El pingüino de ojos amarillos se redefine como tres subespecies genéticamente diferenciadas, según un estudio de la University of Otago - (AP)

El pingüino de ojos amarillos, conocido localmente como hoiho, dejó de ser considerado una sola especie para convertirse en un caso emblemático de diversidad genética y urgencia conservacionista. Investigadores de la University of Otago, en colaboración con el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda y la iwi Ngāi Tahu, identificaron que esta ave, una de las más raras del mundo, está compuesta en realidad por tres subespecies genéticamente diferenciadas.

Este hallazgo, publicado en un preprint en bioRxiv en octubre de 2025, redefine la historia evolutiva del hoiho y plantea desafíos inmediatos para su protección, especialmente ante la amenaza de extinción que pesa sobre la población continental.

El estudio, basado en el análisis genómico de 249 ejemplares procedentes de la Isla Sur y Stewart (Nueva Zelanda continental), así como de las islas subantárticas Enderby (Auckland Islands) y Campbell, reveló divisiones genéticas profundas entre las poblaciones.

Según la University of Otago, estas diferencias son tan marcadas que justifican el reconocimiento de tres subespecies: Megadyptes antipodes murihiku (población continental), M. a. motu maha (Enderby Island) y M. a. motu ihupuku (Campbell Island).

La diversidad genética del hoiho obliga a replantear las estrategias de conservación y protección en Nueva Zelanda - (AP)

La divergencia entre estos linajes se remonta a entre 5.000 y 16.000 años, mucho antes de la llegada humana a Nueva Zelanda, lo que contradice hipótesis previas que sugerían una colonización reciente del continente. La profesora Jemma Geoghegan, autora principal del estudio, subrayó la trascendencia de este descubrimiento.

“Cada grupo tiene un legado evolutivo único, adaptado a su entorno, y sin una acción rápida y específica podríamos perder uno para siempre”, declaró en la nota de prensa de la University of Otago. El análisis genómico no solo permitió reconstruir la historia evolutiva del hoiho, sino también identificar adaptaciones locales y la ausencia de flujo genético entre las subespecies, lo que refuerza la necesidad de estrategias de conservación diferenciadas.

El impacto de este hallazgo trasciende la taxonomía. Hasta ahora, la gestión y conservación del hoiho se había abordado de manera unificada, pero la evidencia genética obliga a replantear las políticas.

La Dra. Mel Young, del Departamento de Conservación, destacó que “reconocer tres subespecies reconoce la diversidad cultural y biológica dentro del hoiho y garantiza esfuerzos de conservación adaptados a cada población”.

La población continental del pingüino de ojos amarillos enfrenta una amenaza inminente de extinción por el síndrome de dificultad respiratoria - (AP)

En este sentido, la colaboración con la iwi Ngāi Tahu, guardianes indígenas de la especie, resulta fundamental para diseñar acciones que respeten tanto la diversidad biológica como el valor cultural del hoiho.

La urgencia de estas medidas se hace patente ante la crisis sanitaria que afecta a la subespecie continental. Desde 2019, los polluelos de la Isla Sur y Stewart sufieron una alta mortalidad por el síndrome de dificultad respiratoria (RDS, por sus siglas en inglés), una enfermedad letal vinculada a un gyrovirus identificado por el equipo de Geoghegan en 2023.

Según el preprint en bioRxiv, la población continental ha caído a menos de 150 parejas reproductoras, con una tasa de supervivencia de polluelos inferior al 20%. La veterinaria Lisa Argilla, del Dunedin Wildlife Hospital, advirtió que “para la población del norte, la extinción no es una posibilidad lejana, es una amenaza inminente”.

El estudio genómico permitió avanzar en la comprensión de esta enfermedad. Mediante análisis de asociación a nivel genómico, los investigadores identificaron genes candidatos relacionados con la función inmune y respiratoria que podrían explicar la mayor susceptibilidad de la subespecie continental al RDS.

El estudio se basó en el análisis genómico de 249 ejemplares procedentes de la Isla Sur y Stewart, en Nueva Zelanda continental. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Entre los genes destacados figuran Pericentrin, implicado en la organización del citoesqueleto y potencialmente en la entrada y replicación viral, y Anoctamin-6, vinculado a la dinámica de membranas celulares y procesos de infección viral.

Además, se detectó una asociación entre la presencia del gyrovirus y el gen HMGB1, que regula la respuesta inflamatoria durante infecciones virales. Estos hallazgos sugieren que la vulnerabilidad al RDS en la población continental tiene una base genética compleja, en la que intervienen tanto la respuesta inmune como mecanismos celulares de defensa.

La Dra. Janelle Wierenga, responsable de fauna silvestre en la Otago Peninsula Eco Restoration Alliance, señaló que “entender estas diferencias es esencial para detener el declive”. El preprint en bioRxiv detalla que, aunque el gyrovirus está presente en todas las subespecies, solo los polluelos continentales desarrollan la enfermedad, lo que refuerza la hipótesis de una susceptibilidad genética específica.

El estudio también documentó mayores niveles de endogamia y menor diversidad genética en la subespecie continental, factores que agravan su situación y limitan las opciones de rescate genético desde otras poblaciones, debido al riesgo de depresión por cruzamiento entre linajes tan divergentes.

El análisis genómico revela adaptaciones locales y ausencia de flujo genético entre las subespecies del hoiho - (AP)

El contexto histórico y cultural añade otra dimensión a la problemática. El hoiho es considerado taonga (tesoro) por el pueblo maorí y constituye un símbolo de la biodiversidad y la salud de los ecosistemas costeros de Nueva Zelanda.

Su presencia es también un motor económico para el turismo regional. La pérdida de cualquiera de las subespecies supondría no solo un golpe a la biodiversidad, sino también una merma cultural y económica. El Dr. Joseph Guhlin, autor principal del preprint, enfatizó que “hemos construido herramientas y conocimiento compartidos que nos ayudan a entender de dónde vienen estas especies y cómo protegerlas mejor”.

La redefinición del hoiho como un complejo de tres subespecies exige una respuesta inmediata y coordinada. La supervivencia de la población continental depende de acciones urgentes y específicas, mientras que las subespecies de las islas subantárticas requieren monitoreo y evaluación constante para anticipar posibles amenazas.

La historia evolutiva y la diversidad genética del pingüino de ojos amarillos, ahora reveladas, marcan el camino para una conservación más precisa y respetuosa de su legado. La amenaza de extinción para la población continental del hoiho no es una posibilidad remota, sino una realidad que demanda decisiones audaces y colaborativas para evitar la desaparición de estas aves únicas.