La actividad económica lleva varios meses estancada y no hay señales de un repunte generalizado en el corto plazo, en medio de las presiones cambiarias y la incertidumbre electoral. Según los economistas, revertir el panorama recesivo requiere implementar una serie de políticas complejas y que no ofrecen resultados inmediatos.
En este marco, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó su proyección de crecimiento para la Argentina en su informe de Perspectivas de la Economía Mundial (World Economic Outlook): prevé que el PBI aumente 4,5% en 2025, lo que implica una reducción de un punto porcentual respecto de lo que esperaba en julio.
Factores de afuera y de adentro
El reporte explica que esta revisión responde a variables internas y externas. Por un lado, la desaceleración global y las condiciones financieras más restrictivas impactan en la región. Por otro, la política de consolidación fiscal y el menor impulso del consumo privado moderan la recuperación esperada para el país.
El último dato oficial del Indec arrojó en julio una caída de la actividad de 0,1% respecto a junio en la medición desestacionalizada. Se trató del tercer mes consecutivo a la baja.
Por su parte, la consultora Qualy, advirtió un panorama general heterogéneo en agosto y septiembre, con contracción en los segmentos dependientes del consumo masivo. “La producción ligada a la exportación y el petróleo brindaron un soporte clave”, precisa el informe.
Se advierte un panorama general heterogéneo en agosto y septiembre, con contracción en los segmentos dependientes del consumo masivo (Qualy)
Los principales indicadores sectoriales muestran un escenario de fuerte volatilidad, demanda interna débil y pérdida de competitividad internacional. En agosto, la producción de hierro registró un incremento mensual de 22,7%, mientras que la actividad industrial de pymes se contrajo 1,8% en términos desestacionalizados.
En septiembre, las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas evidenciaron una retracción del 2%, a la vez que la industria automotriz cerró el mes con un alza de 16,7 por ciento.
Qualy resaltó que el sector automotor reflejó una dinámica dual marcada por la dependencia de importaciones y la debilidad de las exportaciones.
A su vez, el Índice Líder de Analytica estimó que la actividad aumentó 0,1% en agosto, lo que confirma el estancamiento. De igual manera, la consultora observó un comportamiento heterogéneo entre sectores: metalúrgicos, automotriz y los vinculados al sector externo crecieron, pero otros rubros como la construcción, la industria cárnica y el consumo presentaron retrocesos.
Metalúrgicos, automotriz y los vinculados al sector externo crecieron, pero otros rubros como la construcción, la industria cárnica y el consumo presentaron retrocesos (Analytica)
“La actividad económica sigue sin mostrar signos de mejora, la variación positiva de agosto es muy leve y los efectos de la inestabilidad cambiaria posiblemente hayan impactado en septiembre. El escenario económico preelectoral no es favorable para el oficialismo que prioriza contener el mercado de cambios y la inflación a costo de una economía enfriada”, añadieron los expertos de Analytica.
La UIA calculó que en septiembre la industria cayó 3,5% interanual y 0,2% mensual. Respecto de agosto, los indicadores relacionados a la construcción y al sector automotriz mostraron subas, mientras que el consumo masivo y los insumos industriales tuvieron leves disminuciones. Comparado con igual mes de 2024, 15 de los 16 sectores relevados exhibieron descensos.
Cómo cambiar la dinámica
En cuanto a los factores que pueden cambiar la dinámica, Javier Okseniuk, director ejecutivo de la consultora LCG, dijo a Infobae: “Argentina no va a salir de su estancamiento secular hasta que la inversión y las exportaciones despeguen. Para ello, hace falta previsibilidad en la macroeconomía, y entender bien dónde están los cuellos de botella micro, ofreciendo una soluciones ‘caso a caso’ que también generen incentivos para la innovación en producción y comercialización”.
Okseniuk remarcó que esto no tiene por qué implicar un esfuerzo presupuestario, pero sí de acompañamiento. “Hay que lograr, de a poco, una épica inversora y exportadora. Para la previsibilidad macro, además de mantener el equilibrio fiscal, hay que apuntar a tener equilibrio externo, evitando aventuras cambiarias de corto alcance, y cambiar de estrategia política, apuntalando la gobernabilidad. Así bajarán las primas de riesgo y aumentará el financiamiento”, consideró.
Pablo Moldovan, economista de CP Consultora, sostuvo que el programa económico apuesta a un dinamismo de la inversión que no se está verificando y que por el sesgo sectorial de las actividades priorizadas tiene baja potencia para impulsar a la economía en su conjunto.
El programa económico apuesta a un dinamismo de la inversión que no se está verificando y que por el sesgo sectorial de las actividades priorizadas tiene baja potencia para impulsar a la economía (Moldovan)
Asimismo, subrayó: “El crédito, que venía aportando al crecimiento de la demanda, llegó a un punto de saturación por la política monetaria y la caída de los ingresos reales”.
Moldován planteó: “En este contexto, se requiere cambiar el enfoque de la política económica, fundamentalmente a partir de un abandono de la estrategia de represión salarial y de ingresos por el techo a las paritarias o un mayor estímulo fiscal vía inversión pública”.
Desde otra perspectiva, Guido Zack, director del área de economía de Fundar, cree que en el corto plazo no hay nada que pueda reactivar la actividad “porque faltan dólares para crecer y el crecimiento consume dólares, no los genera”.
En el mediano plazo, “permitir que el tipo de cambio se ajuste al nivel de productividad de la economía podría modificar los incentivos a apropiarse de cada dólar que ingresa al Banco Central y, tras algunos meses de relativa estabilidad, posibilitar un crecimiento moderado”, mencionó Zack.
Además, Zack consideró: “No veo espacio para una política fiscal expansiva que genere crecimiento y no más tensión cambiaria y volatilidad, como una baja de tasas de interés”.
Aldo Abram, director ejecutivo de fundación Libertad y Progreso, sostuvo que lo determinante para la evolución de la actividad será lo que suceda el 26 de octubre: “Si en las elecciones aquellos partidos que avalan el cambio de rumbo ganan poder dentro del Congreso, muy probablemente volvamos a consumir e invertir”.
Si en las elecciones aquellos partidos que avalan el cambio de rumbo ganan poder dentro del Congreso, muy probablemente volvamos a consumir e invertir (Abram)
El economista agregó: “En la medida que se vayan verificando avances en las reformas estructurales, la economía se va a ir recuperando. De lo contrario, si la mayoría parlamentaria es para quienes buscan volver al pasado, la recesión que estamos viendo no se va a revertir, ya que la incertidumbre va a seguir teniendo un papel predominante”.
El empresariado, reunido en el Coloquio de IDEA, manifestó preocupación por la desaceleración de la actividad, en un contexto donde el consumo permanece frágil, las tasas de interés son altas y la volatilidad cambiaria es persistente. Pese a la prudencia, varios ejecutivos expresaron que la economía podría mejorar en 2026, siempre y cuando se materialicen las prometidas reformas fiscales, laborales y previsionales.
En el corto plazo, prevalece la cautela, a la vez que hacia delante el optimismo es moderado.