La coalición gobernante en Japón, encabezada por el primer ministro Shigeru Ishiba, perdió la mayoría simple en la Cámara Alta del Parlamento tras las elecciones del domingo, según los resultados oficiales publicados este lunes. El revés complica la estabilidad del gobierno y abre un escenario incierto para la continuidad del liderazgo del Partido Liberal Democrático (PLD).
El PLD, junto a su socio de coalición Komeito, obtuvo 47 de los 125 escaños en disputa, quedando por debajo de los 50 necesarios para mantener la mayoría simple en la Cámara Alta, conocida como la Cámara de Consejeros. La alianza gobernante pasa así de 141 a 122 escaños, lo que representa una pérdida significativa de poder legislativo.
“Seguimos siendo el partido con mayor representación. A pesar del duro golpe y las muchas dificultades, mucha gente nos ha apoyado firmemente”, declaró Ishiba en una rueda de prensa tras conocerse los resultados. El primer ministro confirmó que no dimitirá y que mantendrá su gabinete sin cambios, pese a las presiones internas dentro del PLD y a las crecientes voces que podrían reclamar su renuncia.
El resultado electoral deja a la coalición oficialista en minoría en ambas cámaras de la Dieta japonesa, después de que ya se viera debilitada en las elecciones generales de octubre de 2023. Este nuevo panorama parlamentario limita la capacidad del Ejecutivo para impulsar reformas clave y podría dificultar la aprobación de presupuestos o nuevas leyes.
Ishiba atribuyó los malos resultados a las “duras condiciones” internas y externas que enfrenta Japón. Mencionó entre ellas la inflación, la incertidumbre económica y la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, que entrarán en vigor el 1 de agosto. El mandatario adelantó que su prioridad inmediata será continuar las negociaciones con Washington y establecer oficinas regionales para asistir a pequeñas y medianas empresas frente al impacto de esas tarifas.
En la oposición, el Partido Democrático Constitucional (PDC), de corte liberal progresista, obtuvo 22 escaños, consolidándose como la segunda fuerza política. En tercer lugar se ubicó el Partido Democrático para el Pueblo (PPD), con 17 escaños.
La gran sorpresa electoral fue el avance del partido nacionalista de ultraderecha Sanseito, que pasó de 2 a 14 escaños bajo el lema “Japón primero”. Sanseito, crítico con la inmigración y con una agenda marcadamente nacionalista, se convierte en la tercera fuerza de la oposición. Su nueva representación le permite presentar proyectos de ley en la Cámara Alta, una posición que no había alcanzado hasta ahora.
La entrada de Sanseito como fuerza representa un cambio en el panorama político japonés. Aunque algunos críticos han señalado sus posturas como xenófobas, el partido logró capitalizar un discurso centrado en el orgullo nacional y la seguridad interior.
Otras fuerzas menores también obtuvieron representación. El Partido Japonés de la Restauración consiguió siete escaños, el Partido Comunista tres, y el populista de izquierda Reiwa otros tres.
Pese a la fragmentación de la oposición, todos los partidos han rechazado públicamente formar una coalición con el PLD, lo que deja al Ejecutivo de Ishiba sin posibles aliados legislativos inmediatos.
La participación electoral alcanzó el 58,51 %, superior al 52,05 % registrado en las elecciones a la Cámara Alta de 2022. Un total de 26 millones de personas emitieron su voto de forma anticipada, en parte debido a que los comicios se realizaron en vísperas de un día festivo nacional.
Otro dato destacado de los comicios fue el avance en representación femenina: 42 mujeres obtuvieron escaños, lo que equivale a algo más del 30 % de los nuevos puestos asignados. Se trata del mayor número de legisladoras electas en la historia de la Cámara Alta, superando el récord anterior de 35 alcanzado en 2022.
Con este resultado, la coalición de gobierno pierde el control de la agenda legislativa, mientras Ishiba se enfrenta a cuestionamientos internos y a un escenario regional e internacional que exige estabilidad y liderazgo. Las próximas semanas serán clave para definir si el primer ministro logra sostener su posición o si deberá ceder a las presiones para abandonar el cargo.
(Con información de EFE)