El partido que protagonizó la política boliviana en los últimos 20 años y que gobernó con mayorías legislativas puede perder presencia en el Senado y quedar relegado en la Cámara de Diputados con un solo representante, según el escenario que se deduce de los datos del Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre).
La histórica votación del domingo puso a dos candidatos de oposición ante un inédito balotaje presidencial previsto para el 19 de octubre, lo que marca el fin de la hegemonía del Movimiento Al Socialismo (MAS). El senador Rodrigo Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) ganó la contienda con el 32,1% de los votos, seguido del ex presidente Jorge Tuto Quiroga, de Libre, que alcanzó el 26,8%. En tanto, el candidato del MAS, Eduardo del Castillo tiene 3,1% y salvó con décimas la vigencia del partido en su peor desempeño electoral.
Según proyecciones del método D’Hondnt de asignación de escaños, en base a los datos del Sirepre, la distribución de escaños sería de 15 senadores para el PDC; mientras que la alianza Libre alcanzará 12 senadores. La alianza Unidad, del candidato Samuel Doria Medina tendría 8 y Súmate, de Manfred Reyes Villa, tendría un senador. En esta cámara no habría presencia del MAS y tampoco de Alianza Popular, el frente con el que un antiguo pupilo del ex presidente Evo Morales disputó la Presidencia.
En la Cámara de Diputados, el MAS apenas conseguiría un solo legislador, según los datos preliminares, un resultado que representa una derrota significativa para el partido que gobernó con holgura en los últimos años. Esta proyección deberá ser confirmada cuando se concluya el cómputo oficial en un plazo máximo de siete días posterior a la votación.
El 2009, cuando el MAS alcanzó su votación más alta en una elección presidencial con el 64,2% de votos, obtuvo 26 de 36 senadores y 88 de 130 diputados. En la última gestión, en la que Luis Arce ganó la Presidencia con 55%, los números bajaron pero siguió siendo la bancada dominante con 96 representantes en senadores y diputados.
El escenario para el próximo quinquenio marcará un cambio en la forma de hacer política y el retorno a la época de los pactos porque no se perfilan mayorías parlamentarias. “Es el fin de la hegemonía y la bienvenida a la fragmentación”, señala el analista Carlos Saavedra. “Después de 20 años vamos a tener un escenario político de fragmentación, que tiene otras características a veces saludables como la construcción de consensos y el reconocimiento de la pluralidad”, apunta.
Las elecciones del domingo estuvieron marcadas por la división de la izquierda, que desde 2005 se había presentado a través de un solo frente y había ganado todas las elecciones con resultados históricos. La reciente disputa entre los liderazgos de Arce y Morales por el control del partido y el rumbo del Gobierno, sumada a la profunda crisis económica que atraviesa el país derivaron en la implosión de la izquierda y su derrota en las urnas.
La analista política Ana Velasco observa que hay un “agotamiento” después de 20 años casi ininterrumpidos de gestión y apunta que una gestión tan larga eventualmente genera descontentos. “Eso es definitivamente lo que ha pasado y la gota que rebalsó el vaso ha sido la crisis económica”, explicó en diálogo con Infobae en relación a la caída de la renta petrolera y el agotamiento de las reservas internacionales, que han provocado escasez de dólares, encarecimiento del costo de vida y periodos de escasez de combustible. “Nos toca re aprender a hacer la política de los acuerdos, independiente de la fragmentación de la Asamblea Legislativa Plurinacional, dependerá de la voluntad política”, apuntó.