Desde diciembre de 2023 la inflación acumuló 305%, mientras que la cotización del dólar aumentó 218 por ciento (Foto: Bloomberg)

En 2025 la economía argentina está cara en dólares, una realidad que no escapa a ningún consumidor, aunque queda abierta la discusión respecto de los factores que hacen posible el fenómeno. Sin control de cambios, el dólar se estabilizó en torno de $1.200, dentro de la banda de libre flotación establecida por el Gobierno, lo que ratifica la postura oficial de que existe un precio de equilibrio para la divisa por las propias fuerzas de la oferta y la demanda privadas.

Si el dólar mantiene un alza por debajo del nivel de la inflación, se podría argumentar que no hay necesariamente un atraso cambiario, sino precios internos que se dispararon por encima de la referencia cambiaria.

Más allá de esta línea, también están los analistas que consideran que la elevada carga tributaria distorsiona los precios internos y diluye la capacidad de compra del billete norteamericano.

En todo caso, el predominio del “súper peso” puede extenderse en el tiempo incluso con un dólar liberado, como ya ocurrió con la Convertibilidad -particularmente durante la segunda presidencia de Carlos Menem y los dos años de gobierno de Fernando De la Rúa– y también en varios meses del mandato de Mauricio Macri previos a mayo de 2018.

En los próximos meses persisten las condiciones que pueden mantener estable el nivel presente, entre las más relevantes:

1) Superávit fiscal. El equilibrio de las cuentas públicas es parte de la política del gobierno de Javier Milei y es un objetivo defendido con convicción desde el Palacio de Hacienda y el Banco Central. La “no emisión” de pesos para financiar al Tesor es indispensable para que la moneda doméstica no pierda valor frente al billete norteamericano.

2) Ingreso de divisas por deuda. La novedad del nuevo Bonte 2030, que en los hechos significó el retorno del Gobierno al mercado internacional por primera vez en siete años, ilustra la posibilidad de reforzar reservas por la cuenta financiera, para compensar el déficit de la cuenta corriente -de bienes y servicios-. En el mismo sentido contribuyen los dólares del FMI y organismos de crédito para fortalecer el balance del BCRA a partir de abril.

3) Dólares del sector privado. El plan oficial para la libre circulación de dólares del “colchón” y la temporada alta de liquidación de exportaciones del agro favorecen el mantenimiento de una oferta activa de dólares en el corto plazo y dar fundamento a la cotización de la divisa.

Promedio histórico

Un dólar estable en el centro de la banda no resuelve el debate de por qué Argentina es tan cara dólares y por qué la divisa se mantiene a un precio que está por debajo del nivel histórico de equilibrio teórico.

El Gobierno apunta a impulsar el consumo vía utilización de los dólares bajo el colchón (Morales)

“El tipo de cambio real multilateral (TCRM) de Argentina a mayo de 2025 está 30% por debajo del promedio de los últimos 25 años -se ubica en $1.636 a valores de hoy- y prácticamente al mismo nivel de noviembre de 2023. No obstante, el TCRM aún resulta 25% mayor al de octubre de 2001, y 10% superior al de noviembre de 2015”, según cálculos del Ieral de Fundación Mediterránea.

El informe estableció que $1.146 del tipo de cambio oficial en mayo de 2025 se corresponde con un dólar mayorista en $1.040 de diciembre de 2015, el piso del ITCR desde la Convertibilidad. Por lo tanto, el dólar unificado del presente está apenas 10,2% por encima del tipo de cambio más bajo que legó la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner -con un duro “cepo”- entre fines de 2011 hasta el fin del mandato.

El análisis de Ieral estableció que $1.146 del tipo de cambio oficial en mayo de 2025 se corresponde con un dólar mayorista en $1.040 de diciembre de 2015, el piso del ITCR desde la Convertibilidad

“En la actualidad, Argentina exhibe una paridad cambiaria relativamente baja, aún tras una flexibilización del cepo cambiario, tratándose de una situación que muy probablemente continúe a largo plazo, dada la trayectoria reciente y esperada a futuro en las exportaciones de energía y minería. Esta creciente oferta de dólares por ventas externas, junto a una también probable situación de equilibrio fiscal, tenderán a mantener una moneda local apreciada a futuro”, evaluó el estudio del Ieral, elaborado por Marcelo Capello y Nicolás Cámpoli.

Asimismo, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral que mide el Banco Central, alcanza 83 puntos, sobre una base de equilibrio teórico de 100 puntos, que habla de una apreciación del peso de unos 17 puntos porcentuales.

“Una moneda apreciada tiende a generar elevados costos locales en dólares, especialmente en los bienes que no entran en el comercio exterior -no transables-, así como los altos tributos al comercio exterior que existen en Argentina y otros impuestos internos y restricciones cuantitativas, también contribuyen a elevados precios locales para algunos bienes transables”, agregó la institución perteneciente a la Fundación Mediterránea.

Martín Rapetti, director ejecutivo del centro de análisis económico Equilibra, destacó que “nadie tiene la bola de cristal. Sobre el futuro sólo podemos conjeturar. Sería necio negar la posibilidad de que se abra un escenario de financiamiento externo tan favorable como el que implícitamente asume el Gobierno. Sin embargo, pensamos que es poco probable. Más aún, vemos muy riesgosa la trayectoria que presupone el escenario del Gobierno. El depender tan marcadamente del financiamiento externo para sostener una necesidad de dólares tan abultada puede fácilmente derivar en un ajuste muy traumático, si ese financiamiento se interrumpe. Las crisis cambiarias pueden ocurrir aún con superávit fiscal. Un ejemplo elocuente es la crisis chilena de principios de los años ochenta”.

El tipo de cambio real multilateral de 2025 se halla un 30% por debajo del promedio de los últimos 25 años

“Por eso, creemos que para reducir las necesidades de financiamiento externo, en vez de déficit, la economía va a necesitar superávit de cuenta corriente. No se puede manejar la trayectoria del tipo de cambio real con un joystick. Hay variables reales de la economía -como la productividad sistémica- que la determinan. Un Gobierno puede moderarlas o dilatar su influencia transitoriamente, pero éstas finalmente se imponen. No es bueno que sea el mercado quien gatille la corrección porque comúnmente sobrereacciona y genera un gran costo social», advirtió Rapetti.

Reservas del BCRA

“Si el BCRA no compra divisas en el mercado, no emite para pagar intereses de pasivos remunerados y no asiste al Tesoro, quedan muy pocos factores de emisión primaria de dinero y todo se acota a lo que pueda surgir vía creación secundaria de dinero”, resaltó un reporte de MegaQM.

En los últimos días se destacó la novedad del regreso de Argentina al mercado internacional de deuda después de más de siete años a través de la emisión del Bonte 2030, un título soberano en pesos que se adquirió en dólares. La emisión por el equivalente a USD 1.000 millones es pagadera en pesos, con una tasa nominal de 29,5% anual en moneda local, enfocada a inversores no residentes: cuenta con un “put” o seguro por el cual los inversores pueden vender sus posición en cualquier momento y acceder al mercado de cambios para recuperar las divisas.

“El nuevo bono en pesos ofrecido a inversores internacionales representa una forma del Gobierno de comprar dólares mediante una intervención sin esterilizar luego los pesos. Además del bono 2030 destinado a inversores del exterior, se ofrecerán Letras y bonos a tasa de interés fija, así como bonos CER, a inversores locales, con el compromiso del Gobierno de limitar el rollover total al 100% entre todos los instrumentos. Como resultado, la expansión en pesos implícita para los inversores locales será compensada con los dólares captados de los inversores extranjeros, convirtiendo la operación, en términos implícitos, en una compra de dólares sin esterilizar”, explicó Alejo Costa, Head of Economics Research & Strategy de Max Capital.

Depender del financiamiento externo para sostener una necesidad de dólares abultada puede derivar en un ajuste muy traumático (Rapetti)

Para el economista Gustavo Ber el análisis “no descarta un renovado gradual descenso del dólar en el actual contexto económico-financiero. A dicha dinámica no sólo contribuye la favorable estacionalidad desde las exportaciones, sino también el sostenido apetito por colocaciones en pesos -dentro de un clima de tranquilidad en el dólar y con señales positivas en la desinflación-, aumento en las inversiones privadas y posiblemente una creciente remonetización de la economía a partir de ahorros en dólares”.

“Desde el Gobierno, se estima que podrían salir del colchón unos USD 16.000 millones. Con esta estrategia reciente plasmada en el ‘Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos’ se apunta a fomentar el consumo vía utilización de los dólares bajo el colchón, canalizándolos al sistema formal. Esto representaría un incremento en las reservas brutas -e indirectamente las netas-, lo que ayuda a fortalecer el poder de fuego del Central. Otro efecto posible es la capacidad de potenciar el crédito y canalizar recursos a sectores claves. En el mercado de capitales, también se espera que ingresen parte de esos fondos, contribuyendo a sostener el repunte observado”, aportó Ignacio Morales, Chief Investments Officer de Wise Capital.

El “trade” electoral

Aunque se trate de elecciones legislativas, los comicios nacionales de octubre serán el barómetro político que valuará el apoyo ciudadano a las políticas de Milei y si medirá sus aspiraciones para un segundo mandato en 2027. Los meses previos y posteriores a una elección generalmente traen consigo presiones alcistas para la demanda y el precio del dólar ¿Será 2025 una excepción?

Un informe del equipo de Research de Balanz Capital enfatizó que “el tipo de cambio ha tendido a depreciarse 7 puntos porcentuales en promedio en la previa a la elección y cerca de 6% en los 90 días posteriores a ésta. Sin embargo, cuando había compresión del riesgo país post elecciones, la depreciación del tipo de cambio fue más acotada y de 2,7% en promedio. De las variables analizadas para este período, la que ha mostrado una consistencia mayor a lo largo de los años ha sido el tipo de cambio -hacia la depreciación-“.

“No obstante, hubo gran diferencia en la dinámica del tipo de cambio post elecciones en los eventos donde el riesgo país aumentó, particularmente afectado por la dinámica de 2001-2002. La tendencia en el período considerado es positiva, con mayor depreciación en años donde el índice de riesgo país aumentó que en años donde disminuyó. Un aspecto relevante para recordar de las dinámicas pasadas del tipo de cambio es que usualmente los gobiernos posponían las depreciaciones del peso para después de las elecciones, algo que no sería aplicable en el régimen actual de flotación cambiaria entre bandas”, explicó Balanz.