Cuatro artistas se nutren de su paisaje para dar vida a obras que reflejan su búsqueda y exploración. De Corrientes a Cardales, recuperan papeles, desechos compostables, hojas y pétalos y tintes naturales para crear algo que conmueve desde la raíz.

Común Denominador

JOSEFINA STAGNARO

Josefina estudió biología molecular y, tras una crisis vocacional, reconectó con una pasión que también la acompaña desde niña: el arte.

“Bióloga y artesana», así se autodefine Josefina Stagnaro, y es eso lo que vuelca en sus delicadas obras de arte en papel. Desde su rincón en San Antonio de Areco, tijera en mano recorta eso que luego será obra: esculturas con un detalle exquisito. El roce del arte manual logra un efecto único, que combina con un amor por el paisaje y su fauna que conmueve.

La flora y fauna que la conmueven cobran vida en piezas únicas y exquisitas, que eternizan la naturaleza.

De su forma de trabajo, la artista detalla: “Utilizo una adaptación de la cartapesta y otras técnicas, superponiendo muchas capas de papel sobre una mínima estructura de alambre para dar forma, luego tallado, y después sumo detalles cortados con tijera”. Al contemplar sus piezas, naturaleza y arte hacen de las suyas y todo late. “Mi relación con la naturaleza viene desde que era chica». Crecí en un pueblo rural y jugaba a ser exploradora. Me fascinaban las historias de expediciones que descubrían especies exóticas de animales y plantas”, recuerda.

Josefina creció en un pueblo rural, donde jugaba a ser exploradora. Un poco de ahí llega su fascinación por la naturaleza.

Josefina estudió biología molecular “para aprender el porqué de las cosas” y, tras una crisis vocacional, dejó el laboratorio donde realizaba su tesis doctoral para reconectar con esa pasión que también la acompaña desde niña: el arte. Hoy, animales, plantas y hongos se vuelcan en sus piezas, originalmente realizadas con guías de teléfono a las que se sumaron libros viejos, papel de embalaje o cualquier papel que le resulte interesante. “Pienso en mi trabajo como un pequeño homenaje a la naturaleza, por lo que representa y porque todas mis piezas fueron alguna vez parte de un árbol”, concluye la artista.

Contacto: IG josefinastagnaro Texto: Natalia Iscaro

MARÍA EUGENIA GENÉ

Diseñadora gráfica, cuando nacieron sus hijos sintió la necesidad de cambiar el rumbo y buscar la calma de la naturaleza.

“Pasé mis primeros años en el medio del campo de Carlos Tejedor y fueron de los años más felices de mi vida”, cuenta María Eugenia Gené. La vida la llevó a Buenos Aires, donde estudió Diseño Gráfico, pero el campo siempre estuvo presente en su vida. Cuando conoció a su marido, hablaron de buscar una infancia rodeada de verde para sus hijos y apareció “el” hogar, en Cardales. Lo nombraron “Samay”, y resulta que a veces con nombrar las cosas empieza todo.

Su amor por el paisaje la anima e incentiva a seguir descubriendo y aplicando nuevas especies a sus trabajos.

Entonces ella era dueña de una agencia de diseño y, con la llegada de la pandemia, sintió más fuerte su conexión con el entorno. Por las noches comenzó a prensar hojas y componer, casi sin querer, hasta que todo se convirtió en más un arte que un pasatiempo. “Investigando, fui dando con personas que más tarde se convirtieron en mis maestros, de distintas partes del mundo y fui perfeccionando mi técnica de prensado y composición”, relata Eugenia.

Con el tiempo, Eugenia fue conectándose y perfeccionando sus técnicas de prensado y composición.

“Siento que es un universo inmenso. Todavía hay un enorme camino por recorrer y seguir descubriendo cosas que la naturaleza me regala todos los días”, reflexiona la artista. Este amor por el paisaje natural la acompaña a cada paso, y en su ánimo explorador la invita a probar nuevas especies. “Cuando conozco una planta nueva, siempre pienso cómo quedaría en un cuadro”, confiesa. Cada árbol, cada hoja y cada pétalo exhiben su perfección y Eugenia usa su arte para eternizar esa belleza.

Contacto: IG samay_botanical_crafts Texto: Natalia Iscaro

VICTORIA MUNIAGURRIA

Victoria es oriunda de Goya, Corrientes, y gran parte de su inspiración viene de ese paisaje.

Victoria expresa su pasión por el diseño textil a través de su arte, que viene teñido de recuerdos y vivencias de su tierra natal en Goya, provincia de Corrientes. De chica se envolvía en telas para disfrazarse, y así aprendió a coser y fabricar su propia ropa. Muchos años más tarde, ya instalada en Buenos Aires, creó su marca Maqui Victoria y conquistó al público porteño. En 2012 decidió dedicarse al arte plástico y comenzó a desarrollar sus propios textiles con variadas aplicaciones, entre ellas, como vestidos de mini esculturas.

El arte biológico usa los biomateriales como canal de expresión. El resultado es sorprendente.

Hace tiempo que la artista trabaja con algodón orgánico del Chaco, en versión almidonada. Recientemente se introdujo en el arte biológico, a través de biomateriales, sumando la creación de bio-objetos llamativos, con diferentes formas y diversidades cromáticas, a los que ella denomina abalorios. Fue de casualidad, durante un curso, donde su profesora le sugirió la técnica. Luego de investigar su aplicación, la atrapó la idea de seguir creando sus propios materiales y, en este caso, mediante la reutilización de variados desechos orgánicos compostables.

A través de la investigación, Victoria comenzó a crear sus propios materiales reutilizando desechos orgánicos compostables.

El proceso comienza con la realización de una pasta base llamada biopolímero (gelatina, glicerina y conservantes), al que se le suman las cargas posibles, todas las que se puedan transformar bajo esa técnica: desde cáscaras de naranja, granos de café, hojas de camelia, hasta pasta de níspero, entre otros. Una vez cocinados, los traslada a moldes para su correspondiente secado, dando por resultado un “cuero”. En el proceso final, la artista arma las piezas en maniquíes, que toman forma con una paleta de tonos cítricos.

Contacto: IG victoriamuniagurria Texto: Flor Bibas

MICAELA SUIDE

Micaela Suide comenzó su carrera trabajando en marcas de indumentaria, pero lo que la fascina es el mundo textil.

Es diseñadora de indumentaria y sus prendas son lienzos donde estampas cobran vida en forma de pinceladas únicas. Su obra es pictórica, expresiva y elegante. La naturaleza encuentra su lenguaje en piezas urbanas de calidad. “Comencé mi carrera trabajando en marcas de indumentaria, pero descubrí que lo que realmente me fascinaba era el mundo textil. Poco a poco, fui enfocándome en el aspecto creativo, explorando cómo las estampas pueden transformar algo sencillo en algo único”, recuerda la artista.

Formas, estructuras y paletas de colores de la naturaleza conviven en prendas urbanas de diseño.

7 plantas patagónicas que se usan para obtener tintes naturales

El vínculo de su trabajo con la naturaleza lo abarca todo. La artista lo explica así: “Desde las morfologías, que me guían en las formas y estructuras, hasta las paletas de colores, que se convierten en la base de mi trabajo. La riqueza de texturas, tonos y combinaciones que se encuentran en lo natural siempre fueron mi principal motor creativo”.

Lino, terciopelo y seda son algunos de los materiales nobles que la diseñadora usa para sus prendas.

El inicio de su camino fueron almohadones que pintó para un local en Punta del Este. “Fue una experiencia que marcó un antes y un después, porque ahí entendí la conexión entre la naturaleza y lo textil. A partir de ese proyecto, nació mi marca, Agave”. Su identidad fue cobrando fuerza, en materiales como lino, terciopelo y seda. “Siempre elijo géneros nobles”, refuerza ella. Desde túnicas hasta bolsos y accesorios, vale la pena adentrarse en el paisaje de su obra de arte textil, tan noble como la Madre Tierra.

El paisaje y la inspiración de su obra son la madre tierra y su paisaje único.

Contacto: IG agave_ Texto: Natalia Iscaro