con ideas fundacionales”, opinó. Frente a este escenario el juez ponderó que “lo que se requiere son nuevos líderes capaces de administrar el caos sistémico, es decir, poner en relación a todas las visiones diferentes. El entrecruzamiento de posiciones diferentes es lo que genera el consenso, no que todos pensemos igual. Pero hoy no hay ese entrecruzamiento porque los que piensan de una manera están en un lado, los que piensan de otra manera están en el otro. Hay que cambiar esa visión y favorecer el entrecruzamiento de posiciones diferentes”.
“Tenemos que lograr que la democracia sea eficaz”, dijo Lorenzetti. Según entiende él, “este Estado de Bienestar fue derivando en una burocracia cada vez más creciente que generó una cultura de apropiación, que consiste en que cuando uno llega al Poder Ejecutivo, quiere controlar el Legislativo y después quiere controlar el Judicial, y después quiere controlar todas las asociaciones de todas las áreas y cuando entiende que lo logró, pierde la elección porque no logró resultados y entonces viene otro grupo que hace exactamente lo mismo y así estamos en esta la pendular y los problemas no se resuelven, se trasladan”. “Hacer más eficaz la democracia es despolitizar la gestión. Esto es un cambio institucional también muy importante”, remarcó.

Otra reforma necesaria es que las instituciones estén más enfocadas en la demanda que en la oferta. En el caso del Poder Judicial, Lorenzetti opinó que es importante entender que hay que brindar un servicio, y ejemplificó explicando que “los procesos judiciales son iguales para todos. Entonces tenemos una mega causa a la cual le aplicamos el mismo proceso penal que un robo o un homicidio. Y entonces vienen las críticas. Y bueno, es que nosotros necesitamos hacer reformas, procesos adecuados al caso y no ajustar el caso a los procesos”.
A continuación aseguró que “hay una cantidad de reformas que tenemos que discutir para que este país salga adelante y para que Occidente se revitalice, sobre todo en el plano de la mejora de la eficacia de la democracia. Y otro gran tema que se menciona mucho es repolitizar la democracia. Rosanvallon habla de que pasamos de una democracia de argumentos a una democracia de imputación. ¿Qué es lo que cada uno de ustedes ve en el discurso público? Imputaciones, acusaciones, desgaste, acusaciones reales, fabricadas, lo que sea, pero es deterioro institucional. No hay argumentos. Repolitizar la democracia significa darle contenido, pero ese contenido no es una lucha permanente de sectores, sino que es una lucha de valores. Es insuflar valores en la democracia y esto es muy importante que lo entendamos porque nuestros chicos y chicas entienden en general que no hay nada por qué entusiasmarse”. En relación a esto explicó que antes las juventudes querían pelear por un futuro mejor, pero “hoy los chicos no tienen esa idea, no creen que vaya a mejorar, al contrario, viven la instantaneidad”. “Nuestra obligación”, destacó, “es darles un poco de idealismo, de esperanza, porque cuando uno recorre y registra lo que se discute en las redes, hay discurso de odio, discursos de agresiones, descalificaciones, entonces hay una permanente desorientación”.
“Hay que trabajar con nuevas ideas”, dijo Lorenzetti, que explicó que esa nueva idea está inspirada en un centro que es el humanismo. “Hace 50 años se empezó a entender que había que estudiar la acción humana sobre la naturaleza, que la estábamos destrozando y ahora se empezó a estudiar la influencia de la acción humana sobre el humano, porque podemos llegar a la irrelevancia del humano. Este humanismo es como lo pensó, por ejemplo, Leonardo da Vinci, que hablaba del microcosmos y macrocosmos, integrado el ser humano con el sistema. Esta es la nueva corriente que hay hoy en el mundo. Hay muchas personas que trabajan en todos los países por un cambio y ese es un cambio basado en el idealismo. Ahí es donde nosotros tenemos que entusiasmarnos”, aseguró el juez.
Sobre esto, y teniendo en cuenta que la gran mayoría de los asistentes al evento eran hombres y mujeres de la justicia, aseguró que desde los poderes judiciales se puede hacer mucho. “Pensemos que en el medio de un proceso tan difícil como fue la salida de la democracia, tuvimos una sentencia integrada por uno de los jueces que está aquí presente que declaró claramente cuál era la situación del terrorismo de Estado y lo puso de cara a la sociedad y se inició ahí un movimiento extraordinario, que ya estaban las calles pero que se impulsó durante 30 años y todavía sigue siendo parte del contrato social de los argentinos. Y ahora, por ejemplo, en el Poder Judicial hay casos y sentencias de corrupción como nunca hubo en la historia. Hay fortaleza en los poderes judiciales. También la hay en el mundo empresario, también la hay en el mundo gremial”.
“Lo que necesitamos”, dijo hacia el final, “es entusiasmarnos un poco más. Yo creo que hoy la Argentina tiene una dirigencia extraordinaria con capacidad de reaccionar. Lo que hay que entender es cuál es el diagnóstico y la salida”.
La presentación se realizó en Menora, una organización judía fundada y presidida por el Gran Rabino Isaac Sacca. Durante la introducción Sacca destacó la presencia de tantos hombres y mujeres de la justicia, y aseguró que “tener la justicia cerca nos trae una esperanza a la sociedad. Sin justicia, sin ley, ni una comunidad, ni una sociedad, la humanidad no puede subsistir. Ustedes son los que le dan a la sociedad el marco para poder desarrollarse”. Y en el final mencionó que “el libro trae un diagnóstico a todos nosotros y a ustedes, que son personas que ejecutan, que son activas, que tienen influencia en la sociedad, y todo caos después lleva a una solución, la solución del caos. Ojalá que todas las personas influyentes en el mundo, los educadores, los políticos, los jueces, lean el libro. Hay que hacer el tomo dos, un libro que nos enseñe cómo solucionar este caos poniendo control y orden”.