Córdoba. La decisión del Gobierno de intervenir en el mercado cambiario para frenar el alza del dólar se coló en las conversaciones empresarias durante el festejo por el Día de la Industria que se está desarrollando en esta ciudad en el Centro de Convenciones, en coincidencia con el 17° Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (UIC).
La noticia, dada a conocer por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, vía la red social X, no sorprendió a los industriales. La tensión cambiaria, en un contexto de tasas altas, que en las últimas semanas se agudizó producto de la crisis política que está afrontando el Gobierno, venía siendo observada por los hombres de negocios como una señal de creciente inestabilidad y debilidad del plan económico, especialmente de cara al escenario electoral.
La anunciada intervención, con dólares del Tesoro y, según fuentes del Gobierno, con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue considerada por algunos dirigentes como un hecho de pragmatismo por parte del equipo económico y se mostraron confiados en que puedan controlarlo durante los próximos dos meses, antes de los comicios.
“Demuestra que el período electoral impactó fuertemente en el mercado. Y que el Gobierno esté interviniendo para que no se transforme en una turbulencia financiera demuestra que son pragmáticos”, dijo a Infobae una alta fuente industrial.
Algunos empresarios creen que las altas tasas de interés son circunstanciales, como pregonan en el Gobierno, aunque también reconocen que comenzaron ya hace tiempo y las condiciones, en lugar de mejorar, se agravaron políticamente, lo que no ayudó a que se tranquilice el mercado. Y las tasas siguen elevadas. “Luego de las elecciones, el equipo económico van a tener que re-equilibrar las variables”, dijo otro industrial.
“¿Se sostiene este esquema de tasas altas y dólar alto?“, se preguntaba este lunes en la cena organizada por el coloquio otro empresario, al dudar sobre la marcha del plan económico en el actual contexto de turbulencia. ”Esto explota. Termina con una devaluación», se animaba a arriesgar otro industrial, aunque con la esperanza de que éso no suceda por las consecuencias más negativas sobre la inflación y la actividad que ese desenlace podría tener.
Por su parte, otro dirigente advirtió que la política económica muestra volatilidad y que la intervención cambiaria aporta calma en el corto plazo, pero genera riesgos futuros por la escasez de reservas. Señaló que el Gobierno optó por gastar divisas para contener el dólar en lugar de acumularlas, y que esa decisión deja menos recursos para enfrentar los compromisos de deuda a comienzos del próximo año. A su juicio, hubiese sido preferible tolerar mayor inflación y ruido cambiario a cambio de fortalecer las arcas del Banco Central.
También planteó que el programa económico necesita una recalibración porque “no tiene dólares” y subrayó la necesidad de recuperar pragmatismo en la conducción monetaria. Explicó que será inevitable avanzar hacia un tipo de cambio más alto, encarecer importaciones y turismo, y recomponer reservas genuinamente, aun cuando ello implique tensiones en la actividad. Según sostuvo, este proceso solo será sostenible con acuerdos políticos que respalden los meses de ajuste que se avecinan.
La hora de las reformas
La agenda del 17° Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (UIC) está atravesada por la problemática que están sufriendo lo industriales y que tiene que ver con la baja actividad, el alto costo para financiarse y el alto costo argentino, que hace que en el actual modelo económico las empresas tengan grandes problemas para competir.
Luis Macario, presidente de la UIC, abrió el evento, pasado el mediodía, y ante unas 900 personas que participan del coloquio, sostuvo que el país logró en el último año y medio avances significativos en materia económica, pero que aún resta un largo camino por recorrer.
Destacó la reducción de la inflación, el equilibrio fiscal, el superávit comercial y una baja en el riesgo país. Señaló además la normalización parcial del mercado cambiario, mejoras en la legislación laboral y simplificación de trámites burocráticos, lo que, según dijo, “muestra que la macro entró en una instancia de racionalidad”. Sin embargo, advirtió que aún resta un largo camino y que sostener el equilibrio fiscal por un tiempo prolongado exigirá altas dosis de sacrificio.
Subrayó la necesidad de encarar de inmediato una reforma tributaria que alivie a quienes producen, ya que la actual estructura castiga a los generadores de empleo y desalienta la formalidad. También reclamó adaptar la ley laboral a los nuevos tiempos y facilitar el acceso al crédito productivo con tasas de interés razonables en un contexto de inflación más baja. “Cada peso invertido en la industria se multiplica en empleo, innovación y desarrollo”, afirmó, y advirtió que ninguna reforma será viable si no cuenta con un amplio consenso social, político y productivo.
A su turno, Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), se refirió por su parte a la necesidad de mejorar la competitividad del sector fabril. Señaló que la industria argentina es un sector transable que compite en el mundo, y que las distorsiones locales se trasladan a los precios, deteriorando la capacidad de competir en igualdad de condiciones. Explicó que hoy la sociedad exige que los productos nacionales tengan la calidad y los precios de los internacionales, lo que obliga a las empresas a elevar sus estándares puertas adentro. Sin embargo, advirtió que este esfuerzo debe complementarse con políticas productivas del Estado que reduzcan el llamado “costo argentino”.
Rappallini reconoció que el país atraviesa un proceso de reordenamiento macroeconómico, aunque aún persisten fuertes distorsiones, niveles de tasas de interés que desalientan la inversión y una velocidad de apertura que no resolvió antes los problemas estructurales. Planteó la necesidad de discutir en serio qué significa tener una política industrial y reclamó un sistema impositivo que premie a quienes invierten, generan empleo y exportan. En ese marco, presentó un “nuevo contrato productivo” como hoja de ruta del sector.
Del Gobierno, asistió al evento el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, jefe de Gabinete, quien remarcó que la Argentina atraviesa un “momento bisagra” en el que se contraponen modelos: uno que llevó al país a la decadencia y otro que, aseguró, abre un nuevo horizonte. Sostuvo que en menos de dos años el Gobierno logró estabilizar la macroeconomía y que si bien persisten inestabilidades en el sector financiero, la capacidad instalada creció del 54% al 58% y distintos sectores ya están invirtiendo en el país.
También admitió que no se pudo avanzar con la eliminación de muchos impuestos, pero remarcó que los que se redujeron no afectaron los recursos de las provincias. “El Gobierno tiene perfectamente presente y ha escuchado los mensajes que transmiten los industriales”, dijo, y anticipó que habrá una segunda etapa de reformas una vez que se produzcan cambios en el Congreso. Al cierre, recibió de manos de Rappallini el nuevo decálogo productivo elaborado por la UIA, anticipado por Infobae esta mañana.