Luisa González es la apuesta de Rafael Correa para recuperar el poder. (RC5)

Las declaraciones de la presidenta de la Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, sobre la conveniencia de que figuras como la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, continúen o no en futuras postulaciones auspiciadas por el movimiento, han provocado una nueva fisura pública en la organización política fundada por el expresidente Rafael Correa.

El propio exmandatario, condenado por corrupción y asilado en Bélgica, calificó como “inoportunas” las afirmaciones de González y pidió manejar con prudencia las tensiones que se han acumulado al interior del correísmo. Según El Universo, Correa afirmó que la ex candidata ha “sufrido mucho” y que, pese a ello, sus declaraciones “son, por lo menos, inoportunas”.

La controversia se originó tras una entrevista de González en el programa Café La Posta, transmitido por YouTube, en la que cuestionó la conducta de autoridades locales que, a su criterio, “han bailado” entre distintas fuerzas políticas y luego han regresado a cobijarse bajo las siglas de la RC. Aunque evitó mencionar nombres, terminó señalando que Aguiñaga “podría ser” una de las autoridades que no deberían repetir candidatura. El comentario encendió una discusión que ya venía cobrando intensidad desde hacia varios meses, marcada por roces y un progresivo distanciamiento entre algunos dirigentes provinciales y la conducción nacional del correísmo.

Imagen de archivo de la candidata a la Presidencia de Ecuador Luisa González (c) saluda junto a la presidenta de su partido, Marcela Aguiñaga (2i). EFE/ Mauricio Torres

La presencia de Aguiñaga, expresidenta de la RC y una de las figuras con mayor peso político en Guayas, ha generado debates internos desde que asumió la Prefectura en 2023. Su amplio capital electoral en la provincia y su estilo de liderazgo han sido resaltados incluso por Correa, quien aseguró que es “innegable que es una gran ejecutiva” y que posee un “capital político propio”. Para el exmandatario, Aguiñaga “no es enemiga”, sino una compañera con la cual pueden existir diferencias puntuales.

Las tensiones tampoco se limitan al ámbito provincial. El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, otro de los señalados por González, también fue incluido en sus críticas. La presidenta de la RC sostuvo que Alvarez llegó a la Alcaldía con los votos del correísmo, pero que posteriormente ha tomado distancia del movimiento al afirmar que no pertenece formalmente a sus filas, que no asiste a convenciones y que no se siente identificado con la estructura del partido, aunque sí mantiene afinidad con Correa. Estas declaraciones profundizaron el malestar en un escenario político local que ya mostraba signos de desgaste por la falta de representación oficial de la RC en la Vicealcaldía.

Frente a estas afirmaciones, Correa buscó suavizar la disputa y aseguró que no tiene “ninguna queja” del alcalde, a quien considera “amigo personal”. Sin embargo, reconoció que hubo problemas en la designación de cargos dentro del Concejo Municipal, especialmente cuando Alvarez nombró a Tatiana Coronel sin previa coordinación con el movimiento, lo que había generado reclamos de González . Aun así, el exmandatario insistió en que “pueden pasar esas cosas” en la administración local.

Aquiles Álvarez, alcalde de Guayaquil. (Municipio de Guayaquil)

La disputa ocurre en un momento políticamente delicado para el correísmo, que atraviesa un reacomodo tras las derrotas electorales de 2023 y 2025 y la pérdida progresiva de espacios de poder en territorios considerados tradicionalmente cercanos, como Guayas y Pichincha. Además, la RC enfrenta salidas de asambleístas, expulsiones por motivos disciplinarios y cuestionamientos públicos entre sus propios cuadros.

El cruce de declaraciones también reavivó debates sobre la candidatura presidencial futura del correísmo. Tras la consulta popular y el referendo de 2025, la RC intenta reconstruir una estrategia nacional que pueda competir en un escenario político marcado por el ascenso de nuevas figuras y la reconfiguración del tablero electoral.

González, por su parte, reafirmó que el movimiento debe impulsar candidaturas “alineadas con la visión de la RC” y con los ideales de Montecristi, remarcando la necesidad de cuadros leales a la estructura y al proyecto político original.

La controversia, lejos de cerrarse, abre nuevas preguntas sobre la gobernabilidad interna del correísmo, su capacidad de procesar discrepancias y el rol que tendrán sus principales liderazgos en futuros procesos electorales.