Miles de fieles se congregaron en la Basílica de San Pedro para presenciar un hecho sin precedentes: la canonización de Carlo Acutis, el primer santo millennial de la Iglesia Católica. La ceremonia, presidida por el Papa Leo XIV el 7 de septiembre de 2025, marcó un hito para la comunidad católica global y para la juventud creyente, al elevar a los altares a un joven británico-italiano fallecido en 2006.
Tras la proclamación, la figura de Acutis se convirtió en centro de devoción y debate, con su cuerpo expuesto en Asís y la distribución de reliquias que han despertado fervor y controversia.
La canonización de Acutis
El Papa Leo XIV, en su primera ceremonia de canonización, reconoció la santidad de un adolescente que falleció a los 15 años por leucemia y subrayó el impacto de su vida en la era digital. Asimismo, destacó la relevancia de Acutis para las nuevas generaciones. El evento atrajo a peregrinos de todo el mundo, quienes viajaron a Asís para venerar sus restos y participar en los actos litúrgicos organizados en su honor.
Carlo Acutis nació en Londres y, tras su muerte, el 10 de octubre de 2006, fue enterrado inicialmente en el cementerio de Ternengo, en la región italiana de Piamonte. En enero de 2007, sus restos fueron trasladados a Asís, donde doce años después se exhumaron y se depositaron en el Santuario de la Expoliación.
La Iglesia Católica reconoció dos milagros atribuidos a su intercesión, lo que permitió su canonización. Acutis se ganó el apodo de “el Influencer de Dios” por su habilidad para utilizar la tecnología en la difusión de la fe, especialmente a través de un sitio web sobre milagros eucarísticos disponible en casi 20 idiomas, que recopila 196 eventos considerados inexplicables por la Iglesia.
El impactante destino de su corazón
El cuerpo de Acutis se exhibe actualmente en una tumba de cristal en el Santuario de la Expoliación de Asís. Para preservar su imagen, se le colocó una máscara de silicona que cubre el rostro y una capa de cera sobre las manos, una práctica común en Europa, especialmente en Italia, para la exposición de santos.
Uno de los pasos más impactantes del proceso es que su corazón fue extraído y depositado en un relicario dorado en la cercana Catedral de San Rufino.
La decisión de extraer y preservar el corazón de Acutis responde a una antigua costumbre de la Iglesia Católica de custodiar, como reliquias, partes del cuerpo de los santos. En este caso, el corazón simboliza el centro espiritual y afectivo del joven, cuya vida estuvo marcada por la oración, la eucaristía y el deseo de servir a los demás.
La reliquia ha sido situada en un lugar destacado para facilitar la veneración pública. Allí, fieles y peregrinos pueden acercarse a orar y rendir homenaje al santo, un fenómeno que ha incrementado notablemente las visitas al templo desde la canonización.
Otros fragmentos, como mechones de cabello y partes de órganos, se han conservado como reliquias de primera clase, siguiendo la tradición católica.
La distribución de estas reliquias
Antes de la canonización, el fraile Johnpaul Cafiero, capellán de una escuela secundaria franciscana en Ohio, recibió cinco cabellos de Acutis tras un proceso de solicitud iniciado un año antes. Instituciones católicas de diversos países, como el Bishop Wilkinson Catholic Education Trust en el Reino Unido, el Columbia Newman Center en Estados Unidos y parroquias en Brasil, han recibido fragmentos del cuerpo, prendas y objetos personales del nuevo santo para su veneración.
Estas reliquias, clasificadas como de primera, segunda o tercera clase según la tradición (parte del cuerpo, objeto personal o elemento tocado por el santo, respectivamente), se destinan a iglesias, escuelas y santuarios, a menudo de forma temporal.
El fervor por las reliquias de Acutis ha trascendido los espacios religiosos y se ha trasladado a internet. Tras la canonización, plataformas como Etsy y HolyArt.com han registrado un aumento en la oferta y demanda de reliquias y objetos relacionados. Corriere Della Sera documentó anuncios de mechones de cabello, fragmentos de ropa y fotografías con supuestas reliquias, con precios que oscilan entre USD90 y casi USD2.000. Incluso estatuas de madera del santo han alcanzado valores de hasta USD 4.000, muy por encima de los precios previos a la canonización.
La preocupación de las autoridades
En redes sociales, algunos fieles buscan activamente poseedores de reliquias de primera clase para bendecir otros objetos, aunque muchos creyentes consideran pecado la compraventa de estos elementos.
La comercialización de reliquias generó la intervención de las autoridades italianas. A principios de 2025, fiscales en Italia abrieron una investigación sobre un presunto mercado ilegal de reliquias de Acutis, después de que un usuario anónimo adquiriera un mechón de cabello por hasta USD 2.000. El obispo Domenico Sorrentino, responsable de la denuncia formal, expresó sus dudas sobre la autenticidad de los objetos en circulación: “No sabemos si las reliquias son reales o falsas”, declaró. Sorrentino advirtió sobre el riesgo de fraude y el daño que supondría para la fe religiosa si se confirmara la falsificación de estos objetos sagrados.
El legado de Acutis
Su madre, Antonia Salzano, subrayó en diversas entrevistas el carácter cotidiano y la profunda fe de su hijo. “Carlo era un niño ordinario como los demás. Jugaba, tenía amigos y asistía a la escuela. Lo extraordinario fue que abrió su corazón a Jesús y lo puso en primer lugar en su vida”, afirmó Salzano en un documental citado por el Daily Mail. Carlo dedicaba horas diarias a la adoración eucarística y buscaba, a través de la tecnología, fortalecer la fe de otros jóvenes y transmitir la creencia en la vida después de la muerte.
La veneración de reliquias tiene una larga tradición en la Iglesia Católica como Thérèse de Lisieux y Luis Gonzaga, quienes también dejaron una huella profunda pese a su corta vida.
En este contexto, la autenticidad y el respeto por las reliquias de Acutis se han convertido en un tema central para la Iglesia y los fieles. Como advirtió el obispo Sorrentino, la manipulación o falsificación de estos objetos no solo constituiría un fraude, sino que atentaría contra la esencia misma de la fe religiosa.