
El 9 de octubre pasado, Scott Bessent anunció que EEUU financiaría a la Argentina con un swap por USD 20.000 millones y puso cerca de USD 200 millones en el mercado oficial de cambios. Tras esa jugada, el riesgo país cayó a 902 puntos y el dólar a $1.350.
Desde entonces, se formalizó la firma de ese swap, el Tesoro de EEUU puso más de USD 2.000 millones en el mercado, Donald Trump recibió a Javier Milei en la Casa Blanca, el Gobierno habló de un plan de recompra de bonos en dólares y el propio Milei dijo que los USD 20.000 se usarán para pagarle a los bonistas si fuera necesario.
Pese a todo eso, el Gobierno llegó a las elecciones con un el riesgo país de 1.081 puntos y un dólar que trepó a $1.490, el techo de la banda.
¿El mercado exageró la habitual cobertura pre-electoral o, por el contrario, no confía en el futuro del plan si no se hacen correcciones? Por estrategia o por impulso, el Gobierno le subió el precio a una elección parlamentaria y la convirtió en un plebiscito.
De esa forma, en medio de la incertidumbre y la ausencia de encuestas certeras, el escenario financiero para “el día después” anticipa que un mal resultado para el oficialismo agravará la reacción de los mercados mientras que un triunfo de LLA impulsará el valor de los activos argentinos, a la vez que puede desarmar parte de la dolarización extrema de las últimas semanas.
El escenario base
Los analistas coinciden en un “escenario base” que sería el de menor impacto para el mercado: LLA sumando un tercio de los votos a nivel nacional. Un número entre el 30% y el 35%, el más esperado por el mercado, es el que determina la frontera. Por encima de esa franja, habrá festejos y suba en los precios de los activos y, tal vez, la venta de parte de los dólares comprados bajo presión. Por debajo del 30%, el mercado espera todo lo contrario: números en rojo y dólar más alto que puede hacer caer el esquema de las bandas cambiarias.
Otra forma de medir ese escenario base, más allá del porcentaje, es que Milei consiga suficientes “héroes” en el Congreso que lo ayuden a refrendar sus vetos, algo que no consiguió este año en leyes como el financiamiento universitario y la emergencia en discapacidad. “Lo mínimo que espera el mercado para considerar favorable el resultado es que el oficialismo logre conseguir los 86 diputados necesarios para alcanzar la capacidad de bloqueo y de esa forma defender los vetos presidenciales”, puntualizó un informe de Grupo IEB.

En este escenario intermedio, la consultora Outlier espera un Gobierno “sin demasiado margen para redefiniciones políticas y económicas. Aquí luce difícil que no haya redefinición del régimen cambiario y no solo del monetario”.
“Un resultado ajustado, con leve mejora del oficialismo, implicaría una recuperación moderada”, apuntó Mariano Ricciardi, de BDI, para quien un 35% habilita un “apoyo parcial” del Congreso para que Milei sostenga su plan económico, con bonos que podrían “subir levemente” y un dólar estable que no puede evitar que persista la “demanda de cobertura”.
Por debajo del 30% para LLA, claramente cambian las expectativas porque el Gobierno quedaría sin capacidad de veto y con riesgo de perder el respaldo externo, tal como Donald Trump lo hizo saber cara a cara con Milei en Washington días atrás.
En ese caso, el dólar podría dar otro salto. “El mercado anticiparía presión cambiaria, corrección de bonos y suba del riesgo país por encima de los 1.000 puntos, obligando al Banco Central a intervenir para contener la brecha”, señaló Ricciardi.
En lo que hace al precio de los activos, aún con una mala elección del Gobierno, no se espera una caída dramática ya que muchos precios ya incorporaron el mal desempeño de LLA tras el resultado bonaerense. Por ello, parte de esa derrota ya está en la cotización de algunas acciones y de los bonos soberanos desde el 7 de septiembre.
La sobredolarización
En las últimas semanas comenzó a consolidarse en el mercado la idea de que, más allá de las urnas, la demanda de dólares de las últimas semanas fue excesiva, si se consideran los respaldos que consiguió Milei. Enfrentarse en una corrida cambiaria contra el Tesoro de EEUU no suena lógico, sobre todo si la Argentina consigue dólares de su balanza comercial y comienza algún plan para acumular reservas después de las elecciones.
Allí surge la idea de que, al menos en el corto plazo, la sobredolarización empezaría a revertirse, al menos por aquellos que compraron solamente para “pasar las elecciones en dólares”. Esa reversión, por supuesto, tendrá menos posibilidades si el resultado para el oficialismo es magro.

A excepción de una derrota drástica, que hoy tiene baja probabilidad, no se ven chances de un cambio del dólar para los próximos días. En primer lugar, por la reiterada afirmación del ministro de Economía Luis Caputo de que las bandas cambiarias seguirán adelante; modificarlas en lo inmediato no sería una buena señal.
También hay un dato duro: una devaluación por encima de la banda cambiaria antes de que termine octubre implicaría un costo alto por la posición oficial en bonos ajustados por dólar y en el mercado de futuros.
“Ante la presión dolarizadora el Tesoro Nacional ofreció instrumentos dollar-linked como cobertura al tiempo que el BCRA intensificaba sus operaciones de venta de dólar futuro”, explicó el economista Ramiro Tosi, de Suramericana Visión. En ese sentido, destacó que hay USD 3.200 millones en la Letra que vence el 31 de octubre y una posición en ROFEX por USD 1.620 millones.
“Si se produjera un ajuste del tipo de cambio luego de las elecciones, habría un efecto directo sobre los cerca de USD 5.000 millones en ambas operatorias”, advirtió Tosi. Si hubiese un nuevo esquema cambiario, “simplemente moviendo la fecha de implementación al lunes 3 de noviembre se evitarían pérdidas tanto para el Tesoro como al BCRA”.

Un triunfo libertario claro, más cerca del 40%, podría acelerar una desdolarización, mantener al dólar más lejos del techo de la banda y sostener el esquema actual durante algún tiempo. Eso haría bajar al dólar en el corto plazo aunque con ciertos límites, por dos razones: la poca oferta agroexportadora restante hasta fin de año, que se aceleró por la baja de retenciones, y la necesidad del propio Gobierno de comprar dólares para empezar a acumular reservas.
Si el Gobierno llegara a ese apoyo electoral “se espera baja del dólar financiero hacia $1.300/1.350, rally en bonos y acciones —particularmente en el sector energético y bancario— y una reducción del riesgo país», anticipa Ricciardi, quien recuerda lo dicho días atrás por Ricardo Arriazu, uno de los economistas más escuchados por Milei: “Con ese piso y el apoyo de EEUU, la economía cambia de la noche a la mañana”.
Pero para que ese escenario positivo se transforme en una tendencia bullish para el mercado, no alcanza con los votos, a los que habrá que agregar algunas señales políticas que el mercado financiero espera con muchas expectativas, especialmente en lo que hace a la vocación de Milei a negociar con el PRO y con los gobernadores.
“Mientras más legisladores sume el oficialismo, más fácil le será sancionar las reformas estructurales“, destacó el informe de Grupo IEB. “Al igual que en el escenario base, la reacción del Presidente y su accionar político serán determinantes, siendo el diálogo y el fortalecimiento de alianzas lo que el mercado premiará”, agregó. Y dejó una advertencia: si un triunfo del Gobierno ”viene acompañado de un envalentonamiento del Gobierno en términos políticos, puede ser contraproducente”.