El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, reveló este miércoles que, aunque no existen señales de que el régimen de Irán esté enriqueciendo uranio activamente en la actualidad, los inspectores han observado un aumento reciente de movimientos en las inmediaciones de los principales complejos nucleares del país.
Grossi, en entrevista desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York, recalcó que la presencia física limitada de la agencia en Irán obliga a depender casi enteramente del monitoreo satelital y de cámaras externas, situación que describió como motivo de “preocupación legítima” para la seguridad internacional.
El máximo responsable del OIEA advirtió que la información satelital no basta para garantizar el destino del material atómico almacenado.
“El uranio enriquecido al 60% sigue allí, en Irán. Es crítico poder verificar que el material sigue almacenado bajo salvaguardias y que no se ha desviado a otros usos”, insistió Grossi.
El funcionario detalló que el nivel de uranio enriquecido acumulado permitiría teóricamente fabricar hasta diez armas nucleares si Irán decidiera avanzar en esa dirección, aunque remarcó que no existen evidencias de que Teherán esté construyendo armas en este momento.

El nuevo informe del OIEA destaca que los vehículos y movimientos de personal reportados en los sitios clave coinciden con periodos previos a inspecciones y que, si bien no se ha detectado procesamiento activo, los desplazamientos despertaron la inquietud de los equipos internacionales.
Grossi, quien mantiene intercambio directo con el ministro iraní Abbas Araghchi, lamentó que “sin acceso sobre el terreno, no es posible asegurar que todo el material nuclear permanece donde debe”.
El contexto político y diplomático es especialmente tenso desde la intensificación del conflicto entre Irán e Israel y los ataques estadounidenses a infraestructuras nucleares iraníes tras el estallido de nuevas hostilidades a mediados de año.
El presidente Donald Trump, luego de ordenar operativos contra complejos como Fordow, Natanz e Isfahan, aseguró que “parte esencial del programa nuclear de Irán quedó completamente destruido”, aunque los servicios de inteligencia estadounidenses, como la CIA a través de John Ratcliffe, precisaron que los daños fueron graves pero sin alcanzar a todos los componentes clave ni destruir los depósitos de material enriquecido, quienes consideran que la mayor parte del uranio continúa enterrado bajo las instalaciones bombardeadas.
La agencia atómica de la ONU ha vivido un deterioro notable en su relación con el régimen iraní desde el inicio de esta escalada militar. Los intentos de restablecer la supervisión internacional a través del acuerdo sellado en El Cairo a fines del mes pasado permanecen estancados: el memorando firmado para reabrir las puertas a los inspectores en las instalaciones de enriquecimiento no ha sido implementado, y no se han concedido permisos amplios para volver a los laboratorios ni a los depósitos de material nuclear.
A raíz de las últimas hostilidades, el Consejo de Gobernadores de la ONU impuso por primera vez en veinte años una moción de censura sobre Teherán por su falta de cooperación con el OIEA y la negativa reiterada a permitir inspecciones independientes.
Irán respondió acusando a Grossi y a la organización de colaborar con servicios de inteligencia extranjeros y amenazó públicamente con arrestar y enjuiciar al argentino si vuelve a poner un pie en territorio iraní. Desde ese punto, Grossi cuenta con un operativo de seguridad austricaco.
Grossi insistió este miércoles en la importancia de restablecer inspecciones regulares en todas las instalaciones cuestionadas.
“No sería justo afirmar que Irán nos niega acceso total, pero tampoco sería responsable decir que están cumpliendo plenamente”, señaló.

El argentino remarcó que los recursos de monitoreo remoto pueden perder movimientos o sustituciones de material atómico, por lo que la única garantía real para la no proliferación pasa por permitir que el OIEA vuelva a supervisar directamente en campo.
En paralelo, desde la reimposición de sanciones por parte de la Unión Europea y tras el fracaso de los esfuerzos para renovar el acuerdo nuclear de 2015, Irán optó por continuar incrementando su presencia en foros multilaterales alternativos y afianzar sus relaciones con socios como Rusia y China, aunque la presión occidental limita cada vez más sus márgenes de maniobra.
(Con información de The Associated Press)