Carl Menger, economista austríaco nacido en 1840 y fallecido en 1921

El Gobierno de Javier Milei prioriza mantener bajo control la inflación en la antesala de las elecciones y sustenta su hoja de ruta sobre una política monetaria altamente restrictiva. Este enfoque representa una decisión atípica para un año electoral en la Argentina. En los últimos días, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Ministerio de Economía implementaron medidas acordes, orientadas a la absorción de pesos como respuesta a los retos fiscales y la volatilidad cambiaria.

La tesis principal que impulsa la gestión de Milei sostiene que, si la cantidad de pesos en la economía no varía, los precios no aumentan en términos de moneda local, incluso en contextos donde el dólar incrementa su valor. Este argumento tensiona la percepción habitual de los argentinos, que identifican una correlación inmediata entre la suba del tipo de cambio y el aumento del nivel general de precios, un fenómeno repetido durante décadas de crisis cambiarias y devaluaciones.

Durante una reciente emisión de streaming, Santiago Bausili, presidente del BCRA, sintetizó la lógica oficial: “Este esquema lo que busca es que no haya convalidación monetaria. ¿Qué quiere decir convalidación monetaria? Nosotros venimos de estar acostumbrados a inflación y a devaluación, a que cuando el tipo de cambio se mueve, se mueve siempre en una dirección. ¿Por qué pasa eso? Porque ante una incertidumbre vos decís: ‘Uy, no sé qué va a pasar acá, me dolarizo’. Comprás dólares, validás un precio más alto porque hay un exceso de demanda, el precio del dólar sube. Si después viene atrás el Banco Central y emite los pesos, lo que pasa es que esos pesos convalidan monetariamente ese aumento de tipo de cambio que vos empujaste.”

La tesis principal que impulsa la gestión de Milei sostiene que, si la cantidad de pesos en la economía no varía, los precios no aumentan en términos de moneda local, incluso en contextos donde el dólar incrementa su valor (Sebastian Alonso)

La visión que Milei adopta tiene como base la teoría subjetiva del valor elaborada por Carl Menger, economista austríaco y fundador de la escuela austríaca de economía. En su análisis, Menger sostuvo que los precios de los factores productivos, como el trabajo y los insumos, emergen de la valoración subjetiva que los consumidores otorgan a los bienes finales. Rechazó la idea de que los costos de producción determinen los precios, una noción defendida por autores como David Ricardo y Karl Marx. En cambio, Carl Menger argumentó que “son los precios los que determinan los costos”, vinculando el valor generado a las preferencias, la escasez, la localización y el momento histórico.

Carl Menger, nacido en el siglo XIX en Galicia, en el entonces Imperio Austríaco (hoy parte de Polonia), defendió que el valor de un bien refleja cómo los individuos priorizan sus diferentes usos. Por ejemplo, propuso que el agua y los diamantes ofrecen su utilidad marginal: el valor de los diamantes radica en su rareza y la importancia que el consumidor otorga en comparación con el agua, más abundante. Menger refutó la visión aristotélica del intercambio como transacción igualitaria, afirmando que ambos lados del intercambio se benefician porque entregan lo que menos valoran a cambio de lo que más valoran.

Esa lógica permeó la política monetaria del Gobierno. El BCRA decidió aumentar los encajes que los bancos deben mantener, limitando la cantidad de dinero disponible en el sistema. Esto ocurrió después de una licitación fallida en la que el Tesoro Nacional no pudo renovar casi 6 billones de pesos, generando un excedente de liquidez. La Secretaría de Finanzas llamó a una subasta especial para absorber una parte de esos fondos, reforzando la estrategia contractiva.

Santiago Bausili, presidente del BCRA (EFE)

En el documento “Aspectos esenciales del análisis monetario”, firmado por el presidente Javier Milei y publicado el fin de semana en la página oficial del Banco Central, se profundizó este razonamiento. “En primer lugar, hemos derivado la base de la demanda de dinero como una demanda derivada del mercado de bienes. En función de dicho resultado hemos demostrado la naturaleza monetaria de la inflación y asociado a dicho resultado hemos demostrado la invalidez teórica del passthrough (…) cuando anexamos en el análisis el efecto Hume-Cantillon.” El texto aclara que, frente a un aumento de la demanda de un bien “A” respecto de otro “B”, el precio relativo de “A” sube, mientras que el de “B” baja; la emisión de dinero recién introduce inflación si el Banco Central convalida la suba y evita la caída del precio del bien “B” mediante expansión monetaria.

El propio Milei vinculó la propuesta de Carl Menger con el contexto local. En el documento, argumentó: “Si no hay convalidación monetaria, el nivel de precios no cambiará y todo es una cuestión de precios relativos. (…) Ahora llame al bien A dólar y al bien B resto de los bienes. La historia se cuenta sola: ante cambios de precios relativos sin convalidación monetaria no se genera inflación”. El presidente señaló que la creencia persistente sobre la relación dólar-precios persiste porque, durante noventa años, ese vínculo existió en la experiencia argentina, salvo durante el régimen de la Ley de Convertibilidad, cuando el tipo de cambio se fijó y la inflación dejó de ser un problema.

La trayectoria académica de Carl Menger robusteció su influencia. Obtuvo su doctorado en la Universidad Jagellónica de Cracovia y ejerció como profesor de economía política en la Universidad de Viena hasta 1903. Analizó cómo el dinero, como bien transaccional, facilitó los intercambios modernos al eliminar las limitaciones del trueque y surgió de manera espontánea en la sociedad.