Agrupaciones civiles en Indonesia salieron a las calles por décimo día consecutivo para protestar contra un aumento de los ingresos de los diputados, luego de jornadas de disturbios que dejaron al menos 10 muertos, según organizaciones de derechos humanos.
Las primeras manifestaciones comenzaron el lunes de la semana pasada en Yakarta, después de que se anunciara que los miembros de la Cámara de Representantes recibirían un salario equivalente a 14.000 dólares al mes tras un incremento aprobado en el presupuesto. Las protestas se extendieron posteriormente a otras ciudades del país.
Estudiantes y organizaciones sindicales señalaron que la mayoría de los trabajadores de Indonesia perciben menos del 3% de ese monto mensual. Por su parte, la Alianza de Mujeres de Indonesia convocó una concentración frente a la Cámara de Representantes hoy a las 10:00 (hora local), en medio de un clima de tensión creciente.
La muerte de un joven conductor del servicio de transporte Gojek, atropellado por un vehículo policial, se convirtió en el primer fallecimiento durante las protestas y desencadenó enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, así como actos de vandalismo. Según Amnistía Internacional (AI), al menos diez personas murieron en los incidentes ocurridos desde el 25 de agosto.
La Comisión para las Personas Desaparecidas y Víctimas de la Violencia de Indonesia (KontraS) informó que al menos 20 manifestantes permanecen desaparecidos, tras participar en enfrentamientos con la Policía y ataques a edificios públicos y residencias de políticos.
En respuesta a las protestas, el presidente Prabowo Subianto anunció el domingo la revocación de varios privilegios de los diputados, incluyendo dietas y la moratoria sobre viajes de trabajo al extranjero. El mandatario también ordenó a las Fuerzas Armadas y a la Policía tomar medidas firmes, lo que provocó que varias organizaciones civiles cancelaran o aplazaran concentraciones programadas.
Medios locales reportaron que 48 botes de gas lacrimógeno fueron encontrados en los alrededores de los campus de la Universidad Pasundan y la Universidad Islámica de Bandung, tras protestas nocturnas que continuaron durante la semana.
La situación generó una escalada en la tensión social, con estudiantes y trabajadores organizando manifestaciones masivas mientras las autoridades endurecían la seguridad. Las protestas incluyen ataques a edificios públicos, vehículos oficiales y residencias de políticos, así como interrupciones en el tránsito y cierres de zonas céntricas de varias ciudades.
El incremento salarial de los diputados, criticado por manifestantes, representa un fuerte contraste con los ingresos de los trabajadores promedio en Indonesia. Organizaciones sindicales y estudiantiles sostienen que el aumento es desproporcionado y refleja desigualdades persistentes en el país.
La Policía y las Fuerzas Armadas se encuentran desplegadas en los principales puntos de protesta, y los organismos de derechos humanos internacionales monitorean la situación ante denuncias de uso excesivo de la fuerza.
(Con información de EFE)