Tras una tregua que duró menos de 24 horas, seis diputados aliados a Facundo Manes definieron que abandonarán el bloque UCR para armar un espacio propio. Si bien no se formalizó la ruptura, especulan cuándo y cómo pegar el portazo: buscan sumar adeptos y encontrar el momento justo para despegar la decisión de las últimas peleas.

Esta definición se materializó tras la difusión de una nueva foto de seis radicales en la Casa Rosada junto a figuras del oficialismo, como el asesor presidencial, Santiago Caputo. Para aquellos que se exhiben como férreos opositores al Gobierno, esta imagen representa un símbolo de guerra dado que lo que desencadenó la fractura en primera instancia fue la reunión, inmortalizada en un retrato, entre el Presidente y cinco diputados de la UCR que terminaron apoyando los vetos que impuso Javier Milei a las leyes de jubilaciones y de presupuesto universitario.

La ofensiva final de Milei contra la prensa

“Fue una invitación institucional y enviamos una delegación”, justificaron en el sector que se rehúsa a expulsar integrantes del bloque y ve con buenos ojos un acercamiento a los libertarios. Asistieron a la Casa Rosada el jefe de la bancada, Rodrigo de Loredo (Córdoba), Lisandro Nieri (Mendoza), Roxana Reyes (Santa Cruz), Soledad Carrizo (Córdoba), Roberto Sánchez (Tucumán) y Luis Picat (Córdoba). Este último fue parte del puñado que se fotografió con el Presidente.

“Creemos que la política es diálogo, encontrar acuerdos, marcar las diferencias, pero fundamentalmente darle una respuesta a los argentinos hartos de las continuas grietas y peleas”, concluyó Reyes en el tuit a través del que explicó los detalles del encuentro y aprovechó para transmitir un metamensaje a sus colegas de bloque.

Reunión entre referentes de la Casa Rosada con diputados de LLA, Pro y la UCR por el proyecto de Presupuesto 2025

“Irnos del bloque es una decisión tomada”, dictaminó el diputado Fernando Carbajal en diálogo con LA NACION. “Todos con la peluca puesta. Sobreactuando oficialismo”, sumó en X sobre la imagen que protagonizaron sus colegas de bloque con referentes de Pro, La Libertad Avanza y funcionarios del gabinete de Milei, como Caputo, Lisandro Catalán –secretario de Interior– y Federico Sturzenegger –ministro de Desregulación y Transformación del Estado–.

La visita a Balcarce 50 también fue objetada por el ala mediadora dentro del bloque, encarnada en Julio Cobos (Mendoza) y Mario Barletta (Santa Fe). Según trascendió, Cobos advirtió que ir a la reunión con el oficialismo en este marco era “tensar hasta romper”. “No es un encuentro solo con la UCR por presupuesto. Nadie es inocente y el Gobierno juega su juego”, sintetizaron cerca del mendocino.

Quienes pegarán el inminente portazo son, además de Manes y Carbajal, Pablo Juliano (Buenos Aires), Marcela Coli (La Pampa), Jorge Rizzotti (Jujuy) y Manuel Aguirre (Corrientes). Si bien se especuló con que se sumaran a la escisión los diputados de Evolución –la rama radical ligada a Lousteau y su socio político, Emiliano Yacobitti–, esto no es seguro.

Los roces entre estos bandos superaron a los entendimientos. La puja por la virtual presidencia del bloque que compartirían erosionó el incipiente vínculo, que germinó por la oposición que ambos manifestaron a los libertarios. Por eso, las porteñas Carla Carrizo y Mariela Coletta, así como Danya Tavela (Buenos Aires) y Marcela Antola (Entre Ríos) prevalecerán, por ahora, en la bancada conducida por el De Loredo, que verá reducida su una tropa a 27 diputados.

La cumbre que obturó la paz

El primer indicio de que las diferencias dentro de la UCR habían llegado a un punto de no retorno fue el fracaso, esta mañana, de la mesa de diálogo, pensada para bajar la tensión entre los distintos sectores que convergen en la bancada.

Los roces comenzaron incluso antes de que se concrete la cumbre: no hubo acuerdo ni siquiera para elegir el lugar de encuentro. Mientras un sector propuso que fuese en el despacho del presidente del bloque, otros se negaron por considerarlo un territorio carente de neutralidad.

Se definió que fuera a las 11, en el quinto piso del Anexo de Diputados, y no contó con la presencia de De Loredo.

Según pudo saber LA NACION, la reunión fue breve. El diálogo se obturó inmediatamente después de que Pamela Verasay (Mendoza) y Karina Banfi (Buenos Aires) transmitieran a sus colegas que no estaba en discusión la asistencia de una porción del bloque a la reunión en la Casa Rosada. Tras ello, solo se escucharon gritos y pases de factura.

Si bien el sector cercano a Manes aseguró que no se llegó a tocar la posibilidad de reorganizar el bloque, los diputados en la vereda opuesta señalan que el grupo que amaga con irse exigió lugares en las comisiones así como la secretaría parlamentaria de la bancada –cargo que actualmente detenta Soledad Carrizo– como condición para no irse. Esta solicitud fue ignorada.

En minoría, el grupo referenciado al neurocientífico no puede imponer su voluntad y no le queda más remedio que irse o someterse a la decisión del resto. Será una definición que tomarán en los próximos días, aunque Carbajal, el más intransigente de este sector, ya avisó que el quiebre será pronto y que no hay vuelta atrás.