Algunas serpientes amazónicas resisten toxinas letales gracias a adaptaciones evolutivas (Wikimedia Commons)

En la naturaleza, la toxicidad es una de las armas más letales para varios animales. Existen especies capaces de provocar la muerte de un ser humano en segundos mediante una mordedura, una picadura o el simple contacto con la piel. Ejemplares como las serpientes, ranas o arañas son conocidas por utilizar veneno, pero existen especies que lo repelen,

Sin embargo, la letalidad de estos compuestos no es absoluta, ya que algunas criaturas han desarrollado adaptaciones evolutivas que les permiten resistir e incluso aprovechar toxinas letales.

A través de estudios, profesionales revelaron la complejidad de las estrategias de defensa animal y la sorprendente capacidad de la vida para adaptarse a los desafíos más extremos. Incluso, han mencionado que algunos ejemplares logran volverse venenosos de distintas maneras. De este modo, han desarrollado una serie de animales que resisten la toxicidad.

Qué animales resisten a los venenos

Serpientes

El hígado cumple una función especial para evitar el veneno en las serpientes (Wikimedia/Giovanni Alberto Chaves Portilla)

Las serpientes reales terrestres o culebras (Erythrolamprus reginae), originarias de la zona amazónica de Colombia, han sido objeto de investigaciones que demuestran su notable tolerancia a las toxinas de las ranas venenosas de tres rayas (Ameerega trivittata).

En experimentos recientes, se observó que, tras varios días sin alimento, algunas de estas serpientes optaron por cazar y consumir ranas cuya piel contiene compuestos como histrionicotoxinas y pumiliotoxinas. Antes de ingerirlas, las víboras arrastraron a las ranas por el suelo, un comportamiento que también han realizado ciertas aves para eliminar toxinas de sus presas.

Por otro lado, de las cuatro serpientes estudiadas, tres sobrevivieron tras consumir los sapos tóxicos, lo que sugiere que su fisiología les permite neutralizar o eliminar parte de los venenos ingeridos. Rebecca Tarvin, bióloga a cargo del ensayo, obtuvo evidencia de que existen componentes del hígado del reptil protege del veneno de la rana.

Ardillas

Las ardillas californianas se adaptan al peligro del veneno de sus depredadores (Freepik)

Aquellas que son oriundas de California han desarrollado una defensa bioquímica frente a uno de sus principales depredadores: las serpientes de cascabel.

Estas ardillas poseen proteínas en su sangre capaces de bloquear algunas de las toxinas presentes en el veneno de las serpientes, que normalmente destruyen vasos sanguíneos e impiden la coagulación.

La composición de estas proteínas varía entre poblaciones, adaptándose a las características del veneno de los depredadores locales. Esta dinámica, estudiada por profesionales, refleja una carrera armamentista evolutiva, en la que las serpientes de cascabel modifican su veneno para superar las defensas de las ardillas, mientras que estas ajustan sus proteínas para mantener su resistencia.

Chinche de la asclepia y escarabajo rojo de la cebolla

Los insectos vencen las toxinas de las plantas (Freepik)

En el mundo de los insectos, ambos ejemplares han desarrollado mecanismos para resistir los glucósidos cardíacos presentes en las plantas de las que se alimentan. Estos insectos modifican proteínas esenciales, como la bomba de sodio-potasio, para hacerlas menos susceptibles a los venenos.

Expertos de la Universidad de Hamburgo aseguran que emplean proteínas transportadoras, conocidas como ABCB, que expulsan las toxinas de las células o impiden su absorción intestinal. En el caso del escarabajo rojo de la cebolla, las toxinas ingeridas son expulsadas en las heces, que a su vez repelen a depredadores como las hormigas.

Picogrueso cabecinegro

Conocida como un ave que habita los bosques de abetos en las montañas de México, es capaz de alimentarse de mariposas monarca, insectos que acumulan glucósidos cardíacos tras consumir algodoncillo. Según analizaron en una investigación, esta especie ha desarrollado una tolerancia a estos compuestos, lo que le permite aprovechar un recurso alimenticio inaccesible para la mayoría de las aves. La capacidad de resistir estas toxinas amplía su nicho ecológico y le otorga una ventaja competitiva en su entorno.

Este ave se alimenta de mariposas que despliegan veneno al ser ingeridas (Freepik)

Además de los animales estudiados, existen otros ejemplares notables de resistencia a toxinas en el reino animal. Algunas tortugas que consumen tritones venenosos seleccionan únicamente la piel ventral y las vísceras, evitando la piel dorsal, que contiene las concentraciones más letales de toxinas.

El aprovechamiento de las toxinas

Las adaptaciones que permiten a estos animales resistir o aprovechar toxinas letales son diversas y complejas. Una de las estrategias más estudiadas es la modificación de proteínas celulares. En algunos insectos, esta alteración impide que los glucósidos cardíacos se unan a la proteína.

El almacenamiento y uso defensivo de toxinas es una táctica extendida. Muchos animales no solo resisten los venenos, sino que los acumulan y los emplean como armas. El escarabajo iridiscente transporta glucósidos cardíacos a su espalda, mientras que las orugas de la mariposa monarca minimizan la exposición a los compuestos más peligrosos mediante comportamientos específicos. Las tortugas que consumen tritones venenosos seleccionan partes del cuerpo con menor concentración de toxinas, demostrando una adaptación conductual para evitar el envenenamiento.

Algunas ranas contienen las toxinas por fuera de su cuerpo (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estudio de la adaptación venenosa

Diversos estudios han permitido desentrañar los mecanismos moleculares y evolutivos detrás de estas adaptaciones. El experimento realizado con serpientes y ranas venenosas demostró la capacidad de algunas víboras para sobrevivir tras consumir presas altamente tóxicas. Investigaciones sobre proteínas transportadoras han revelado su importancia en la resistencia a los glucósidos cardíacos, mientras que la coevolución entre ardillas terrestres y serpientes de cascabel ha evidenciado una dinámica de defensas y venenos en constante transformación.

La investigación científica continúa revelando cómo la presencia de compuestos tóxicos en el ambiente puede alterar las relaciones entre especies y modificar la estructura de los ecosistemas. La resistencia a venenos y toxinas no solo representa una hazaña evolutiva, sino que también ilustra la compleja red de interacciones que define la vida en la Tierra.

En ocasiones, la presencia de cantidades mínimas de una sustancia tóxica transforma por completo la dinámica de un ecosistema, mostrando el alcance de la evolución y la adaptación en el mundo natural.